El acto más altruista necesita de urgentes recursos
Hace un tiempo, varios medios dieron a conocer la noticia de que la familia de un receptor renal colaboró en el traslado del órgano asignado, llevándolo en su propio auto, ante la solicitud del médico y con la finalidad de no retrasar el proceso de implante. Un hecho que despertó muchas críticas. Sin embargo, yo mismo, en muchas oportunidades, debí decidir traer en los aviones privados con los que vamos a buscar el órgano al receptor, para que pueda trasplantarse.
Cuántas veces pilotos de línea traen en sus vuelos órganos en la cabina o bajo el cuidado de una azafata. Esto se hace en países desarrollados como España, cuya tasa de donación se aproxima a 50 donantes por millón de habitantes al año (nosotros estamos en 15); en países como Irán, donde la religión debió aceptar la donación y, por contar con escasísimos recursos, los traslados de órganos en forma aérea solo los hacen con azafatas o pilotos, y en vuelos de cabotaje. Su responsabilidad es recibir y entregar un paquete a personas responsables del proceso. Es decir, exactamente lo mismo que debió hacer el familiar.
Causas múltiples, optimización de tiempo y costos o falta de aviones para poder coordinar los vuelos, hacen necesario el recurrir a un recurso de este tipo, tan altruista como la propia donación. Lo ocurrido es responsabilidad de un profesional, que trató de resolver un problema, o de alguien que debió pedir la ayuda ante la “falta de algún recurso”, luego de operativos que duran más de 24 horas.
¿Alguien se planteó que mientras los diputados y senadores aprueban por unanimidad una ley, que ha empezado a impactar en la donación, el Gobierno nos dejó, como solo a pocos países del mundo, sin un Ministerio Nacional de Salud (centralizador de las políticas sanitarias) para unificarlo con el de Bienestar Social, impactando en nuestra actividad?
La información inadecuada lleva a crear preconceptos de los más difíciles de revertir y que han hecho, por ejemplo, que por dos décadas nuestra donación solo llegue a un 25% de la de otros países. La donación y el trasplante de órganos fueron, son y serán el mayor acto de altruismo humano. No dejemos que esta tarea se vea empañada.