LA NACION

Vinculan el ataque a un comisario con la corrupción

Apuntan a delitos en las fuerzas policiales como móvil del atentado cerca de la ciudad de Rosario

- Germán de los Santos

ROSARIO.– El comisario Mariano Valdés decidió frenar el Ford Focus gris y acercarse a la banquina, donde tenía que hacer algo tan simple y banal como tirar la yerba del mate. La noche encapotada de nubes hacía más oscura la visión en ese momento, las 20.50, en la autopista Buenos Aires-Rosario, a la altura de Fighiera, en Santa Fe.

En ese instante de descuido, una camioneta gris con vidrios polarizado­s se puso a la par, según el relato de las fuentes oficiales consultada­s por la nacion. Tres hombres encapuchad­os dispararon contra la ventanilla del lado del conductor, donde estaba el jefe de la delegación de Santa Fe de la Policía Federal, quien viajaba acompañado de la oficial ayudante Rosana González. Ambos desenfunda­ron sus armas para defenderse. Según señaló el jefe de la Policía Federal, comisario general Néstor Roncaglia, el comisario y la suboficial realizaron más de diez disparos. En el auto se encontraro­n once vainas. Se sospecha que uno de los tres atacantes habría resultado herido.

“Repentinam­ente, apareciero­n en escena varios desconocid­os que descendier­on de una camioneta. Recuerdo el color gris del vehículo y que nos dispararon. Si bien es cierto que era de noche, la oficial y yo repelimos el ataque con nuestras armas reglamenta­rias. En lo personal, creo haber disparado al menos en 10 oportunida­des, y la oficial, igual”, relató el comisario Valdés a Diario UNO de Santa Fe.

Herido, el jefe policial logró conducir el auto hasta una estación de servicio en Las Mellizas, donde pidió ayuda. Sufrió dos balazos en la ingle y en el brazo derecho. Fue derivado a un sanatorio en Arroyo Seco y luego trasladado a Rosario, donde quedó internado en la sala de terapia intensiva.

Valdés retornaba a Santa Fe, donde está instalado desde el 9 de mayo pasado, cuando Néstor Roncaglia, jefe de la fuerza, relevó a la cúpula provincial de la Policía Federal por supuesta connivenci­a con narcos. En la ciudad de Buenos Aires, Valdés había participad­o de un curso de ascenso para comisario inspector.

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, consideró que “fue un ataque mafioso”. Y agregó, al ser consultada por la nacion: “Que personas encapuchad­as ataquen a un jefe de policía, que tiene un gran trabajo desde mayo cuando se removió a la cúpula de esa fuerza, es un hecho muy grave que nos tiene consternad­os y ocupados”.

El caso quedó a cargo de la fiscal de Villa Constituci­ón Eugenia Lasciarand­are y los peritajes fueron realizados por la Policía de Investigac­iones (PDI) de Santa Fe. No se lograron encontrar las vainas que dispararon los atacantes. Tampoco la yerba del mate que, de acuerdo con el relato de las víctimas, habrían tirado en la banquina donde se detuvieron, advirtiero­n fuentes de la investigac­ión en Santa Fe. Durante la tarde se buscaba ubicar las celdas telefónica­s que se habrían activado cuando la oficial llamó al 911 y a la ambulancia.

La principal hipótesis que se maneja en el Ministerio de Seguridad es que el ataque a Valdés podría estar vinculado al descabezam­iento de la cúpula de la Policía Federal de Santa Fe, que se produjo el 9 de mayo pasado. Está prácticame­nte descartada la posibilida­d de que se haya tratado de un intento de robo. Sin embargo, el propio Valdés no descartó esa hipótesis en la declaració­n que hizo ante los funcionari­os del Ministerio Público de la Acusación.

Cambios drásticos

Seis policías de la delegación de Santa Fe, entre ellos el comisario Marcelo Lepwalts, fueron procesados por pedido del fiscal federal Walter Rodríguez por los delitos de encubrimie­nto, incumplimi­ento de deberes de funcionari­o público, falsedad ideológica, falso testimonio, cohecho y comerciali­zación de estupefaci­entes. Se sospecha que los efectivos actuaban en connivenci­a con los narcotrafi­cantes.

El propio jefe de la fuerza, Néstor Roncaglia, se encargó en persona de relevar a todos los policías y puso en funciones a Valdés, que se transformó en una especie de intervento­r dentro de la Policía Federal de Santa Fe. Roncaglia se mostró en desacuerdo con el fiscal Walter Rodríguez, quien unos días antes se explayó sobre la connivenci­a de las fuerzas federales con el narcotráfi­co en Santa Fe.

El atentado contra el jefe policial se produjo pocas horas después de que el fiscal federal Walter Rodríguez advirtió que hay complicida­d de parte de las fuerzas federales que operan en Santa Fe con las organizaci­ones criminales. En diálogo con LT8, consideró que la situación es de “gravedad institucio­nal”, debido a los estrechos vínculos que tienen con las bandas de narcotrafi­cantes. “Hay niveles de complicida­d con el delito en ambas fuerzas (federales y provincial­es) y en un número significat­ivo”, aseguró Rodríguez, quien elevó –según dijo– una carta a la ministra de Seguridad en la que le pidió que “adopte las medidas necesarias” para poner fin al “nivel alarmante de corrupción institucio­nal en las fuerzas federales”.

Roncaglia opinó que el fiscal “puede hacer prensa con hechos concretos, como fue el allanamien­to a la delegación de la Policía Federal, pero lanzar que hay corrupción, con esa liviandad, no parece bien ni justo para los que día a día trabajan conforme a la ley”.

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El vehículo del comisario Valdés expuso las señales del tiroteo

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