Hamilton se llevó el GP de Mónaco y arrasa en la temporada, pero todos los homenajes fueron para la leyenda austríaca
Reparó el error de Mercedes en la elección de los neumáticos y dedicó la victoria en el GP de Mónaco a la memoria del austríaco
La mejor escudería, la que marca el pulso en la Fórmula 1, tiene, además, al mejor piloto. Mercedes falló en la elección de los compuestos de los neumáticos, pero Lewis Hamilton corrigió el error, no sin sufrimiento, para ganar el Gran Premio de Mónaco, la sexta cita del calendario. El manejo del británico bajo presión resultó el homenaje más brillante en la pista que pudiera ofrecerle el quíntuple campeón del mundo a Niki Lauda, el hombre que activó las negociaciones para que Hamilton ocupara una butaca en la estructura de Brackley y uno de los pocos asistentes del paddockdel que escuchaba consejos. Hamilton exhibió en la victoria en el intrincado circuito callejero el cerebro y la fiereza que demostraba el extricampeón y presidente no ejecutivo de Mercedes AMG, que murió el lunes pasado en una clínica austríaca.
“Esto fue para ti, Niki. Tu espíritu de lucha estaba aquí, conmigo, en cada paso de la carrera. Sé que nos estás mirando y me quito el sombrero. Fuiste una persona influyente en nuestro equipo, nos ayudaste a llegar a donde estamos. Te echo de menos, realmenteteextrañamosyesperoque te hayas sentido orgulloso, Leyenda”, dijo Hamilton al canal de la F.1.
El cuarto éxito en la temporada, el segundo consecutivo y el Nº 77 de su trayectoria, tuvo a Sebastian Vettel (Ferrari) y a su compañero de techo Valtteri Bottas como complementos del podio, aunque la batalla para celebrar la victoria la desarrolló con Max Verstappen (Red Bull). El triunfo le posibilitó a Hamilton tomar una distancia de 17 puntos sobre Bottas en el Campeonato Mundial de Pilotos. La penalización de cinco segundos que le aplicaron a Verstappen, después que su equipo le permitiera reincorporarse a la pista de manera irresponsable, en una acción en la que golpeó a Bottas, inclinó el resultado final.
El desesperado avance que intentó Charles Leclerc (Ferrari), después del fallo de la Scuderia en la prueba de clasificación, terminó como era de prever en un circuito como el de Mónaco: después de dos adelantamientos ajustados, la escalda finalizó en el giro 16 con un golpe en La Rascasse. Mercedes llamó a los pits a Hamilton y le calzó los compuestos C4, medianos, mientras que los rivales ajustaron con gomas duras. Las quejas no demoraron en aparecer por el desacierto: “No sé en qué estaban pensando cuando eligieron ponerme estos neumáticos”, atacó, nervioso, por la radio. James Allison, el director de estrategia de Mercedes, tragó saliva y lo animó a seguir con una frase: “Si hay alguien que puede lograrlo eres tú”. La respuesta descubría el error.
Verstappen aceleraba porque para sellar una victoria no solo debía llegar primero, tenía que hacerlo por una diferencia mayor de cinco segundos para neutralizar la penalización. El holandés ensayó una maniobra con su particular sello, al límite, en la variante a la salida del túnel. El intento de sobrepaso, a tres giros de la bandera a cuadros, estuvo a punto de convertirse en carambola: los autos se rozaron, un susto que quedará en anécdota. “No tenía cómo, su alerón delantero estaba junto a mi rueda trasera”, señaló Hamilton sobre la acción que ralentizó los corazones.
Una segunda detención en los pits fue descartada. Una estrategia de esa clase lo dejó sin victoria a Hamilton en 2015 ante su compañero Nico Rosberg. “Nunca iba a entrar. Hace unos años marchaba primero y lo hice: perdí la carrera; aprendí de la manera más difícil. Me iba a estrellar o terminar, pero no entrar”, relató quien celebró su tercer triunfo en Mónaco arrojándose con el buzo a una piscina. Una manera de refrescarse, después de sudar en la pista.