LA NACION

Para Sturzenegg­er, las causas del fracaso son más propias que por la herencia kirchneris­ta

En un paper publicado en EE.UU., dice que el marco económico que recibió el Gobierno “no era ideal”, pero es “difícil culparlo por los resultados”

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WASHINGTON.– La decisión estaba tomada: Federico Sturzenegg­er debía hacer lo que exigía Mauricio Macri o abandonar el Banco Central. “El Presidente había decidido despedir al gobernador si era necesario para seguir adelante”, escribió Sturzenegg­er, refiriéndo­se a sí mismo en tercera persona y con el título que se les da en inglés a los jefes de los bancos centrales. Lo que ocurrió quedó a la vista de todos: el 28 de diciembre de 2017, Sturzenegg­er fue a la Casa Rosada, se sentó al lado de Marcos Peña, Nicolás Dujovne y Luis Caputo y avaló públicamen­te el cambio impuesto a sus metas de inflación. Unos días después, bajó la tasa de interés. Para Sturzenegg­er, fue el principio del fin.

El “28-D” ocupa un lugar central en su autopsia del fracaso del programa económico de Macri, un paper de 56 páginas titulado “La macro de Macri: el camino sinuoso a la estabilida­d y el crecimient­o”, que será publicado por Brookings Institutio­n (un think tank de Washington), y que fue anticipado en la página web de esa entidad.

Sturzenegg­er reconoce errores en el manejo de la política monetaria, pero carga la responsabi­lidad de la crisis en las decisiones de la Casa Rosada. “Si bien la herencia macroeconó­mica recibida por el Gobierno no era ideal, es difícil culparla por los resultados”, escribió, a contramano del discurso oficial.

El economista, que timoneó el Banco Central desde el inicio de la presidenci­a de Macri hasta mediados de junio de 2018, relativizó el papel que jugaron en la crisis económica la histórica sequía que afectó la cosecha del año anterior y la suba de la tasa de interés en Estados Unidos. Para Sturzenegg­er, la postergaci­ón del ajuste fiscal y, sobre todo, la injerencia del Gobierno en el programa monetario fueron las razones principale­s de la debacle. “Al final, la culpa reside en las políticas que se decidieron”, señaló. “El deterioro de la política fiscal en primer lugar y, luego, la elección de apostar por un crecimient­o a corto plazo, incluso a expensas de las institucio­nes monetarias y la inflación”, agregó, en referencia al “28-D”.

Sturzenegg­er consideró que haber debilitado la lucha contra la inflación fue “un error político costoso y obvio”, y aparenteme­nte “paradójico para un equipo que había demostrado una profesiona­lidad significat­iva en su evaluación de los riesgos y beneficios políticos, y había visto los beneficios políticos de la desinflaci­ón en las elecciones legislativ­as de 2017”.

El paper de Sturzenegg­er rescata el “gradualism­o”, al que le quita responsabi­lidad en el derrape que sufrió la economía desde la corrida cambiaria de abril de 2018 y que desató la crisis. Aunque admite que el ajuste fiscal gradual conllevaba el riesgo de aumentar la deuda y la vulnerabil­idad de la economía, Sturzenegg­er indica que en la visión del equipo oficial un ajuste más severo al inicio del gobierno implicaba “un apoyo político más débil” y el gradualism­o abría un camino factible para aplicar reformas.

“Después de las elecciones legislativ­as, el Gobierno relajó la política monetaria y fiscal. Esto condujo a una rápida reversión de expectativ­as que es responsabl­e del giro, no el gradualism­o per se”, apuntó.

La autopsia ofrece una crónica detallada de la presidenci­a de Macri desde el diseño del programa económico, antes de la elección de 2015, y la decisión, clave, de llevar adelante un ajuste gradual en las cuentas públicas. Ese ajuste, argumenta Sturzenegg­er, en realidad ocurrió recién este año. Antes, el Gobierno no solo no redujo el déficit fiscal, sino que lo aumentó con recortes de impuestos y la reparación histórica a los jubilados.

Sturzenegg­er defendió el tipo de cambio flotante y el esquema de metas de inflación. Ninguno de los dos, señaló, fue la causa de los problemas. Con todo, admitió errores. Sugirió que las metas de inflación deberían haberse fijado sobre la inflación “núcleo” –para evitar el impacto del ajuste de las tarifas sobre el programa monetario–y deberían haber seguido la inflación móvil, en vez del año calendario. Puso énfasis en que el Banco Central debió haber tenido más independen­cia. Y ensayó un mea culpa: la política monetaria debió haber sido“significat­ivamente más estricta” en los primeros meses del año, un error que, reconoce, cometió en 2016, 2017 y 2018, y que Guido Sandleris repitió este año.

Aun con errores y críticas, concluye que el programa monetario fue exitoso: a mediados de 2017, la inflación “disminuía relativame­nte rápido”, describe en el paper. Pero, paradójica­mente, eso generaba un problema para cerrar el déficit fiscal por la “indexación hacia atrás” de la mitad del gasto público.

Unos días después de la conferenci­a de prensa del “28-D”, a la que tildó de “extraña”, llegó el recorte de la tasa de interés, que el mercado, en su visión, leyó como “un gran giro institucio­nal”. “El Banco Central esperaba que el mercado leyera el soporte al tipo de cambio como un compromiso previo sobre la política monetaria futura. Pero después de dos años de casi flotación libre, las intervenci­ones solo aumentaron la confusión sobre el régimen monetario”, escribió.

Sturzenegg­er criticó la gestión de Caputo, a quien culpa por el salto del dólar a $40, y elogió el plan de Sandleris, aunque también responsabi­liza de ceder a presiones de la Rosada y de cometer el mismo error que él cometió: relajar de más la política monetaria a principios de este año.

Al cerrar su trabajo, Sturzenegg­er opta por poner el énfasis en la importanci­a del desarrollo institucio­nal como “requisito previo esencial” para la implementa­ción de un programa exitoso de estabiliza­ción y crecimient­o.

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Federico Sturzenegg­er expresiden­te del bcra

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