Por el camino de la disidencia
Esta biografía política de Elisa Carrió pretende abordar las distintas aristas que ofrece este personaje de la escena nacional. ¿Quién es, en verdad, Elisa “Lilita” Carrió? ¿Es una rupturista serial, volcánica e impredecible en sus actos, o una fina estratega que juega sus piezas con un objetivo preciso?
Para encontrar la respuesta –o un atisbo de ella–, hay que remontarse a 1994, cuando Carrió irrumpió en la escena nacional como convencional constituyente por el Chaco, y recorrer la seguidilla de alianzas y rupturas que protagonizaría. En 25 años, Carrió rompió con su partido de origen, el radicalismo; luego fundó un partido -el ARI– de corte progresista de izquierda; después giró hacia el centro cuando conformó la Coalición Cívica e integró a Alfonso Prat-gay y Patricia Bullrich a sus filas; más tarde regresó al progresismo de izquierda, con Fernando “Pino” Solanas para, finalmente, dar un volantazo hacia la centroderecha de la mano de Mauricio Macri y Cambiemos.
El desafío de este libro es descubrir, a partir de un repaso histórico, el hilo que enlace estos mojones electorales que protagonizó Carrió. El lector podría pensar que ella es una oportunista de la política. Que se mueve según corre el viento y que, en definitiva, no tiene ideología. En esto último tendría razón: Carrió detesta las ataduras ideológicas. Es más, ella se define como una dirigente “preideológica”; el contrato moral, sostiene, debe ser previo a cualquier rumbo ideológico que adopte una sociedad. Su norte es la República. Esta ha sido la obsesión que la llevó a armar y desarmar coaliciones electorales.
No hay político hoy en el país que se le compare a Carrió: despierta amores y odios, pero nunca indiferencia. No emergió de la militancia partidaria; su irrupción en la escena nacional se produjo gracias a una disidencia (su oposición al Pacto de Olivos) y será ese camino de la disidencia, de acuerdo a sus propios principios, el que definirá su trayectoria.