Una agenda urgente que alerta a gobiernos, empresas y organizaciones sociales
Los especialistas aseguran que las sequías y las inundaciones son la consecuencia del aumento de las temperaturas y dicen que es imperioso actuar; el impacto en la pobreza
El pasado 29 de julio el planeta entró en quiebra ecológica. Se conoce como
“overshoot day” o día del giro de la Tierra al momento del año en que los humanos consumimos los recursos de la naturaleza para todo el año. Y en 2019 se alcanzó la fecha más temprana en toda la historia.
En un panel moderado por Ignacio Federico, periodista de la nacion; Guillermo Scallan, director de Operaciones de Fundación Avina; Aleandra Scafati, presidenta Ecomujeres y directora del Posgrado Ambiente y Desarrollo Sustentable de la UCA, y Silvia Stang, periodista del diario especializada en sustentabilidad, pusieron sobre la mesa las principales problemáticas que plantea el medio ambiente y hablaron de posibles soluciones.
Scafati explicó que en la Argentina las temperaturas promedio anuales aumentaron entre medio grado y un grado. “Esto implica lo que vivimos todos los días: inundaciones y sequías. Más del 50% de la superficie es desértica, se trata de suelos que no son más productivos; hay esperanza, pero hay que trabajar ya”, alertó.
Durante su intervención, la especialista citó el Índice de Desarrollo Económico Sustentable (SEDA, por
sus siglas en inglés), que elabora el Boston Consulting Group a nivel global y que ubica a la Argentina en el puesto 55 entre 157 países del mundo. “El peor indicador de la Argentina es la salud, estamos en el puesto 80. La educación y la infraestructura impactan directamente en la salud”, explicó, y aclaró que llegó al puesto 55 gracias a dos indicadores que están en riesgo de cara a 2020: el ingreso per cápita y la estabilidad económica.
“El año que viene la Argentina va a caer unos cuantos pisos para abajo”, alertó, y dijo que el hecho de que la Argentina sea un país extenso, rico en biodiversidad y con poca población hace que la medición de huella de carbono no sea tan grave con relación a lo que sucede con otros países. Sin embargo, agregó que es importante que el Estado y el sector privado se junten para tomar decisiones políticas sobre lo que sucede con ciertas industrias, como la energética. “No se puede seguir subsidiando a las petroleras, hay que trabajar los recursos con equidad y no poner a pérdida, así ganamos todos”, apuntó, y aclaró que, actualmente, menos del 2% de la matriz energética proviene de fuentes renovables. “Nos falta mucho, si no está clara la política energética, va a ser difícil que vengan a invertir”, argumentó.
Silvia Stang explicó cómo el contexto y la coyuntura económica tienen un impacto directo en el medio ambiente. “La caída de la actividad económica y del poder adquisitivo se traduce en mayor pobreza, más indigencia. Y estos factores tienen que ver con medio ambiente”, apuntó, y mencionó datos del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, que mide la “pobreza multidimensional”, que, además del acceso a la canasta básica de alimentos, toma variables como contar con un buen ambiente, a la vivienda con determinada sustentabilidad y educación, entre otras.
Los datos demuestran que un 6,2% de los hogares argentinos no acceden a la recolección de residuos, pero, cuando se desagrega el porcentaje, se ve que entre los pobres se llega al 12,3%. Es decir, la tasa se triplica en este segmento. Lo mismo sucede cuando se analiza otra variable: la población urbana que vive cerca a los basurales es del 21%, pero en la población no pobre la cifra es del 15%, y en la población bajo la línea de pobreza, de un 37%. Así, todas las cifras demuestran que hay una relación de doble vía: “Quienes viven en condiciones de pobreza son los que más sufren los problemas medioambientales y estos, a su vez, se generan por una mayor pobreza”, destacó.
Stang dijo estar de acuerdo con “la necesidad de generar un plan integral sobre cuestiones que hacen a la humanidad” y habló de casos locales que levantan la bandera de la educación y la sustentabilidad, como la cooperativa Creando Conciencia, que además de dar trabajo a un grupo de recolectores educa a los vecinos en el reciclado y crea productos a partir del plástico reciclado. Además, mencionó el trabajo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires sobre la urbanización de las villas y remarcó la importancia de fomentar acciones sociales y medioambientales desde los Estados.
Actualmente, Fundación Avina tiene oficinas en 20 países y se encuentra abriendo operaciones en África. “Vemos la posibilidad de generar vínculos sur-sur de conocimiento y aprendizaje. En África hay experiencias valiosas que se pueden traer a la región y que nos aportan valor”, explicó Scallan, quien hoy ocupa una posición con responsabilidad global en la organización, lo que lo llevó a conocer distintas realidades en todo el mundo.
“Hoy en el mundo somos 7500 millones de habitantes, de los cuales 4000 millones viven con menos de US$2 diarios. Si se hace zoom, te encontrás con que 2500 millones, un tercio, no tienen baño, y agregó que otros 1000 millones viven sin acceso a agua potable. Lo que se nos viene me preocupa sobremanera”, afirmó, y reconoció que hoy se cree que la problemática del planeta se resolvió con el Acuerdo de París, que se trató de un acuerdo en el que se avanzó en las condiciones, pero no implica que esto se esté realizando en los hechos.
“Creo que el diagnóstico no está clarísimo, se está construyendo, pero no entendemos que estamos en una emergencia climática. No hablemos más de cambio climático, es una crisis climática”, explicó. Contó que, mientras que años atrás la ciencia se dividía entre los “negacionistas” del cambio climático y quienes alertaban sobre el tema, hoy la división se da entre los que creen que ya se superó el límite y que no hay vuelta atrás y los que piensan que todavía quedan dos o tres años para poder reaccionar. En este sentido, Scallan pidió a las empresas no hablar de etapas de“pre competitividad ”, es decir, a no tratar el tema ambiental desde un trabajo por competencia, sino desde la colaboración.
Para esto, Scallan citó la iniciativa global #6D It’s Now, que llama a movilizaciones para el próximo 6 de diciembre, mientras los líderes del mundo estarán reunidos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25), que se hará en Santiago de Chile entre el 2 y el 13 de diciembre. “Tenemos que exigir a nuestros ministros que nos garanticen un camino seguro para no superar el grado y medio de temperatura, queremos que la humanidad completa actúe”, cerró.