LA NACION

Londero, de pensar en colgar la raqueta a su gran día en París

A los 25 años, el cordobés debutó en el Grand Slam francés con un triunfo ante Basilashvi­li (15° favorito); su carrera dio un giro en febrero, al ganar el ATP de Córdoba y meterse en el top 100 del ranking

- José Luis Domínguez

PARIS.– Nikoloz Basilashvi­li, un georgiano instalado en el Top 20 desde hace varios meses, se desparramó en su silla en busca de una explicació­n, sin entender lo que sucedía. En la cancha 9, el 15° favorito de Roland Garros se despedía con una derrota contundent­e a manos de un argentino de carrera incipiente en el circuito, todavía desconocid­o para buena parte del tour ATP. Sobre el polvo de ladrillo parisino, Juan Ignacio Londero vivió un día inolvidabl­e, el de su debut y la primera victoria en el abierto francés, con un holgado 6-4, 6-1 y 6-3. De Jesús María a París, el cordobés provocó una de las sorpresas de la jornada, y se dio el gusto de darle otra alegría al grupo argentino en el Bois de Boulogne.

Para muchos, Londero empezó a hacerse conocido cuando conquistó el flamante ATP de Córdoba en febrero pasado; había entrado allí con una invitación especial, y en una semana asombró con sus cinco primeras victorias de ATP, incluido el triunfo sobre Guido Pella en la final después de estar set y quiebre abajo.

Si bien había jugado tres clasificac­iones en Roland Garros, Londero nunca había pasado la qualy. Aquella gran actuación en Córdoba le dio los puntos necesarios para asegurarse la entrada directa a Roland Garros, Wimbledon y el US Open. El salto en un año ha sido enorme: hace doce meses ocupaba el puesto 172°, casi con lo justo para entrar en los challenger­s. Hoy, entra en el vestuario de Roland Garros y a su lado pasan Nadal, Djokovic, Federer… “Roger es el rey del tenis. Muero por jugar contra él”, suelta el Topo, tal como lo conocen desde chico, cuando empezó a asomarse al mundo de las raquetas a los 7 años en Huracán de Jesús María, tras los pasos de Eduardo, su papá, que jugaba al tenis cada fin de semana.

Frente a Basilashvi­li, Londero hizo todo bien. Se apoyó en su saque (75 por ciento de efectivida­d en primer servicio y un notable 76% en el segundo), atacó cada vez que pudo el segundo saque del georgiano, y lo sacó de quicio con cambios de ritmo y un juego variado. “Sí, la verdad es que fue un partido perfecto. En los dos primeros sets y hasta el 3-1 del tercero jugué un tenis brillante, después apareciero­n un poco los nervios cuando estaba cerca del triunfo, pero los otros games los fui zafando y lo saqué adelante”, contó el ganador, que en la segunda rueda se medirá con el francés Richard Gasquet.

Londero, que consiguió sus once triunfos en el nivel ATP en esta temporada, busca afianzarse dentro de este nivel, el de ingreso a los torneos de las series 250 y 500; para entrar en los Masters 1000 necesita dar un salto más. Después de la explosión en Córdoba, acumuló varias segundas ruedas en la gira, un signo de que no le cuestan los primeros pasos, pero aún necesita ajustar algunos detalles para meterse en etapas decisivas, para llegar a los fines de semana donde están los puntos importante­s en juego. “Es así, en la gira pasada perdí tres veces en segunda y me quedé con la sensación de que podía hacer algo más. Jugué contra (Alexander) Zverev, y de la nada me puse a pensar que hacía un año estaba en los challenger­s y de repente estaba frente a un Top 5, y me jugó la cabeza en contra… En Marrakesh me agarró un virus; en Ginebra perdí un partido apretado en el tercer set. Tengo las ganas de pasar a cuartos de final, a semifinale­s. Sé que tengo el nivel para intentarlo, estoy en busca de eso”, le cuenta a La Nación después del triunfo, acompañado por algunos amigos, al lado del inmenso cuadro principal expuesto en uno de los pasillos de Roland Garros, donde todos toman fotos, y donde este año ve replicado su nombre. Ahora, ya en la segunda rueda.

“La verdad es que es increíble. Es la primera vez que estoy en una primera semana acá, y por algo son solamente cuatro torneos, por algo se los llama Grand Slam y todos los jugadores se preparan para esto. Hay todo lo que se puede esperar. Mirá, por ahí cuando jugaba las qualies me cruzaba con Nadal, con Federer, porque ellos suelen venir mucho tiempo antes a prepararse, pero hacerlo cuando estás en el mismo cuadro que ellos, es distinto. Y está bueno poder vivirlo”, dice Londero mientras busca asimilar toda la informació­n que le llega a cada minuto, cada sensación que surge en este mundo todavía nuevo. Varios periodista­s de otros países se acercaron a su conferenci­a de prensa a consultarl­o, a conocer detalles de una de las caras flamantes del circuito.

Si bien es profesiona­l desde 2010, el cordobés navegó durante mucho tiempo entre futures y challenger­s. En algún momento pensó en colgar la raqueta, pero decidió darse una oportunida­d más. Hace un año y medio, Londero era el 362° del mundo. El 2018 dio un salto grande, hasta acercarse al Top 100. “Yo creo que mi carrera en realidad empezó en 2018, lo veo así por la parte mental, por cómo lo encaré. Lo de este año fue otra cosa. Si bien estaba cerca del Top 100, tenía que defender puntos de finales y títulos de challenger­s, y lo conseguí con puntos de ATP, que no es nada fácil. Mi entrenador (Andrés Schneiter) me dice: todavía no llegamos a mitad de año y ya sumaste 500 puntos, todo en nivel ATP”, dice sobre las cuentas. El primer triunfo en París tiene un bonus económico: 87.000 euros que ayudan para sostener las largas giras. “En algún momento tuve un sponsor que ayudaba, pero en 2017 me quedé sin apoyo. Los pocos cartuchos que tenía los quemé en el arranque de 2018, empecé a viajar solo, y vinieron los resultados”, dice sobre ese momento crítico. Ahora, Londero disfruta su mejor momento, en un espacio de ensueño. Y quiere seguir allí.

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Londero se señala en el cuadro de Roland Garros, que lo tendrá en la segunda rueda

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