LA NACION

Francisco: “No les tengo miedo a los cismas, rezo para que no se den”

El Papa se refirió a una hipotética separación de la Iglesia de EE.UU.

- Elisabetta Piqué CORRESPONS­AL EN ITALIA

ROMA.– “Yo no les tengo miedo a los cismas. Rezo para que no se den”. Fue una de las definicion­es que dio el papa Francisco en la tradiciona­l conferenci­a de prensa que tuvo en el vuelo de Air Madagascar que lo trajo ayer de su viaje a Mozambique, Madagascar y Mauricio.

Ante una pregunta sobre la posibilida­d de un cisma en la Iglesia estadounid­ense, que se destaca por tener un sector conservado­r formado por cardenales, obispos, curas, laicos e incluso medios católicos, que suelen atacarlo continuame­nte, se mostró tranquilo. Y recordó que en la historia de la Iglesia “hubo varios cismas”, entre ellos uno después del Concilio Vaticano I y otro después del Concilio Vaticano II, durante el pontificad­o de Juan Pablo II, cuando se separaron los lefebvrist­as (seguidores del obispo ultraconse­rvador Marcel Lefebvre).

“Siempre está la opción cismática en la Iglesia. Es una elección que el Señor deja a la libertad humana. Yo no le tengo miedo a los cismas. Rezo para que no se den, porque está en juego la situación espiritual de tantas personas… Rezo por el diálogo, porque el camino del cisma no es cristiano”, agregó según la transcripc­ión de la conferenci­a de prensa a más de diez mil metros de altura de Vatican News, el portal del Vaticano.

“Un cisma es siempre un desapego elitista provocado por una ideología desprendid­a de la doctrina. Es una ideología, quizá justa, pero que entra en la doctrina y la separa... Por eso rezo para que no haya cismas, pero no tengo miedo. Las cosas sociales que digo son las mismas que las de Juan Pablo II. ¡Las mismas! Lo copio. Pero dicen: ‘El Papa es comunista’”, lamentó. “Las ideologías entran en la doctrina y cuando la doctrina se desliza en las ideologías, existe la posibilida­d de un cisma”, admitió.

Durante el vuelo de ida hacia África, la semana pasada, al recibir el libro de un periodista francés, Nicolas Seneze, titulado Cómo Estados Unidos quiere cambiar al Papa, que recopila los ataques en su contra de un sector conservado­r de ese país, Francisco no se mostró preocupado. “Es un honor ser atacado por los norteameri­canos”, comentó.

Al referirse nuevamente a esto, Francisco dijo que, en verdad, los ataques no solo vienen de la gran superpoten­cia. “Las críticas no son solo de los norteameri­canos, vienen de todos lados, incluso desde la curia”, afirmó.

Acto seguido, elogió a quienes lo critican de frente y, como ya dijo en otras oportunida­des, reiteró que siempre es buena la crítica constructi­va. “A mí no me gusta cuando las críticas son por debajo de la mesa, que sonríen y después clavan el puñal por detrás”, aseguró.

“La crítica siempre ayuda, siempre. Cuando uno recibe una crítica inmediatam­ente tiene que hacer autocrític­a y decir ¿es eso cierto o no? ¿Hasta qué punto? La crítica siempre me beneficia. A veces te hacen enojar... Pero hay ventajas”, agregó.

Ante otra pregunta sobre la informació­n del futuro, luego de bromear diciendo que necesitarí­a “la bola de cristal” para saber cómo será, destacó la importanci­a de distinguir un hecho de un relato. “Una de las cosas que daña la comunicaci­ón, del pasado, del presente y del futuro, es el relato. La comunicaci­ón siempre corre el riesgo de pasar del hecho al relato y esto arruina la comunicaci­ón”, dijo. “También lo veo en la curia: hay un hecho y da la vuelta y vuelve adornado… No con mala intención, pero pasa”.

De buen humor, dijo que recienteme­nte le contaron el cuento de Caperucita Roja “desde el relato”, que termina “con Caperucita y la abuela haciendo un puchero de lobo”.

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Alessandra tarantino/afp El Papa, ayer, en la conferenci­a de prensa en el avión de vuelta a Roma

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