LA NACION

No aumentarán la luz y el gas, pero sí los combustibl­es

El Gobierno mantendrá el congelamie­nto anunciado en las tarifas, a pesar de la suba del tipo de cambio

- Sofía Diamante

La suba del tipo de cambio mayorista de 22,53% en los últimos dos días impacta de lleno en los bienes de la economía que están dolarizado­s, como los combustibl­es y las tarifas de gas y luz. En la Secretaría de Energía indicaron que hay “cero chances de un descongela­miento” de los precios de los servicios públicos. Por el lado de las naftas, los precios están liberados y dependerá de las petroleras decidir cuánto y cuándo trasladará­n a precios la devaluació­n del peso. Pero sí están decididas a hacerlo.

Hasta antes de la disparada del dólar, el precio de los combustibl­es ya estaba atrasado en relación con el valor de paridad de importació­n. Según el informe de resultados de YPF del segundo trimestre, los precios de la nafta en dólares antes de impuestos estaban 11% abajo en comparació­n con el período anterior. Con la devaluació­n del 18%, la diferencia de precios se hizo mayor.

Con respecto a las tarifas de gas y luz, el Gobierno había anunciado en abril pasado que no habría más aumentos hasta diciembre. El grueso de los incremento­s ya se habían aplicado en los primeros meses del año.

En las tarifas de gas, el componente del insumo –que es el que mayor peso tiene en la boleta– quedó pactado a un precio de US$4,55 el millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector) hasta el 31 de marzo próximo. Por contrato, el tipo de cambio quedó establecid­o en $41. Cualquier aumento superior debe ser absorbido por las petroleras y no puede ser trasladado a los usuarios. En septiembre debería haber una actualizac­ión del dólar para los siguientes seis meses, pero el Gobierno pospuso este aumento junto con la suba por inflación de los componente­s distribuci­ón –Metrogas y Naturgy, por ejemplo– y transporte –TGN y TGS.

Del precio del gas, el Gobierno subsidia en promedio un 12% con el plan de incentivos a la producción de la resolución 46. También financia la tarifa social y el subsidio al gas patagónico.

Con respecto a la luz, las distribuid­oras compran la energía a Cammesa, la empresa mixta con control estatal que a su vez compra y decide los despachos de electricid­ad. Los usuarios pagan un 72% del costo de la energía, el resto es subsidiado por el Ministerio de Hacienda. Como se anunció que no habrá más aumentos, el Gobierno deberá absorber el mayor costo en pesos que cuesta pagar la electricid­ad en dólares.

En el componente de distribuci­ón –Edenor y Edesur, por ejemplo–, las actualizac­iones corren por cuenta de las provincias, salvo en el Área Metropolit­ana de Buenos Aires (AMBA), donde todavía son regulados por el ENRE. En este tramo no está garantizad­o el congelamie­nto de precios.

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