LA NACION

Schwartzma­n y Mayer, amigos y rivales en Roland Garros

Dos escuelas diferentes se enfrentará­n pasado mañana para asegurar un argentino en la tercera rueda; comparten giras, Copa Davis y entrenamie­ntos; solo una vez se cruzaron y ganó el ‘Yacaré’

- José Luis Domínguez

Paris.–diegoschwa­rtzmanyleo­nardo Mayer tienen una excelente relación. Han compartido giras, torneos, equipos de Copa Davis. Por esas cosas que tienen los sorteos, en Roland Garros podían llegar a enfrentars­e si ambos ganaban sus respectivo­s encuentros de la primera rueda. Y eso fue exactament­e lo que sucedió, a tal punto que por poco no llegaron a ganar ambos al mismo tiempo. En un certamen con siete argentinos en acción, dos se enfrentará­n en la segunda etapa, pasado mañana, lo que asegura a la vez un representa­nte en la tercera rueda. Será, por caracterís­ticas de juego, un interesant­e choque de estilos.

A Schwartzma­n le tocó uno de esos estrenos poco deseados. Más allá de ser un especialis­ta en este terreno, y de jugar cómodo en el abierto francés, el ‘Peque’ tenía que medirse con el húngaro Marton Fucsovics, que ocupa el puesto

38° del mundo y por poco no llegó a estar dentro de los preclasifi­cados. En la cancha 14, una de las pistas que sufrió cambios en este remodelado Roland Garros, Schwartzma­n tuvo que batallar durante 3 horas y 41 minutos para imponerse por

6-3, 3-6, 7-6 (9-7), 2-6 y 6-2, resultado que desnudó todos los cambios y altibajos que tuvo el encuentro.

“Mucho no me convenció cuando lo vi en el cuadro, pero tampoco me puedo quejar porque el año pasado me tocó un buen cuadro. Fucsovics es un jugador que está siempre ahí, en el último año y medio había estado como preclasifi­cado en varios Grand Slams, se ve que esta vez quedó afuera por un par de escalones, y es lo que tocó. Creo que lo que me hizo ganar fue concientiz­arme durante un par de días que me iba a tocar un partido muy duro. Igual terminé muy bien físicament­e, uno siempre el primer partido lo termina agotado por los nervios, y yo me siento bien. Aparte, juego recién el miércoles; si había un momento para jugar cinco sets era ahora”, contó Schwartzma­n, con la certeza a pleno de lo que iba a enfrentar: un duelo ante un rival muy agresivo, plantado dentro de la cancha, que tiró todo el tiempo. Fucsovics complicó cuando tomó confianza y empezó a acertar a los flejes; subió cuantas veces pudo y ganó bastante en la red, a pesar de que una de las especialid­ades del ‘Peque’ es el passing. Claramente no era un duelo de sacadores: entre los dos acumularon 40 break-points y se quebraron diez veces por lado. En ese juego, el cansancio lo fue empujando hacia la salida al húngaro, que después de llevarse el cuarto set comenzó a fallar más de lo aconsejabl­e en el quinto. Terminó con 74 errores no forzados, 27 más que el ‘Peque’.

En todo caso, la primera mirada es positiva: había que pasar como fuera el primer obstáculo, y se consiguió, aun a costa de sumar cierto desgaste que puede llegar a pesar a mediano plazo. Pero todavía falta bastante para mirar a una hipotética segunda semana, y para Schwartzma­n la realidad indica que toca jugar el miércoles contra Mayer. “Es una pena jugar contra otro argentino, más allá de lo bueno que es tener uno seguro en tercera rueda. Jugué una sola vez contra él, en Hamburgo, el año pasado [el ‘Yacaré’ se impuso en tres sets], que es un torneo en el que él se siente como en su casa, ja. Espero un partido difícil, porque Leo suele decidir todo lo que pasa en el partido por su manera de jugar tan agresiva, es el que domina las acciones. Hay que estar consciente de que él va a dominar muchos puntos, pero también contra rivales así hay que esperar que se cansen, y pierdan precisión. En cinco sets va a pasar de todo. Por más que es mi amigo, que nos llevamos muy bien, espero que el miércoles tenga un mal día, ja”, soltó el ‘Peque’, que defiende 360 puntos por haber llegado el año pasado a los cuartos de final.

Al ratito llegó Mayer, después de una sesión de fisioterap­ia, acompañado por Milagros, su mujer, y Valentino, su pequeño hijo de dos años. EL correntino trajinó mucho menos para pasar el debut: 7-6 (73), 6-3 y 6-0 en 2h9m sobre el checo Jiri Vesely. Cerrar con solvencia el primer set fue decisivo para tomar confianza y minar la del rival, por eso no extrañó que el ‘Yacaré’ terminara el día con 43 winners, muy por encima de los 18 del zurdo checo. Claramente, el correntino tiene otra escuela respecto de Schwartzma­n: busca y arriesga mucho más y todo el tiempo, mientras que el ‘Peque’ arroja despliegue, intensidad y demanda que el esfuerzo del otro esté a la par suya. “Nos conocemos, nos entrenamos juntos muchas veces. Yo voy a hacer mi juego, a tratar de estar concentrad­o. A Diego le gustan los puntos largos, ahí se pone muy sólido. Yo tengo mis armas también y lo tengo que llevar a mi ritmo. Va a estar bueno el partido”, le dijo Mayer a la nacion. Las posturas están definidas, pero sólo uno seguirá en carrera.

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Afp schwartzma­n debió batallar 3h41 minutos para superar la primera rueda; Mayer solo necesitó 2h9minutos

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