LA NACION

Podemos, de la esperanza de cambio a un rápido naufragio

La triple elección de anteayer dejó al partido de Pablo Iglesias como el gran derrotado

- Silvia Pisani CORRESPONS­AL EN ESPAñA

MADRID.– Es muy raro que Pablo Iglesias, el afilado líder de la izquierda antisistem­a, se quede callado. Hasta que el naufragio de su partido en la triple cita electoral española lo dejó mudo. Fue el único de los líderes partidario­s que necesitó todo un día para recomponer­se y dar la cara.

“Su atípico silencio es la mejor prueba de lo grave que ha sido el golpe”, coincidier­on analistas. Podemos, su partido, el que nació hace cinco años como una esperanza y como un fenómeno de la nueva política, se hunde y no sabe qué hacer.

Perdió más de dos millones de votos en cuatro semanas. En las generales de abril retrocedió de tercera a cuarta fuerza política y se le fueron 29 diputados. De 71 se quedó con 42. La cita del domingo remató la sangría: un millón de electores le dieron la espalda y perdió la mayoría de sus “ayuntamien­tos del cambio”. Entre ellos, nada menos que Madrid y Barcelona, las dos vidrieras de España.

Perdió también las alcaldías que hace cuatro años había conseguido en Zaragoza, La Coruña, Santiago de Compostela y Ferrol. “Pablo, el capitán de un barco que naufraga”, fue el mote para quien era considerad­o un mago de la política española.

Nacido en 2014 como expresión institucio­nal del llamado Movimiento de los Indignados, Podemos y su alma máter tuvieron un debut rutilante. Pero en los dos últimos años entró en una crisis de la que no puede salir. Divisiones internas, desercione­s entre los cuatro amigos que lo fundaron y objeciones al estilo “autoritari­o, patriarcal y jerárquico” que se le atribuye a Iglesias abrieron una grieta que aún sangra. En medio, hubo costosos errores. Iglesias se compró un chalet en un barrio cerrado, luego de haber criticado a “la casta política” que reside en ellos.

Horas antes de la cita en las urnas hasta numerosos enfermos de cáncer se le plantaron, indignados por un incomprens­ible embate contra quienes donan equipos de alta tecnología médica. Parecía haber perdido el norte. Iglesias es la cara de Podemos y es difícil imaginar a la fuerza sin el líder. Son muchos los que piden un poco de oxígeno.

Hasta ahora, su estrategia de superviven­cia se basa en pedirle “ministerio­s” al presidente Pedro Sánchez en un gobierno de coalición. El socialismo, que no ha hecho sino ganar votos, no parece muy dispuesto a atender el pedido.

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