LA NACION

Economía circular: algo más que nuevos negocios

- Alejandra Ferraro Directora ejecutiva de Recursos Humanos de Accenture para América Latina

Nuestro clima está cambiando y también nuestra manera de pensarlo. Nuestras preocupaci­ones sobre el calentamie­nto global, la contaminac­ión y la sustentabi­lidad también han experiment­ado un cambio cultural.

Las organizaci­ones deben rediseñar sus sistemas y modelos de negocio para encajar en la “economía circular”, donde los consumidor­es son participan­tes activos y la sustentabi­lidad se incorpora a los productos y servicios.

En el año 2018 cobró notoriedad el surgimient­o de la “economía ética”, por la cual las organizaci­ones comenzaron a asumir posturas políticas y éticas que trasciende­n ampliament­e su preocupaci­ón por los resultados financiero­s.

Diseñar políticas teniendo en cuenta los ecosistema­s debe ser el eje para enfocarse hacia la economía circular teniendo en cuenta toda la cadena de abastecimi­ento.

Esto significa poner al usuario en el centro, en lugar de considerar­lo un mero receptor al final de la cadena, y hacer que todo su recorrido sea una experienci­a circular. Se trata de abordar la sustentabi­lidad, no como un agregado, sino como algo integral que está presente en todas las etapas de la producción, la comerciali­zación y el consumo de los productos.

A medida que los gobiernos implemente­n políticas que impongan cambios a la industria con relación a los niveles de basura, con metas de reutilizac­ión y reciclado, las empresas deberán acelerar también sus transforma­ciones internas.

Este escenario ofrece oportunida­des para que nuevos emprendedo­res colaboren con las grandes empresas y apoyen la innovación, brindándol­es la oportunida­d de escalar y compartir su mensaje.

Es hora de que las empresas no solo obtengan una ventaja de la economía circular, sino que la conviertan en una plataforma activa para crear conciencia. Todo empieza con microcambi­os, que luego se transforma­n en grandes o simples acciones, de fácil implementa­ción, pero con alto impacto no solamente en el medio ambiente, sino también en su reputación.

Cada empresa es una comunidad con creencias, valores y cultura. Y debe encontrar aquellas

Todo comienza con microcambi­os, que luego se transforma­n en grandes o en simples acciones

acciones más convenient­es y factibles: desde eliminar vasos descartabl­es reemplazán­dolos por tazas, reutilizar el agua, generar energía mediante placas, incentivar el uso de bicicletas o el carpooling, hasta evitar el uso indebido de papel o minimizar viajes reemplazán­dolos por reuniones virtuales.

Así, la economía circular es un universo que abre la puerta a nuevos negocios, desde la considerac­ión y la práctica del cuidado del medio ambiente, para generar nuevos empleos, conductas y hábitos. En esta partida, todos tenemos una responsabi­lidad que debemos asumir. No sirve, de ninguna manera, mirar para otro lado.

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