China califica de terroristas las protestas que dejaron sin vuelos a Hong Kong
Unos 5000 manifestantes prodemocráticos tomaron ayer el aeropuerto del enclave financiero; para el régimen comunista de Pekín, son una señal de “terrorismo”
HONG KONG.– Miles de manifestantes tomaron ayer el aeropuerto de Hong Kong, donde debieron ser cancelados todos los vuelos, en medio de un rebrote de las protestas prodemocracia en la excolonia británica, movimiento al que China calificó de terrorista.
Unas 5000 personas ocuparon la terminal del aeropuerto internacional de la ciudad por cuarto día consecutivo y obligaron a suspender por lo menos 130 vuelos de salida y seis de entrada.
Los manifestantes protestaron contra el uso de la fuerza por la policía durante el fin de semana, en que hubo graves enfrentamientos, como los registrados en una estación de subte donde agentes antidisturbios dispersaron a la multitud con gas lacrimógeno y balas de goma.
Durante la tarde, los activistas comenzaron a abandonar el aeropuerto tras desatarse el rumor de que la policía podría llevar a cabo una operación a gran escala en cuanto el último vuelo llegara, a las 23.33.
En este contexto, Pekín juzgó los sucesos del fin de semana con más dureza de la habitual al calificar de “violencia extrema” los “ataques” de manifestantes a comisarías y policías, lo que, según las autoridades, constituye “un serio delito penal y una señal de terrorismo”.
El vocero del Ejecutivo chino para los Asuntos de Hong Kong y Macao, Yang Guang, declaró en conferencia de prensa que los policías fueron atacados con cócteles molotov ayer y que algunos agentes resultaron heridos. “Los manifestantes radicales usaron armas peligrosas contra el cuerpo policial, y esto constituye un serio delito penal y una señal de terrorismo”, declaró Yang.
“Estos actos ponen en peligro el orden jurídico y social de Hong Kong, y son una grave amenaza para la gente de Hong Kong”, añadió, al tiempo que renovó su apoyo a la policía y al sistema judicial para “restaurar el orden” de acuerdo con la ley, “sin vacilación o misericordia”.
La peor crisis política vivida en décadas en Hong Kong continúa tras dos meses de protestas que, pese a estar originalmente dirigidas contra un polémico proyecto de ley de extradición, derivaron hacia demandas más amplias sobre los mecanismos democráticos de la ciudad.