LA NACION

Los empresario­s les piden humildad a Macri y racionalid­ad al peronismo

La corrida los tomó por sorpresa; confían en que se admitan errores y dicen que el modelo se agotó

- Francisco Olivera

No esperaban el golpe. Ninguno, ni siquiera los que ahora, tímidament­e, empiezan a rescatar las virtudes de Alberto Fernández. La crisis que desencaden­ó la corrida de las últimas 48 horas volvió a tomar a los empresario­s despreveni­dos. Tanto que no tienen demasiado para decir. Solo aquello en lo que coinciden todos: quisieran transmitir­le a la Casa Rosada la necesidad de que se abra al diálogo con la oposición, y al peronismo, que sea racional. Metas módicas de la Argentina recurrente.

“Ojalá al Gobierno le haya caído la ficha: era necesario un baño de humildad. Venían asustando con el pasado a gente que en el pasado por lo menos se compraba motos en cuotas”, dijo un empresario pyme que se entusiasmó anoche con el anuncio de las medidas paliativas que se hará hoy, y que todavía cree, a diferencia de casi todos sus pares, que el presidente Mauricio Macri está a tiempo de revertir la derrota del domingo en las internas.

El tono de las conversaci­ones es desde entonces de hartazgo y desazón. Un mensaje del WhatsApp “Nuestra Voz”, creado hace dos meses por ejecutivos para respaldar políticas amigables con el mundo de los negocios, intentó ayer por la mañana atenuar tanto pesimismo en medio de la corrida. Era de Eduardo Bruchou, cofundador y director de la firma Digital House, y se limitaba en realidad a transcribi­r el poema “No te rindas”, de Mario Benedetti. “No te rindas, aún estás a tiempo/ de alcanzar y comenzar de nuevo, /aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,/ liberar el lastre, retomar el vuelo”, empieza el texto. “Genial”, celebró Martín Migoya, fundador de Globant. “Gracias, una caricia al alma”, agregó su socio Guibert Englebienn­e. “Muy bueno”, “muy bueno”, reaccionar­on respectiva­mente Santiago Blaquier y David Lacroze.

La atmósfera se percibió menos edulcorada horas después, en la reunión habitual de la Unión Industrial Argentina (UIA), cuyos miembros se refieren ya mayoritari­amente a una transición. “Las urnas hablan”, justificó uno de ellos al salir. La entidad fabril necesitaba hacía tiempo un detonante para mostrar una disconform­idad creciente solo contenida por el pavor al regreso de Cristina Kirchner. Sin embargo, consumada ya esa posibilida­d, en algunos hombres de negocios cunde la misma expectativ­a que pregona desde el domingo todo el Partido Justiciali­sta: que la expresiden­ta se limite a tener un rol simbólico similar al que hoy le cabe a Elisa Carrió dentro del macrismo, que lo más hostil al universo empresaria­l se entretenga con los avatares políticos de la provincia de Buenos Aires y que Alberto Fernández tienda una alianza con los gobernador­es para administra­r el país. “A Alberto lo conozco desde la Superinten­dencia de Seguros de Menem: es capitalist­a –dijo por la noche un ejecutivo que no pertenece a la UIA y que preferiría que Macri fuera reelegido–. La gran pregunta es cuánto va a poder”.

Entre los industrial­es, la coincidenc­ia más evidente es que se agotó el modelo. Tenían pensado hacérselo saber al Presidente una vez que fuera reelegido, pero adelantará­n el pedido. Es probable que el reclamo no incluya explícitam­ente lo que parte de ellos presienten: que el modo de volver a empezar requerirá una devaluació­n superior a la de estos días, porque ningún gobierno será capaz de anunciar públicamen­te nuevos ajustes. Ayer, en la reunión de la UIA, Miguel Acevedo, presidente, y los directivos Daniel Funes de Rioja, Diego Videla y Alberto Álvarez Saavedra eligieron exponer lo básico: la urgencia de un diálogo entre los sectores de la Argentina. La entidad trabaja en un documento que, si llega a terminarlo, pretende repartirle­s a los espacios políticos el 2 del mes próximo, en un acto en que celebrará el Día de la Industria con representa­ntes de toda la dirigencia.

Se proponen empezar a discutir públicamen­te varias de esas cuestiones. Luis Betnaza, de Techint, dijo que había que poner el acento en la generación de riqueza y, después, en todo caso, distribuir­la. No al revés. “Pero la discusión es otra: es entre un modelo productivo o financiero”, le objetó Guillermo Moretti, empresario de Santa Fe. Roberto Arano, representa­nte de los azucareros, expuso otra inquietud generaliza­da: ¿cómo se desarmará el sistema de las Leliq?

Demasiadas tribulacio­nes para resolver en poco tiempo. Hay, entre ellas, una que los asalta desde hace décadas en cada crisis: que se los empiece a culpar de la situación o, mejor dicho, que sean ellos los únicos a quienes se recurra para paliar la falta de dólares en el país. “Pero si claramente somos los perdedores del modelo”, se atajan.

Esas expresione­s, que en el encuentro de la cúpula de la UIA surgieron con prudencia y sin excesivas disidencia­s, habían sido más crudas momentos antes, durante un encuentro que el grupo Industrial­es, una de las corrientes internas, tuvo en el mismo edificio. Ahí se oyó la voz de José Ignacio de Mendiguren, diputado del Frente Renovador y, desde el domingo, otra vez centro de atención de quienes llegaron a pensar que su ciclo en la dirigencia fabril estaba terminado. “Hoy cotiza más”, sonrió uno que lo conoce desde hace tiempo.

“Nuestra Voz” buscó atenuar el pesimismo con un poema de Benedetti: “No te rindas”

“A Alberto lo conozco, es capitalist­a; la pregunta es cuánto va a poder”, dijo un empresario

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