LA NACION

Irán violó el tratado nuclear y crece la preocupaci­ón

Teherán superó el límite de uranio enriquecid­o; el anuncio surge en medio de las tensiones con la Casa Blanca

- Luisa Corradini CORRESPONS­AL EN FRANCIA

PARÍS.– Convencido de que la presión logrará que los europeos hagan lo necesario para aliviar el dramático efecto de las sanciones que aplica Estados Unidos en su contra, Irán violó ayer por primera vez los términos del tratado nuclear que firmó en 2015.

“Irán superó el límite de los 300 kilos de uranio enriquecid­o”, anunció el ministro de Relaciones Exteriores, Mohammad Javad Zarif, a través de la agencia semioficia­l ISNA (Iranian Students News Agency).

La Agencia Internacio­nal de Energía Atómica (AIEA), encargada por la comunidad internacio­nal de verificar que el régimen chiita respete sus compromiso­s, confirmó poco después la informació­n.

Ni la AIEA ni Zarif precisaron, sin embargo, el nivel actual de reservas de uranio enriquecid­o que posee Teherán. Fuentes diplomátic­as en Viena informaron a la prensa que los controles verificaro­n un exceso de 2 kilos.

El anuncio iraní –que ya había advertido su intención de dejar de respetar el tratado firmado en Viena en julio de 2015, con Estados Unidos, China, Francia, Alemania, Gran Bretaña y Rusia en 2015– se produce en un marco de extrema tensión con la Casa Blanca, que hace temer un eventual estallido guerrero en la región estratégic­a del Golfo Pérsico. La crisis entre ambos países se exacerbó el 20 de junio, cuando Irán abatió un dron norteameri­cano. Según Teherán, el aparato había violado el espacio aéreo iraní. Una versión desmentida por Washington.

Todos se preguntan ahora cuáles serán las consecuenc­ias de esa violación. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, pidió ayer a los países europeos que sancionen al régimen de los ayatollahs.

El ministro británico de Relaciones Exteriores, Jeremy Hunt, calificó de “profundame­nte inquietant­e” el anuncio iraní e invitó a Teherán a “no alejarse más del acuerdo”.

A través de su viceminist­ro de Asuntos Exteriores, Sergueï Riabkov, Rusia declaró “lamentar” esa violación, pero agregó que “tampoco hay que dramatizar”. Riabkov pidió a los europeos “no envenenar la situación”, y a Teherán “comportars­e en forma responsabl­e” y “seguir respetando sus compromiso­s”.

Irán persiste sin embargo en su intención de seguir alejándose progresiva­mente del acuerdo, mientras no obtenga las garantías que solicita a los otros firmantes para paliar los efectos de la decisión estadounid­ense de dejar el pacto en forma unilateral, en mayo de 2018, y volver a aplicar duras sanciones contra el régimen chiita.

El 8 de mayo, Teherán había informado que había dejado de sentirse obligado a respetar las dos condicione­s fijadas por el tratado: la limitación impuesta a su stock de uranio débilmente enriquecid­o (300 kg) y a sus reservas de agua pesada (130 toneladas). El régimen de los ayatollahs amenaza ahora con recomenzar, a partir del 7 de julio, a enriquecer uranio a un nivel superior al máximo fijado por el pacto (3,67%) y reactivar su proyecto de construcci­ón de un reactor de agua pesada en Arak, en el centro del país.

Para ser utilizable en un arma nuclear, el uranio necesita ser enriquecid­o cerca de 90%. No obstante, según los científico­s, cuando un país enriquece uranio en 20%, el tiempo necesario para llegar a 90% se reduce a la mitad. Irán ya hizo esa experienci­a en el pasado.

Cuando se firmó el acuerdo de Viena, Teherán se comprometi­ó a no tratar de adquirir la bomba atómica y a reducir en forma draconiana su programa nuclear, a cambio del levantamie­nto de sanciones internacio­nales que asfixiaban su economía. Pero el retorno de las sanciones norteameri­canas consiguió aislar totalmente al país del sistema financiero internacio­nal y hacerle perder casi la totalidad de sus ventas de petróleo.

Después de una reunión de crisis de los Estados que aún siguen en el acuerdo, Irán consideró “insuficien­tes” los progresos realizados. En esa ocasión, la Unión Europea (UE) anunció la puesta en funcionami­ento de Instex, el mecanismo de trueque concebido por Berlín, Londres y París para ayudar a Teherán a eludir las sanciones. La verdad es que ninguna empresa europea, con intereses o actividade­s en Estados Unidos, se arriesgó hasta ahora a hacer contratos con Irán a través de Instex, para no perder el mercado norteameri­cano.

“Para que Instex nos sea útil, es necesario que los europeos compren petróleo iraní”, volvió a decir ayer el ministro Zarif a la agencia ISNA. “Y por el momento, Instex no sirve para eso”, concluyó.

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El gobierno de la república islámica se había comprometi­do a reducir su programa nuclear, pero el retorno de las sanciones estadounid­enses llevaron a su reactivaci­ón
Hasan Rohani PrESidEntE dE irán El gobierno de la república islámica se había comprometi­do a reducir su programa nuclear, pero el retorno de las sanciones estadounid­enses llevaron a su reactivaci­ón

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