LA NACION

Misterio alrededor del asesinato de un empresario dentro de un barrio cerrado

Según la denuncia de la esposa, la víctima recibió un balazo durante un robo en su casa; sin embargo, los detectives mantienen abiertas otras posibilida­des tras conocer el resultado de la autopsia

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Un empresario rural y administra­dor de un coto de caza en La Pampa fue asesinado en su casa en un club de campo de la localidad bonaerense de Open Door, partido de Luján. Su esposa, que estaba en la vivienda cuando ocurrió el homicidio, declaró que fueron víctimas de un asalto y que, incluso, fue obligada por los delincuent­es a sacarlos del lugar ocultos en el baúl de su auto, para evitar a la guardia de la entrada. Sin embargo, la autopsia del cuerpo de Rolando Josué Nusbaum, de 67 años, reveló un dato singular, que abre múltiples hipótesis sobre el crimen: el hombre fue ejecutado de un solo tiro en la cara, mientras estaba acostado y tapado en la cama de su habitación.

Según informaron a la agencia de noticias Télam fuentes judiciales y policiales, los médicos forenses de la Policía Científica de Chivilcoy establecie­ron que el cuerpo de Nusbaum presentaba un solo balazo que ingresó por uno de los pómulos y quedó alojado en la región malar.

Además, según los peritos, el empresario rural que se dedicaba a administra­r un coto de caza en la provincia de La Pampa no presentaba ningún signo de defensa. Por la posición en la que fue hallado el cadáver, acostado en la cama y tapado con sábanas y frazadas, los investigad­ores analizan la posibilida­d de que Nusbaum hubiese sido asesinado mientras dormía.

La situación descripta por la autopsia no coincide con el relato de la esposa de la víctima, que expresó haber sido atacada por varios asaltantes. Gabriela Moreyra, de 39 años, había declarado que cuatro delincuent­es ingresaron anteayer a las 2 en la casa en el lote 124 del club de campo La Ranita, de Open Door; los despertaro­n, los sacaron de la cama y los obligaron a recorrer distintos ambientes en busca de dinero y elementos de valor.

Las autoridade­s judiciales buscan en el escenario del crimen elementos para determinar si se produjo o no el denunciado ingreso de delincuent­es. En principio, llamó la atención de los investigad­ores la contradicc­ión entre lo expuesto por la autopsia preliminar –un disparo por sorpresa y sin reacción defensiva de la víctima– y la versión de la mujer, que hizo referencia al ingreso de ladrones y a su posterior huida en el baúl del automóvil para no quedar a la vista del personal de vigilancia.

Moreyra –que según allegados atravesaba un proceso de divorcio con Nusbaum– afirmó que los delincuent­es se llevaron US$30.000, dos teléfonos celulares y otros elementos de valor, como cuchillerí­a y armas de fuego, algunas de ellas escopetas relacionad­as con la actividad de caza de su marido.

La mujer dijo que mientras ella estaba en la planta baja de la vivienda recorriend­o los ambientes con uno de los asaltantes escuchó la detonación de un arma de fuego, aunque sostuvo que no había podido ver lo sucedido.

En la casa también estaban los hijos del matrimonio, un adolescent­e de 16 años y una niña de 9, que dormían en la planta alta y que no llegaron a escuchar ruidos, ni la llegada de los asaltantes ni el disparo, según contaron las fuentes citadas por Télam.

La mujer afirmó que luego del disparo, dos de los delincuent­es cargaron los elementos robados en su auto, un viejo Ford Focus, y la obligaron a sacarlos del barrio ocultos en el baúl para que no los viera la guardia de La Ranita, mientras que otros dos asaltantes se quedaron en la casa con Nusbaum y los hijos.

Moreyra dejó a los delincuent­es en la ruta 6 y recién cuando la liberaron y regresó con el auto a la casa, pasadas las 4, encontró a Nusbaum muerto de un disparo, por lo que llamó a la policía.

En busca de pistas

El fiscal a cargo de la causa, Pablo Vieiro, de la Unidad Funcional de Instrucció­n (UFI) N° 10 descentral­izada de Luján, analiza por estas horas los videos de las cámaras de seguridad del barrio cerrado y espera el resultado de varios peritajes realizados por la Policía Científica.

“Se mandó a peritar el auto de la mujer en busca de alguna huella o rastro de los delincuent­es. También se tomaron diversas muestras en la escena para cotejos ADN. Por una cuestión de protocolo se tomaron muestras de las manos de la víctima y de la esposa para la prueba de barrido electrónic­o, que detecta restos de pólvora”, contó uno de los investigad­ores.

En la escena del crimen, los peritos levantaron una vaina servida calibre 9 milímetros, con lo que se cree que una pistola de ese calibre fue el arma homicida.

Según Télam, Vieiro mandó a pedir informes a la Agencia Nacional de Materiales Controlado­s (Anmac, ex-Renar) para saber la cantidad y clase de armas que la víctima tenía registrada­s.

El fiscal ya tomó contacto con familiares de la víctima, que explicaron que, por su actividad, Nusbaum viajaba mucho. Agregaron que hace poco había regresado de uno de sus viajes y que con su mujer estaba en una etapa de “idas y vueltas”, por lo que vivía con un hermano y no con ella y sus hijos en Open Door, aunque sí pasaba por allí para verlos y visitarlos.

“Uno de los hermanos contó que Nusbaum no andaba bien de dinero, que incluso él le solía prestar plata para que pudiera dejarles algo a su mujer y los hijos, y que tenían la casa del club de campo en venta”, confió otro de los pesquisas.

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El asesinato se produjo en el barrio cerrado Las Ranitas, en Open Door

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