El 63% de las músicas dicen que sufrieron violencia de género
Estudio. El dato surgió de una reciente encuesta del Inamu, en la que la mayoría de las artistas afirmaron que hubo abusos y discriminación en los escenarios de todo el país
“La invisibilidad es un problema transversal de todas las mujeres músicas en todas las generaciones. Lo cuentan Sara Mamaní con 60 años y Paula Maffia con 30 años. Atraviesa geografías y se bifurca en un montón de problemáticas. Ni hablar de las conductas machistas, que son una problema social”.
El diagnóstico de Paula Rivera, vicepresidenta del Instituto Nacional de la Música (Inamu), surge de los tres primeros foros de mujeres artistas que el ente autárquico organizó en la región sur, nuevo Cuyo y región norte, donde participaron más de mil personas y confirman una realidad cotidiana en todo el país. De los primeros datos que se presentarán en el segundo semestre se conoció que el 63 por ciento de las mujeres sufrieron alguna situación de violencia y discriminación de parte de los hombres. Esas situaciones de maltrato y acoso volvieron a aparecer como una problemática reiterada en los relatos que surgieron en los foros que el Inamu realizó a lo largo del país.
“La invisibilidad está en los escenarios y en el medio musical. En uno de los últimos foros una compositora contaba que tenía que firmar con nombre de hombre para ser tenida en cuenta. Eso es algo que se naturalizó a lo largo de la historia. Por suerte, hoy, las nuevas generaciones, acompañadas de las anteriores, están sacando estos temas a la luz”.
El proyecto de ley que fue presentada en el Senado y que obtuvo el miércoles último la sanción de esa cámara apunta a crear un nuevo contexto de visibilización. “Es histórico el reclamo por parte de las mujeres músicas, tanto intérpretes como autoras y compositoras, sobre las dificultades para encontrar espacios donde exponer su visión del mundo a través del arte. Si para los músicos en general cada vez se achican más y más los espacios para tocar, en el caso de las mujeres esta estrechez alcanza la imposibilidad de dedicarse a la música como medio de expresión y como fuente de trabajo e ingresos económicos”, sostiene el proyecto que ahora deberá ser tratado en la Cámara de Diputados.
La iniciativa legislativa incentiva el cupo femenino en eventos musicales masivos garantizando la participación de dos artistas o grupos musicales en una o más jornadas, ciclos o programaciones anuales.
En 2017, una investigación de la plataforma digital Ruidosa determinó que en la Argentina había un promedio de una solista o banda de mujeres por cada 14 artistas hombres en un festival. Eso movilizó al sector. El guante lo tomaron artistas como la cantante Celsa Mel Gowland (ver aparte), que se puso al frente de una campaña y decidió redactar un proyecto de ley de cupo femenino acompañada por un colectivo de 700 mujeres, que determinaron que en los festivales de todo el país la participación femenina era inferior al diez por ciento.
“Convoqué a músicas de todos los estilos y géneros musicales y de distintas franjas etarias y buscamos la línea del proyecto, una posición para este reclamo que fuera más allá del reclamo de género y que ponga el foco en lo laboral. Porque todas las mujeres talentosas argentinas que no están pudiendo subir a un escenario son mujeres que no están pudiendo cobrar sus derechos de autor, que es el salario de un compositor”, dijo Mel Gowland a la nacion en septiembre de 2018, apenas unos meses antes de acercar el proyecto terminado a la senadora Anabel Fernández Sagasti, del Frente para la Victoria. El proyecto de ley busca garantizar que más mujeres tengan participación en las programaciones anuales de festivales y ciclos con el propósito, según sus lineamientos, de “no perpetuar estereotipos machistas”. Por su parte, el Inamu impulsó una agenda de género y la realización de una encuesta nacional para caracterizar y situar a las mujeres que trabajan en la industria musical. Hasta ahora no hay cifras locales sobre el circuito musical femenino, por eso el organismo armó su propio observatorio y realizó el año pasado un relevamiento del que participaron cerca de 5000, entre artistas, programadoras, gestoras, managers y técnicas.
“Las ponencias son muy fuertes –aclara Rivera–. Los relatos de acosos que sufren músicas, técnicas, managers y productoras en este sector son muchísimos”.
Los foros de la mujer son una instancia de contención y visibilización de todas las problemáticas que tienen las mujeres músicas. El 13 de julio en Resistencia, Chaco, y el 1º de setiembre en la región centro, Paraná, se organizarán nuevos foros. El último encuentro fue en Santiago del Estero, donde participaron 120 mujeres vinculadas al sector musical, entre artistas, gestoras, programadoras, técnicas y comunicadoras. “En el NOA tienen naturalizados un montón de comportamientos que son abusivos. Algunas compañeras músicas contaban sobre situaciones de acoso en el espacio de las peñas. Está el borracho que es defendido por el dueño y entonces invita a retirarse a la mujer para que no haya problemas; el sonidista que acosa de atrás a una técnica que hace su trabajo o agarra de la mano a una música para subirle el micrófono. Todos estos encuentros sirven para desnudar un montón de conductas naturalizadas en estos espacios de trabajo”, dijo la vicepresidenta del Inamu. El proyecto de cupo no solo propone un nuevo contexto dentro de la escena para potenciar y visibilizar a las artistas mujeres, sino también para cambiar paradigmas y reflexionar sobre conductas y discursos naturalizados en el sector. Según señala, suele hablarse erróneamente de la falta de mujeres para ocupar esos espacios o incluso se habló de falta de talento para dejar afuera a las mujeres artistas. “En los escenarios siempre hemos existido, pero hay una fuerza que nos quiere relegar a lugares invisibles”, responde Gina Luco, del colectivo Suena Tremenda, de Mendoza.
“Somos mujeres músicas, somos muchas y estamos unidas y organizadas para que por fin nos vean, nos escuchen y nos valoren”, afirma el colectivo de mujeres de Rosario, que participó del foro en Santiago del Estero. La iniciativa legislativa, de todos modos, provocó una fuerte polémica que también generó debates entre productores privados de festivales acerca del papel de la mujer.