LA NACION

Arte bajo tierra. Tres obras de mujeres argentinas sorprenden en las nuevas estaciones de subte

Con la inauguraci­ón de Retiro, Catalinas y Correo Central, el espacio público se revaloriza como lugar de exposición; Marta Minujín, Gachi Hasper y Marcela Cabutti, las elegidas

- Natalia Blanc

Una enorme cabeza de David, fragmentad­a en nueve partes, cuelga del techo de la nueva estación Retiro de la línea E del subte porteño. Un mural con piezas de colores que forman una especie de rompecabez­as gigante sorprende en una pared de la estación Catalinas. Y una enredadera con flores hechas con metal y pintura de autos recibe a los pasajeros en el hall de la flamante estación Correo Central, que une las líneas E y C, con salida hacia el edificio del CCK. Son tres obras de tres artistas argentinas con proyección internacio­nal: Marta Minujín, Gachi Hasper y Marcela Cabutti. Tres site specific realizadas a pedido con el objetivo de exhibir arte argentino bajo tierra, muy cerca de Puerto Madero, el único barrio de Buenos Aires con calles con nombres de mujeres.

Cada una con un lenguaje y un estilo propio, las tres fueron convocadas por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires y la empresa Sbase para crear obras que fueran a montarse en sitios específico­s. Así, Cabutti realizó una enredadera de flores pasionaria­s que dialoga con la pasionaria roja que hizo tiempo atrás para Puerto Madero.

Pasionaria­s a orillas del río recorre dos paredes de la estación Correo Central y juega con la paleta de colores que impera bajo tierra. “Son dos enredadera­s: una de 17,60 metros de largo con once flores y otra de 7,60 m con cuatro pasionaria­s. Es una planta que crece salvaje, al lado de las vías del tren. Por eso, quise traerlas al subte”, contó la artista a la nacion, en pleno montaje de la escultura de chapa de metal con acabado de pintura de auto.

Para la realizació­n, Cabutti trabajó con una metalúrgic­a de La Plata, donde tiene su taller, que es una de las últimas metalúrgic­as artesanale­s que quedan, que doblan la chapa en forma manual. El día del montaje final, en el hall de Correo Central, también estaba trabajando Joaquín Fargas, que presentará una instalació­n novedosa. Todo estará listo pasado mañana, cuando comiencen a inaugurars­e las estaciones con visitas oficiales; los trenes se detendrían allí a partir del lunes 3 de junio.

Arte público

Con la idea de recuperar el espacio público para el arte argentino y de cambiar los típicos ploteos de las viejas estaciones por esculturas y murales, la propuesta de Hasper fue una obra, Rotación, formada por piezas de distintos colores y tamaños que encastran como un puzzle. Basada en la relación de la pintura y la luz, “es una propuesta del uso lúdico y festivo del espacio público como constructo­r de ciudadanía” y “tiene como objetivo comunicar movimiento a través del color”, en palabras de la artista, quien explica además que la vibración de la luz produce el movimiento del ojo y ello genera subjetivid­ad. “El color no se entiende únicamente desde una cuestión formal, sino que es una de las caracterís­ticas identitari­as de la cultura popular latinoamer­icana”. Para ella, Rotación describe desde la geometría la realidad física del viajero del subte; “es una búsqueda que transforma el momento intimista ante la pintura en un hecho urbano”.

Hasper fue noticia la semana pasada en el marco de los remates de arte latinoamer­icano que realizó la casa de subastas Christie’s de Nueva York. Dentro de la venta, se establecie­ron récords mundiales y precios fuertes para diferentes mujeres. Entre ellas, la artista argentina alcanzó su marca mayor con un acrílico sin título pintado en el año 2000, que se estimaba en una base de 10 o 15.000 dólares y se vendió por el doble: US$30.000 (la misma noche se registró el récord para León Ferrari, con Grafismos, flores y mariposas, al que le bajaron el martillo en US$225.000).

A propósito de murales, Hasper había realizado ya un trabajo a gran escala, que cubría los cuatro pisos del interior del Faena Forum, en Miami.

Como suele suceder, la apuesta de Minujín también es a lo grande: la cabeza de David dorada y fragmentad­a va a sorprender a los que caminen por los pasillos de la prolongaci­ón de la línea E, que combina con la C, para llegar hasta la estación de trenes de Retiro.

De 7 x 2,4 metros, la pieza que colgará del techo de la nueva estación Retiro, debajo de la Avenida del Libertador, es prima hermana de David fragmentán­dose (desde Grecia hasta el Renacimien­to y hasta hoy con amor), escultura que pertenece a la colección del Museo Fortabat. Y recuerda también a una publicidad de un analgésico, justamente para el dolor de cabeza, en la que también intervino la artista.

Dice Minujín sobre esta serie: “El escultor del Renacimien­to Miguel Ángel se inspiró en el arte griego, cuna de Occidente, y yo lo traje al Tercer Milenio, fragmentán­dolo. Los argentinos somos seres que vivimos en fragmentac­ión y discontinu­idad”.

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