La izquierda deja a España al borde de nuevas elecciones
El PSOE y Podemos no lograron sellar un pacto de gobierno
MADRID.– España olfatea, otra vez, elecciones generales. Salvo que en cosa de días ocurra un milagro por el que nadie apuesta, en dos semanas se disolverá el Congreso y en noviembre próximo, habrá un nuevo llamado a las urnas, de las que el socialista Pedro Sánchez espera salir más fortalecido que ahora.
De concretarse así las cosas, sería esa la cuarta convocatoria a elecciones generales anticipadas, que la fatigada ciudadanía española afronta en tres años, desde junio de 2014.
“Si hay agua en la pileta, Sánchez irá a la sesión de investidura. Si no, no vamos a perder el tiempo”, dijo la vocera del gobierno socialista, Isabel Celáa, al describir el agónico estado de las negociaciones para confirmar al socialista como presidente y evitar así un nuevo adelanto electoral.
A fastidio de la gente se suma el casi excluyente monopolio informativo alrededor de las, hasta ahora, fallidas negociaciones en entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y sus “socios preferentes” de la izquierda radical de Podemos para llegar a un acuerdo de gobierno que desbloquee la investidura.
El último capítulo de la fallida negociación fue ayer por la tarde, cuando una vez más los negociadores de uno y otro lado se levantaron sin acuerdo. Cada uno echándole la culpa al otro.
“No hay acuerdo porque Podemos rechaza un acuerdo programático y sólo busca sillones de gabinete”, dijeron desde el PSOE. “No hay acuerdo porque el PSOE negocia bajo amenaza de romper todo si no aceptamos lo que ellos quieren”, dicen desde Podemos.
De acuerdo con sondeos coincidentes, un adelanto electoral beneficiaría a Sánchez y perjudicaría claramente a Podemos. Pero es difícil que el actual presidente en funciones obtenga mayoría propia y evite caer nuevamente en manos de su díscolo “socio”.
Si las encuestas no se equivocan, Sánchez pasaría de los 123 a 143 bancas en el Congreso; esto es, 32 votos por debajo de la mayoría absoluta y condenado a negociar otra vez con Podemos, que bajaría ligeramente de los 42 que posee ahora. El conservador Partido Popular (PP) pasaría de los 66 legisladores que tiene ahora a 78.
Por mecanismo constitucional, si no se llega a un acuerdo de investidura, el 23 de este mes el rey disolverá las Cortes y llamará de nuevo a elecciones. Hay quienes aseguran que esta es una estrategia que Sánchez buscó desde un principio, con el objetivo de desgastar a Podemos y obtener más votos de la izquierda.
La principal diferencia se centra en la pretensión de Pablo Iglesias, el líder de Podemos, de pretender un gobierno de coalición. Algo inaceptable para Sánchez.
Al comienzo de las tratativas, Sánchez llegó a sugerir a Podemos cargos “de dirección” en reparticiones públicas, pero no ministerios. Algo que Iglesias rechazó por “humillante” pero que, en las últimas horas, empezó a ver con cariño ante la alternativa de quedarse sin nada.
La derecha saluda la falta de acuerdo en la izquierda y considera un nuevo llamado a elecciones “una nueva oportunidad para echar” a Sánchez del gobierno.