LA NACION

“Pochettino es genial, él revolucion­ó al club y humanizó al fútbol”

Una apilada fantástica que le dio a Tottenham la FA Cup 1981 le hizo un lugar eterno al exvolante de Racing, pero aclara desde Londres: “Este es el momento más trascenden­te en la historia del club”

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En el vecindario de Broxbourne, donde vive en las afueras de Londres, desde hace varias semanas Osvaldo Ardiles tiene un huésped de lujo: Ricardo Julio Villa. Juegan al golf todos los días y pasean en familia. El plan perfecto antes de embarcarse próximamen­te rumbo a Madrid, para sentarse con las glorias de los Spurs en el estadio Wanda Metropolit­ano y estremecer­se con la definición de la Champions League. Esa atmósfera atrapa a ‘Ricky’, que viaja en el tiempo. “Cuando aterricé en Londres, nunca imaginé que Tottenham marcaría mi vida. Hoy los hinchas, cuando me reconocen, me recuerdan momentos muy puntuales con tantos detalles que parece que cada episodio sucedió ayer. Estoy en la historia del club y es muy lindo sentir eso. Este club es como mi casa en Europa”, agradece. Y lo dice un hombre que por nada cambia el aire de campo de su Roque Pérez natal.

La barba de siempre, naturalmen­te canosa desde hace mucho tiempo. Habla pausado con la nacion, pero encendido a través del teléfono. En la antigua cancha White Hart Lane marcó un tanto contra Nottingham Forest en su debut. Después, convirtió otros 17 en 133 encuentros con Tottenham Hotspurs. Pero uno ingresó en el altar de los Spurs. Una apilada de izquierda al centro que terminó en la red de Manchester City para ese 3-2 final que sirvió para ganar la FA Cup 1981. A esa invención de Villa la distinguie­ron como el mejor gol del siglo XX en Wembley. Después de 37 años, ‘Ricky’ confiesa: “Fue el mejor partido de mi vida”. También iba a ganar la FA Cup del 82 y la Charity Shield 1981, también conocida como Community Shield.

Villa no quiere confundir las épocas ni cosechar méritos ajenos. Aquellos años resultaron fabulosos, pero el próximo sábado realmente puede ser único. “Este es el momento más histórico del club, el más trascenden­te. Muy diferente al nuestro porque cambio la época, la sociedad y también el fútbol, desde ya. Antes, aquí se jugaba al pelotazo largo, a dividir el balón y apostar por la segunda pelota, como se conoce hoy. El medio campo se ignoraba. Hoy, la posesión es muy valorada. En Inglaterra ya nadie juega como en nuestra época. Inglaterra se ha sudamerica­nizado en los últimos tiempos. La Liga se volvió más vistosa, hasta convertirs­e, para mí, en el mejor campeonato del mundo”, subraya.

Tottenham y Liverpool definirán la Champions. Mañana, Chelsea y Arsenal resolverán la Europa League. Pero en Inglaterra, manda Manchester City. No había antecedent­es de un club atrapando el póker de Premier, FA Cup, la Copa de la Liga y la Community Shield, pero los cityzens acaban de conseguirl­o. “¿Quién es el mejor? A mí me gusta Pep Guardiola y su propuesta. Creo que, más allá de que no esté en la definición de la Champions, el mejor de todos es el City. Por sus jugadores de categoría y porque dispone de un recambio muy interesant­e”, asume Villa.

Tantos años juntos…, momentos brillantes y otros angustiant­es. La guerra de Malvinas los atravesó a Villa y a Ardiles. ‘Ossie’ dejó Londres para jugar el Mundial de España ‘82 y luego se marchó seis meses a préstamo a París Saint Germain. ‘Ricky’ se quedó solo. Nunca los agredieron, pero en varias canchas les recordaban el conflicto. Hasta algunos sectores sensaciona­listas de la prensa narraban que eran reservista­s del ejército argentino e iban a ser llamados a combatir para matar ingleses.

José Ardiles, aviador, primo de Osvaldo, murió en Malvinas. Se trató del primer piloto argentino caído en la guerra. “Entre mis amigos ingleses, recuerdo, me tranquiliz­aban. Me decían que no era una pelea entre los pueblos, sino entre poderes. Pero igual me sentía incómodo, en ese momento no podía dejar de pensar que estaba en el país enemigo”, relata Villa.

Para los que no lo vieron, Villa fue un futbolista que jugaba con aires de Juan Román Riquelme, pesado y pensante. En Inglaterra, un espécimen raro a finales de los ‘70. “Han transcurri­do los años, Osvaldo y yo no jugamos hace tantísimos años, pero acá nos siguen recordando, lo que es una satisfacci­ón muy grande. El fútbol pasó y quedamos en la memoria colectiva, entiendo porque les rendimos bien y nos comportamo­s mejor”, cuenta ‘Ricky’, ayudante de campo de Ardiles en aquella aventura de Racing 2003. Para certificar lazos inseparabl­es.

–Solo le digo Pochettino…

–“He is special”, cantan los hinchas, y es verdad. Mauricio es distinto al resto, es genial. Pero, así como él, cualquier argentino que va a Europa tiene una impronta diferente, porque no nos criamos dentro del orden que tienen los europeos. Pero una vez que estás cá, esas estructura­s te sirven. Y Pochettino lo está haciendo muy bien. Transmite un amateurism­o muy bueno, es sencillo, agradable, con mentalidad europea e instinto sudamerica­no. El ha revolucion­ado al club y a humanizado al fútbol.

–¿Qué final se imagina el sábado en Madrid, entre Tottenham y Liverpool?

–Acá están todos enloquecid­os. A mí, Tottenham me transmite mucha confianza; quizá, si vemos las individual­idades, tal vez Liverpool tenga más calidad y sin dudas, si vemos los dos presupuest­os, la final se inclinaría para Liverpool. Pero afortunada­mente no es así. A mí me impacta el coraje de este equipo: le hizo tres goles a Ajax y al Manchester City como visitante…, ¿cuántos equipos consiguier­on algo así? Diría que la final es 50 y 50, pero un poquito más para Tottenham por su espíritu. A los hinchas que me cruzo les dio, ‘si quieren ganar títulos, por lo menos tiene que haber dos argentinos en el plantel. ¡Y ahora hay tres! Lamela, Foyth y Gazzaniga. Fantástico”.

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