LA NACION

España. En una triple elección, Sánchez logró ratificar su liderazgo

Los socialista­s triunfaron en los comicios europeos, pero sufrieron a manos del PP una importante derrota simbólica en Madrid

- Silvia Pisani

MADRID.– El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) fue el gran triunfador del superdomin­go de elecciones europeas, municipale­s y autonómica­s, pero sufrió dos golpes de alto simbolismo con el triunfo de la derecha en el gobierno tanto de la ciudad como de la comunidad de Madrid.

En ambos casos, el conservado­r Partido Popular (PP) acaricia el poder mediante un acuerdo con otras fuerzas de derecha: los liberales de Ciudadanos y los radicales de Vox.

De ese modo, se perfilaba un gobierno de alianza de derecha tanto en la capital del país como en el gobierno regional madrileño. Algo similar a lo que ya ocurre en el gobierno autonómico de Andalucía.

Un golpazo para el socialismo, que no esperaba ese retorno ni que la derecha radical se convirtier­a en hacedora de reyes.

“Un pacto con la ultraderec­ha sería un retroceso y no sería comprendid­o en Europa”, dijo el presidente Pedro Sánchez pasada la medianoche, al dar su lectura de los resultados que, sin embargo, tiñeron de rojo socialista el mapa del país. Con semblante serio y una expresión de amargura, destacó que el socialismo que él resucitó “se convirtió en la primera fuerza sin duda” del país y la que impondrá “un modelo de progreso tanto en España como en Europa”.

Sin embargo, no parecía de fiesta. Los resultados de la ciudad y de la comunidad de Madrid le dejaron al socialista un sabor agridulce que no pudo disimular.

Eso, pese a que el socialismo aumentó su caudal de votos y consolidó su liderazgo fuera del mapa de la poderosa región de Madrid.

El lastre para Sánchez fue el desgaste de Podemos, su socio de izquierda radical, que experiment­ó un fuerte retroceso y le restó posibilida­des a la hora de sumar.

Los socialista­s obtuvieron 20 escaños en el Parlamento Europeo, el Partido Popular 12, Ciudadanos siete y el partido de extrema derecha Vox tres, en este caso, la mitad de lo que pretendían.

En las elecciones municipale­s, los socialista­s de Sánchez obtuvieron el 32,3% de los votos –más de lo que cosechó en abril pasado–, mientras que el PP ocupó el segundo lugar con el 21,9% y su líder, Pablo Casado, salvó los papeles y se consolidó como líder de oposición ante los liberales de Ciudadanos.

Uno de los rostros de la derrota fue el de Manuela Carmena, la saliente alcaldesa de Madrid. “La ciudad seguirá siendo grande y bella. Yo me voy”, dijo la mujer que llegó al sillón madrileño hace cuatro años, de la mano del ahora castigado Podemos y que produjo un cambio impresiona­nte en la ciudad.

Fue una noche de sorpresas. En Barcelona, la alcaldesa separatist­a Ada Colau fue superada por el independen­tista moderado Joseph Maragall. El resultado hizo de la capital catalana un bloque de contención al independen­tismo más radical.

En la puja interna del independen­tismo catalán, el partido del expresiden­te regional Carles Puigdemont se impuso al de su exnúmero dos Oriol Junqueras.

Ambos –uno, fugado y el otro, preso– lograron su banca en el Parlamento Europeo, con la salvedad de que Junqueras también es diputado nacional. Cataluña fue la región con mayor nivel de participac­ión en España.

Los gestos de la noche hablaron por sí solos. Pese al triunfo socialista, la fiesta fue para el PP, en cuya sede se bailaba pasada la medianoche. Posiblemen­te, porque pocos esperaban que se alzara con la ciudad de Madrid y que retuviera la comunidad, escenario de buena parte de sus casos más sonados de corrupción.

La catástrofe que se esperaba sobre el partido del joven Pablo Casado y de los expresiden­tes José María Aznar y Mariano Rajoy no ha sido tal.

La noche no fue buena para los liberales de Ciudadanos que no lograron el objetivo de superarlos ni para la derecha radical de Vox, que tuvo un desempeño menor al de abril.

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