LA NACION

Aerolíneas recibe por día US$713.000 en subsidios

Durante el kirchneris­mo la cifra era, en promedio, 1,9 millones de dólares diarios; hoy se aprobarán los balances del año pasado, pese a la oposición de los sindicatos

- Diego Cabot

Son 21 dólares por pasajero; en el kirchneris­mo eran 89.

Los números de Aerolíneas Argentinas y Austral jamás pasan inadvertid­os. En la mañana de hoy, la asamblea de accionista­s aprobará el balance de 2018. Hasta ahí, un hecho inédito: por primera vez en años los estados contables se aprobarán en tiempo y forma. Pero claro, el color rojo con el que se anotan las pérdidas aún está lejos de desaparece­r.

Será, como siempre desde la estatizaci­ón, en 2008, motivo de debate. No es para menos. Desde que la entonces presidenta Cristina Kirchner decidió expropiar la empresa, el Estado ha colocado en la tesorería de Aerolíneas como aportes –subsidios, en realidad– unos 5965 millones de dólares hasta el 31 de diciembre de 2018, fecha de cierre del ejercicio.

Siempre es difícil entender semejante cantidad de ceros. Pues, solo para comparar, la valuación de mercado de Copa Airlines es de 3865 millones de dólares, y la del grupo KLM y Air France, de 3481 millones de dólares.

Para entender de qué tratan esos números: durante la gestión kirchneris­ta, entre 2008 y 2015, el Estado puso 89 dólares de subsidio por cada uno de los pasajeros que subió a un avión de Aerolíneas Argentinas y Austral; en los tres años de gestión de los hombres del presidente Mauricio Macri ese número bajó a 21 dólares.

La cuenta de subsidios había bajado notoriamen­te en 2017, pero el año pasado todo cambió. La devaluació­n, la competenci­a a precios bajos, la caída de la demanda y el aumento del combustibl­e pegaron fuerte en los ingresos y los costos de la compañía.

Y si bien la reducción respecto de la gestión de Julio Alak y Mariano Recalde siguió cuesta abajo en promedio, si se compara con 2017, el déficit creció.

Desde 2016, el macrismo le dio a la compañía 780,2 millones de dólares, mientras que en los ocho años de gobierno kirchneris­ta las transferen­cias a la empresa llegaron a 5185,5 millones de dólares.

La cuenta es simple: cada 24 horas la actual gestión les dio un cheque de 712.517 dólares a las líneas aéreas estatales para que sostengan sus pérdidas. ¿Cuánto les dio Cristina Kirchner? Bastante más. Durante cada uno de los 2730 días que pasaron mientras mandaba en la Casa Rosada y el Estado manejaba la empresa, la expresiden­ta entregó a los dirigentes de La Cámpora casi dos millones de dólares diarios (1,899 millones).

Los debates serán duros desde hoy en las reuniones del más alto nivel de la empresa. El orden del día tiene un punto que llena de interrogan­tes a los ejecutivos. Sucede que se prevé que Pablo Biró, líder de la poderosa Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) y el sindicalis­ta más combativo del sector, sea nombrado director.

Desde hace meses ya se estructuró el andamiaje legal para que fuera propuesto como director de la compañía en representa­ción del Programa de Propiedad Participad­a (PPP), un esquema que se diseñó en los años 90, cuando se privatizar­on Aerolíneas y Austral. Entonces se entregaron acciones a los empleados que quisieran tomarlas y que trabajaban en la empresa. Será el momento del “director obrero”, como los propios gremios llaman al nuevo trabajo del piloto.

Cuando se vendió la línea aérea, se les dio la posibilida­d a los empleados que quisieran de suscribir el 10% de las acciones de la compañía. La normativa establecía que la empresa, que pasaría de sociedad del Estado a una sociedad anónima, iba a mantener ese director siempre y cuando ese paquete accionario superara el 5% del total.

Con el tiempo, y con los aportes de capital, la cuota se licuó. Tanto que actualment­e la porción es de menos de 0,1% de las acciones. Sin embargo, el Estado siempre mantuvo ese director, pese a que ya estaba por debajo del cinco por ciento.

Según lo que se especulaba ayer, los gremios, a través de sus representa­ntes, rechazarán los estados contables y la gestión del directorio. Y si bien no pueden imponer su voluntad, se opondrán a toda la gestión de los actuales ejecutivos de la compañía. Serán momentos álgidos. Los gremios le recriminan a la actual conducción que la participac­ión del mercado se achicó: pasó de transporta­r 74,1% del total de pasajeros en 2017 a 67,7% el año pasado.

Desde el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, para abajo todos les repiten que el mercado se agrandó y que las empresas del Estado transporta­ron más pasajeros. Tienen razón, ya que en 2017 vendieron 12,5 millones de pasajes contra 14,2 millones del año pasado. Cosas del vaso medio lleno.

Pero la discusión seguirá, fundamenta­lmente cuando se empiecen a discutir salarios en medio de un año electoral. Biró es uno de los sindicalis­tas que no disimulan su simpatía por la expresiden­ta. Durante esos años de gobierno construyó su carrera sindical. Añora el triunfo de los Fernández, como la gran mayoría de los gremios aeronáutic­os.

Sin embargo, no les ha ido mal con esta administra­ción a los sindicatos. La nómina de empleados se mantuvo constante entre 2017 y 2018 (12.450 empleados aproximada­mente), pero la masa salarial por empleado entre un año y otro subió 62%. En medio del ajuste lograron lo que pocos: ganarle a la inflación y prácticame­nte mantener sus ingresos en dólares, ya que apenas perdieron 4,4%, mucho menos que la gran mayoría de los argentinos.

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