LA NACION

Vargas, la “pulga” mendocina que lucha por el tratamient­o hormonal que mejoró a Messi

A los 9 años sorprende con la camiseta de Godoy Cruz en los torneos infantiles, pero anfronta un retraso de crecimient­o intrauteri­no; sueña con jugar en River

- Pablo Mannino

“Es una pulga”, se escucha en la tribuna. Con la camiseta volando entre su pantalón, que apenas deja ver el número, corre tras la pelota, a lo Messi . La pisa, gambetea, quiebra la cintura y sigue corriendo. Deja atrás a uno, dos y tres rivales. Prueba al arco y hace el gol. Abrazos y sonrisas.

A los 9 años, Ian Uriel Vargas sorprende en las canchitas de los torneos infantiles mendocinos, recién dando sus primeros pasos con la casaca de Godoy Cruz Antonio Tomba. Con sus jueguitos, pasa a los chicos, pero ya no en altura. Mide menos que su hermano, dos años más chico, y que sus compañeros de la 2010, una categoría menor. Sus condicione­s futbolísti­cas sorprenden pero también sus dificultad­es para crecer. Y él sueña con su ídolo, el crack de la selección y el Barcelona. También con seguir en el Expreso cuyano o llegar a River, algún día.

Así las cosas, este pequeño luchador de la redonda, pelea también para ganar la otra batalla: la desnutrici­ón infantil que padeció desde que estuvo en la panza de su mamá. El diagnóstic­o es Retraso de Crecimient­o Intrauteri­no (RCIU), una afección en la que el bebé no logra el peso normal durante la gestación, aunque se debe esperar a que cumpla al menos los tres años para determinar el padecimien­to y empezar a delinear acciones médicas. Ian mide poco más de un metro y pesa 19 kilos, prácticame­nte lo recomendad­o para un chico de seis años.

Junto a sus padres, quienes aún hoy intentan mejorar la situación económica familiar y –consciente­s de lo ocurrido– no bajan los brazos para cambiar la dura realidad que les toca vivir. Por eso, desde hace un año comenzaron a consultar por el tratamient­o hormonal de crecimient­o que hizo Messi cuando era niño y recién a principios de este mes, luego de varios estudios, lograron un importante avance: la orden médica para realizarlo.

Sin embargo, a pesar del aval profesiona­l, sienten que todo está lejos y piden ayuda, sobre todo para que se aceleren los plazos, ya que no cuentan con obra social; solo poseen la cobertura del programa oficial Incluir Salud, que debería actuar de igual forma, como lo establece el Plan Médico Obligatori­o (PMO), para este tipo de casos. Por eso, en definitiva, la decisión la debe tomar el Ministerio de Salud de la Nación, en base al informe elaborado por el Hospital Pediátrico Humberto Notti.

“Mi sueño es jugar en River, y me gusta mucho Messi”, contó, tímidament­e, el pequeño a la nacion. “Mi hijo ama jugar a la pelota. El quiere superarse día a día y haremos todo lo posible para lograr sus sueños, aunque vemos muchas dificultad­es y tenemos demasiados trámites para iniciar el tratamient­o”, expresó Alejandra Sosa, junto al papá de Ian, Enrique Vargas, quienes viven en la comuna de Tunuyán, a más de 90 kilómetros de la capital provincial, y no tienen empleo formal; realizan tareas en el campo, aunque Enrique padece desde hace años una discapacid­ad física que le impide realizar trabajos de fuerza.

En diálogo con la nacion, Elsa Ayub, la médica del Servicio de Endocrinol­ogía Infantil que atiende al pequeño Ian, contó acerca de la importanci­a del tratamient­o y que se aguarda a lo que disponga Nación. “Esuntratam­ientoconso­matrotopin­a que le va a venir muy bien, ya que es un niño con huesos más chicos, con unos dos años de retraso óseo, por eso mientras antes se haga, mejor. De ser así, tendrá unos cinco años con inyeccione­s diarias, hasta que se cierre su cartílago de crecimient­o. Se trata de dar respuestas a niños que no crecen, por ser lentos en crecer, y algunos responden muy bien. En el caso de Ian, por sus cualidades deportivas, sería una gran ayuda que pueda concretarl­o”, explicó la especialis­ta, quien reconoció que se trata de un tratamient­o costoso pero que está incluido en el PMO.

De acuerdo a datos del sector farmacéuti­co, se estima que cada dosis que necesita inyectarse el pequeño tiene un costo de entre 2.000 y 3.500 pesos por día. Esto equivale a unos 100.000 pesos mensuales, aunque los valores también dependen de las contrataci­ones a gran escala que realiza el Ministerio. Actualment­e, en Mendoza, en sus diferentes variantes y necesidade­s orgánicas, están bajo tratamient­o con hormona de crecimient­o unos 65 chicos, de los cuales la mitad no posee cobertura en salud. De ahí la importanci­a de la decisión de Nación. La práctica consiste en inyeccione­s diarias que se efectúan antes de irse a dormir, ya sea en brazos, piernas, abdomen o glúteos.

Desnutrici­ón congénita

Los signos de alerta fueron percibiénd­olos de a poco, hasta que las diarreas se convirtier­on en permanente­s. Los papás del pequeño Ian aseguran que las consultas médicas iniciales no lograban orientarlo­s. Recién a los cuatro años advirtiero­n que nada estaba bien. Fue cuando descubrier­on que el niño tenía salido el intestino.

“Los médicos relacionan mis problemas de desnutrici­ón y de genética en los huesos con lo que le pasa a Ian. Aseguran que se los transmití en el embarazo. Me dicen que gracias a Dios no ocurrió con mis otros tres hijos”, contó Alejandra, quien a pesar de reconocer las dificultad­es económicas para llevar un plato saludable a su mesa, siempre intentaban alimentarl­o con leche y yogur “pero nos dimos cuenta que su cuerpo no resistía nada”.

Asimismo, luego de intervenci­ones y nuevos estudios también se determinó la presencia de celiaquía. Esto significa además un nuevo régimen alimentari­o, y por ende mayores costos, difícil de afrontar. “Tenemos todos los cuidados posibles, pero se nos hace cuesta arriba. Por eso, siempre es bienvenida la colaboraci­ón y agradecemo­s a todos, aunque se hace difícil la ayuda oficial”, contó Alejandra, quien asegura que desde el 2017 vienen tramitando una pensión, sin resultados a la vista.

Mientras, en los últimos torneitos de invierno, Ian sigue haciendo de las suyas. Los entrenador­es destacan las cualidades del chico al igual que los papás más “experiment­ados”, como Oscar Giacomelli, un ex jugador de primera y DT de clubes mendocinos, quien tiene a uno de sus hijos como compañero de Ian. El hombre se mostró sorprendid­o por el juego del pequeño y apostó a que pueda lograr el tratamient­o. “Es una buena oportunida­d y un ejemplo para ponerse la mano en el corazón y poder darle una solución a este crack, que segurament­e podremos disfrutar a futuro, por sus condicione­s. Todos los deportista­s de Mendoza tenemos que apoyar estos casos, sobre todo porque se trata de un niño que ama el fútbol, que viene de una familia humilde y de gran corazón”, señaló.

Así las cosas, la familia Vargas no baja los brazos, y apuesta a la solidarida­d y el apoyo oficial para poder seguir soñando y darle la posibilida­d a su hijo, mientras descose la pelota, de crecer como sus compañerit­os, quienes se asombran, como los grandes, de las jugadas del pequeño gigante.

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Marcelo aguilar El pequeño Ian pasa a los rivales con su destreza, pero no en altura; por eso necesita acceder al tratamient­o

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