Una experiencia de cruce entre chicos suizos y de Villa Lugano, en bello trabajo de danza.
Miniaturas es una creación de la coreógrafa Teresa Rotemberg, radicada en Suiza, que se ofrece en Tecnópolis
11.848 kilómetros separan la Argentina de Suiza. Idiomas diferentes. Modos de vida. Climas. Y un largo etcétera. Pero ciertas cuestiones se mantienen intactas. La niñez y todo lo que podría desprenderse de ella: los miedos, las inquietudes, las historias, la felicidad. Este fue el punto de partida de Teresa Rotemberg, coreógrafa nacida en Buenos Aires pero radicada desde hace 34 años en Suiza. En 2000 creó la compañía Mafalda allá, y aunque sus viajes a la Argentina fueron frecuentes e incluso vino hasta aquí a mostrar en unas cuantas oportunidades sus trabajos, esta es la primera vez que viene a trabajar y montar un espectáculo surgido del proceso hecho en ambos países. “Esta es una oportunidad de hacer algo con artistas de allá y de acá y que sea un proceso profundo de las dos regiones unidas”, cuenta Rotemberg.
Miniaturas surge del trabajo de campo que hizo Rotemberg con niños de un promedio de edad de
12 años, pertenecientes a una escuela suiza, y con niños de similar edad, de la Villa 20, en Lugano (Buenos Aires) que concurren a la organización social “La esquina hace arte”. “Me reuní con la coreógrafa Andrea Servera a comienzos del año pasado aquí y fue ella quien me llevó a Lugano a conocer a estos chicos que concurren a la escuela de arte. Hice una residencia en Lugano, trabajamos con los chicos. Hicimos preguntas. Si bien en ambos países los protagonistas de los trabajos eran los chicos, lo cierto es que en Suiza eran niños que estaban en una escuela y aquí eran niños que concurrían libremente a un taller de arte. No es exactamente el mismo ámbito institucional –explica Rotemberg–. Además, claro del contexto social que también era otro. Sin embargo, hay muchas cosas en común. No debemos olvidar que la mezcla inmigratoria en Suiza es enorme porque es un país lleno de inmigración. Los contextos son diferentes pero no cambian para nada las inquietudes, los deseos, las emociones”.
Con las mismas preguntas que planteó la coreógrafa en las dos regiones como disparadores, todos los niños hicieron dibujos y escribieron historias que se convirtieron en el material usado por Rotemberg y su compañía para crear Miniaturas. Proyecciones que acompañan las coreografías, historias que sirvieron como puntapié para crear. “El temor a no tener amistades, a que los amigos te dejen, a que se te vaya el ser querido, tristeza por un ser querido que se fue. Yo trataba de buscar dónde estaba a alegría para ellos y resulta que estaba en espacios parecidos como el juego, en la familia, en los amigos. Esas fueron las situaciones que surgieron de las historias que escribieron y de los dibujos que crearon. Con esas ilustraciones está el trabajo que hicimos en el video. Los redibujamos y los animamos y es lo que se proyecta mientras nosotros bailamos a partir de estas historias que se contaron”.
¿Creés que tu mejor amigo seguirá siéndolo dentro de diez años? ¿Qué cosas sabés hacer mejor que tus padres? ¿Cuántas realidades hay? ¿Qué es lo que se llama destino? ¿En qué situación extrañaste mucho a alguien? ¿Cuándo fuiste otro u otra? ¿Cuándo luchaste en contra del miedo? Lo que se van a ver son ocho miniaturas, ocho aventuras, ocho cuentos. Luego esto mismo viajará a Suiza, con el mismo elenco. Y algo queda claro: la infancia es un tesoro que vale la pena escuchar y preservar, en todos lados del mundo.
Miniaturas
Hoy, mañana y pasado, a las 14.30 y a las 17.30, en Tecnópolis.