A otra final, con lo justo
Boca definirá la Copa de la Superliga ante el sorprendente Tigre, pero todavía su propuesta no convence
Boca no convence ni convierte muchos goles, pero consigue buenos resultados y ya está en otra final. Tras vencer ayer 1-0 a Argentinos en la Bombonera, con un gol de Lisandro López (foto), el próximo domingo definirá la Copa de la Superliga ante el sorprendente Tigre, que se empeña en desmentir su descenso. Sin grandes méritos, más allá del sostén defensivo, el equipo de Alfaro buscará otro título después de obtener la Supercopa que alzó hace 24 días.
Un mes después de haber ganado la Supercopa Argentina, Boca va a jugar el próximo domingo otra final, la de esta Copa de la Superliga que vino a rellenar un hueco en los desquiciados calendarios del fútbol argentino. A Boca lo espera en Córdoba un Tigre empeñado en desmentir su descenso con un fútbol tan atractivo como ambicioso. Este Boca no tiene tantas luces, saca mejores resultados que calificaciones.
En los 26 partidos oficiales de 2019 solo sufrió dos derrotas (ante Atlético Tucumán y Paranaense). Gustavo Alfaro dice que la seguidilla de resultados positivos es necesaria para robustecer la confianza y, a partir de ahí, crecer en el juego, materia que el equipo sigue adeudando. No se engaña el técnico: “Felicité al plantel porque llegó a otra final no por sus bondades futbolísticas, sino por lo que es como grupo”. Lisandro López, figura y autor del gol de la victoria ante Argentinos, fue explícito apenas terminó el partido: “Tenemos que jugar mejor, hay futbolistas de calidad. Destaco el esfuerzo y los huevos del grupo”.
Hay soluciones que no se vislumbran y que de repente surgen en un minuto como caídas del cielo. Boca era superado por Argentinos y le daba amplia razón a las palabras dichas en la semana por Tevez, que reconoció que el equipo se debía una mejoría futbolística que frente a Argentinos tampoco se producía. Pero llegaron los dos minutos mágicos para el conjunto de Alfaro. El volante Romero, que tenía una producción interesante, le fue fuerte abajo a Mas estando amonestado por haber agarrado a Nandez en el primer tiempo. La imprudencia le costó la segunda tarjeta amarilla y la expulsión.
Dabove intentó rearmar inmediatamente la zona media con el ingreso del volante Montero por el delantero Spinelli. No le dio tiempo a acomodarse a Argentinos. Boca armó una de las pocas jugadas con varios pases seguidos por el frente de ataque, hasta que el enganche y centro de Zárate dio con el cabezazo al gol de Lisandro López, que le ganó en el salto a Elías Gómez. Boca volvía a hacer un gol por la Copa de la Superliga después de más de tres partidos y medio.
El aliento que bajaba de las tribunas a cada rato se interrumpía por el fastidio de un mal pase, el lamento de una ocasión desperdiciada o la inquietud porque Argentinos se animaba y ponía en apuros a la defensa. El primer tiempo de Boca fue una moneda al aire, el de un equipo inconexo, desparejo, con escaso control del juego y expuesto a los imponderables.
Argentinos no se intimidó. Entre los 5 y 15 minutos ejerció un dominio acentuado, se hizo dueño del medio campo, adelantó las líneas y llegó con centros cruzados. Había mucho trabajo para los zagueros López e Izquierdoz, y Andrada veía invadido su espacio aéreo.
Boca no jugaba con la tensión y compenetración del que está a un pasodeunafinal.demasiadasimprecisiones, futbolistas que se miraban y hablaban sin entenderse, obligados a correr hacia atrás porque Argentinos escalaba y ganaba metros, con Alexis Macallister en la conducción, el apoyo criterioso de Romero y un acompañamiento colectivo más sincronizado que el del rival. A Argentinos le faltaba un punto de inventiva y profundidad en el área local.
De tan adelantado, el Bicho puso a su última línea central de la línea central. Una actitud arriesgada que exige minimizar los errores para no sufrir. Esta parte del plan no la tuvo tan ajustada, porque algunas pérdidas le dieron a Boca la posibilidad de la nada. Pavón adelantó la pelota cuando estaba para definir ante Chaves y Benedetto, tras un balón que le quedó por un choque entre Torren y Quintana, siguió enemistado con el gol con un remate desviado en lo que fue la ocasión más clara de gol en la primera etapa.