“al degradarse el ambiente, lo primero que se degrada es lo humano”
Para el secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, además, si no hay premios y castigos económicos, la emergencia no va a modificarse
Antes de emprender su viaje a San Salvador de Bahía, Brasil, en donde se llevó a cabo a la “Semana de acción por el clima” y la reunión de ministros de Ambiente del Mercosur, Sergio Bergman, secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, participó de la tercera edición del encuentro de “Sustentabilidad”, que la nacion realizó el martes 20 de agosto en el Malba. En diálogo con José Del Rio, secretario general de Redacción del diario, Bergman habló de la agenda que se viene en materia de medio ambiente a nivel local, regional y global, y aseguró que la Argentina alcanzará, en 2025, un 20% de la matriz de energía limpia, renovable y asequible.
–¿De qué va la temática del encuentro este año y por dónde viene la agenda para lo que queda de 2019?
–Tiene que ver con las acciones de “semanas por el clima”. Nosotros las realizamos aquí a principios de julio, en el Palacio de las Aguas, y tiene que ver con dar una respuesta concreta a lo que fue firmar el Acuerdo de París. Ya pasó la etapa de negociaciones y estamos una etapa de dar cuenta de la acción. La secuencia global empieza el 23 de septiembre en el “Summit de Acción por el Clima”, que el secretario general de las Naciones Unidas convoca en Nueva York, donde está pidiendo que no solo los gobiernos, sino todos llevemos acciones concretas para elevar el nivel de ambición y de acción política. Luego, habrá en Costa Rica una “pre COP” –en referencia a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2019– el 8 y 9 de noviembre; y la primera semana de diciembre va a ser la COP25 donde América Latina va a estar en el foco de la conversación.
–Uno de los proyectos tiene que ver con los Parques Nacionales y la ecología, temas que en el mundo están en el foco de la agenda, pero el devenir de nuestro corto plazo hace que no profundicemos. ¿Por qué falta tanto para subirnos a esa agenda global?
–Actuamos de manera reactiva a una alarma que sonó (el cambio climático) para revertir cómo consumimos, producimos, cómo nos relacionamos con la naturaleza y cómo entendemos que, al degradarse el ambiente, lo primero que se degrada es lo humano. Se planteó que hay un límite, que así no se puede seguir, y se planteó el paso de la matriz lineal a la circular. Es verdad que falta, pero es cierto que hemos asumido un nuevo paradigma, somos “glocales” y “prosumidores”. Es decir, somos globales en los acuerdos que hemos firmado y traducido en responsabilidades locales de lo que tenemos que hacer. Al mismo tiempo, no somos solo consumidores, somos productores de impacto y soluciones como son las energías renovables y distribuidas.
–Se vio una situación de calor récord en ciudades como París, o de frío récord, como en Villa La Angostura ¿Cree que la consciencia ya es real o todavía falta?
–Estoy convencido de que podemos tener discusiones sobre cómo lo interpretamos, pero la evidencia es tan contundente que no importa cómo la llames: si queremos discutir cambio climático, si es la emergencia, si es, de alguna manera, una discusión de la ciencia o un estado de consciencia. Pero, para nosotros, la intermitencia de sequías profundas, simultáneamente con inundaciones que nos desbordan, esta situación que el ciudadano ve que, en términos de la naturaleza, las cosas no están como estaban antes, nos pone en una situación donde, evidentemente, más que un apocalipsis tenemos un tiempo real para actuar y hay una nueva generación que ya está planteando este tema.
–Hablaba de energías renovables y hay un proyecto concreto que tiene que ver con la ley sancionada en septiembre de 2015, que proponía alcanzar una contribución del 8% de la matriz en 2017 y 20% en 2025 ¿Cómo estamos hoy?
–La ley 27.191, que estaba prevista para sancionarse en 2013, lamentablemente se demoró y se pudo sancionar en 2015. Eso es algo importante, porque estas son políticas de Estado y no de un gobierno. En esa ley se preveía estar, ahora, en un 8%, que todavía no alcanzamos. Pero, rápidamente, reglamentamos la ley y estamos en una matriz en la que el objetivo se va a cumplir.
Nuestro objetivo en la agenda de desarrollo sostenible 2030 significa que para 2025 estaremos en 20% de matriz de energía limpia, renovable y asequible. En esa proyección promulgada, más la ley, más el plan Renovar 1, 1.5 y 2; más lo que fue la resolución 202 y lo que tiene que ver con energía renovable a término. Se trata de un mercado que hace que los que tienen más de 300 megawatts anuales de consumo puedan contratar directamente energía renovable, sin pasar por la red. Ya hay 147 proyectos, hablamos de US$7500 millones y 4500 megawatts. A eso se suma otra ley (la 27.425) de energía distribuida, que es un cambio de paradigma fenomenal. Lo que dice es que podés producir tu propia energía, subirla a la red, tener medidor de doble vía que te mida lo que producís y lo que consumís y ahí vas a ahorrar la transmisión de la energía, que es entre el 8% y el 15% de la factura, y, además, no tenés que almacenarla en baterías que contaminan.
–Algunos países impulsan menor contaminación con pago de menos impuestos para aquellos que hacen bien al planeta. ¿Es viable eso en la Argentina?
–Eso es una alianza de la que la Argentina participa. Es la alianza “Carbon Pricing” que habla justamente de esta idea de que el carbono emitido o las equivalencias de lo que contamina tengan un correlato en la economía. En la Argentina, al tener el privilegio el año pasado de presidir el G-20, seguimos la línea de la presidencia de Alemania, que planteó que, si no es la economía la que premia y castiga, esta emergencia no va a modificarse. Ya pasamos casi 50 años de una militancia ecológica contestataria a la acción productiva y de mercado y hemos fracasado. Lo que tenemos que hacer es cambiar cómo funciona el mercado. Necesitamos acciones de los países y de las empresas para llegar a una ecuación en la que lo que se plantea que se reduzca a decir que nada pueda ser rentable si no es sustentable. Eso es penalizar y cobrar por anticipado la externalización ambiental de productos y servicios. Si vas a producir algo te tenés que ocupar de la logística y del packaging de lo que servís. Por eso el Acuerdo de París incluye y es parte de la última negociación, en la COP24, en Polonia, que reguló el capítulo 6 del acuerdo que es cómo se va a contabilizar el carbono en la economía para que los países reciban apoyo multilateral si tienen una política de premiar a quien cuida el planeta y la salud de la gente.
–Si vamos al medio ambiente y al rol de la Argentina. ¿Cuál debería ser nuestro futuro?
–En mi opinión, el futuro tiene que ver con el presente. Entiendo que necesitamos que la Argentina se incluya en la conversación global y transforme estas conversaciones sobre la sustentabilidad en políticas de Estado que no cambien con los gobiernos y acompañen el cambio de la sociedad.