la fuerza Del gol una inesperada CARTA ofensiva: lisandro lópez De eso se trata
Hay veces en las que hay que arriesgar para poder destrabar un partido. Eso mismo entendió Lisandro López a la hora de iniciar el ataque desde su propio campo y terminarlo en el área contraria con un cabezazo impecable: le ganó en la altura a Elías Gómez y definió cruzado tras el centro de Mauro Zárate. Un defensor, el que trajo Gustavo Alfaro y que más le rinde, acabó con la sequía de 324 minutos sin que Boca gritara un gol.
El xeneize jugaba con un hombre más por la expulsión de Matías Romero. Aquella acción beneficiosa para el local fue a los siete minutos del segundo tiempo. Entonces, Licha comprendió lo que el equipo debía hacer: su equipo debía dejar de ser tan amárrate para, entonces, intentar arrinconar a un Argentinos más debilitado que complicó en varios tramos del encuentro. Fue por la heroica. Y lo logró.
Alfaro, no bien asumió, no dudó en traer desde Benfica a quien fuera parte importante del Arsenal, de Sarandí, tan exitoso que supo liderar hace unos años. ¿Por qué? Está a la vista: liderazgo, seguridad, solidez defensiva y un considerable juego aéreo en las dos áreas. Todo eso es lo que le brinda al conjunto azul y oro.
Su entrega en cada partido también es un elemento que el hincha tiene en cuenta sobre el
Nº 20: explota ante cada cruce o cobertura. Esteban Andrada, sin dudas, está por encima de cualquiera en cuanto a la confianza y seguridad que transmite, pero López también tiene sus créditos bien ganados: anoche fue la figura, no solo por el cabezazo, sino también por su buena labor en la última líneas.
El hincha ya está acostumbrado a recibir de su parte destacadas actuaciones. Porque disputó 20 de los 26 encuentros oficiales del ciclo (en todos participó en los 90 minutos), de los cuales el equipo logró mantener el arco en cero en 13 ocasiones. Y el de ayer fue su cuarto festejo con la camiseta de Boca: le había convertido a Belgrano (1-1) y San Martín, de Tucumán (4-1), por la Superliga, y a Athlético Paranaense (2-1), por la Copa Libertadores. Aunque el de anoche, el que hizo estallar la Bombonera, vaya si fue fundamental: lo recordará por haber sido el que firmó el pase del club a una nueva final nacional, esta vez la de la Copa de la Superliga.
Si Gustavo Alfaro está plasmando su estilo poco a poco, está claro que hay una cabeza por sobre otras que se encarga de llevar la bandera: es la de Lisandro López, que trae consigo el método del entrenador que lo llevó a conseguir mucha gloria. Algo así como un hilo conductor entre DT y futbolista.