Diez películas sobre realidades alternativas, a partir del nuevo film de Danny Boyle
Desde nazis victoriosos hasta músicos que hacen pasar por propios los éxitos de Lennon y McCartney como en Yesterday, la película de Danny Boyle que se estrena hoy
Si bien toda ficción es una realidad alternativa porque, por definición, muestra sucesos que no tuvieron lugar en el mundo real, las realidades alternativas también existen como un dispositivo narrativo específico del género fantástico: historias en las que los personajes se descubren en un mundo que no es el propio. Una de las mas célebres es la del hacker Neo en The Matrix, que empieza a notar grietas en su realidad hasta que se le revela que es ilusoria: la paradoja, en este caso, es que la realidad alternativa es, en verdad, la que parecía más normal. Dentro de estos relatos hay un subgrupo específico que recibe el nombre de “ucronía”. Si la utopía es un lugar que no debería existir, la ucronía es un tiempo que nunca existió: se trata de relatos de historia alternativa, en los que el cambio de algún momento del pasado reconfigura por completo la realidad en el presente.
¡De esto trata el nuevo (y muy exitoso a nivel internacional) film de Danny Boyle, que se estrena hoy en Argentina: el singer-songwriter Jack Malik (Himesh Patel) sufre un golpe que lo deja inconsciente y se despierta en un mundo en el que los Beatles nunca existieron. Sólo Jack, quien es un músico frustrado, es capaz de recordar a los Fab 4 y, más importante, a sus canciones y pronto empieza a sacar provecho de la situación. El guionista Richard Curtis (Notting Hill) construyó una comedia romántica que explota bien el concepto de alto impacto de su premisa, pero está claro que esta película estuvo lejos de idearlo.
Acaso el más célebre y más impactante de los cambios históricos que crean una nueva realidad sea el introducido por Philip K. Dick (y muchas veces replicado por otros autores) en su novela El hombre en el castillo (la serie basada en el libro ya está en su cuarta temporada). Allí, los poderes del Eje ganan la segunda guerra mundial y se reparten el control del mundo. Dick utiliza la idea de una realidad falsa para desnaturalizar la nuestra. A diferencia de otras ucronías con el tema del triunfo nazi en las que los personajes luchan contra la opresión totalitaria, aquí los protagonistas normalizaron el orden de su mundo y no añoran uno diferente, dado que nunca lo conocieron, del mismo modo en que nosotros normalizamos el orden de nuestro mundo y todas sus anormalidades nos parecen, simplemente, el modo natural en que son las cosas. Fatherland (película de 1994, dirigida por Christopher Menaul y basada en la novela homónima de Robert Harris) no llega a un planteo existencial tan intenso como el de Dick, sino que se limita a replicar el escenario: Alemania triunfa sobre Gran Bretaña e impone su dominio sobre buena parte de Europa, que pasa a llamarse Germania. La acción transcurre en 1964: Hitler está próximo a cumplir 75 años y un crimen amenaza con oscurecer los festejos. La investigación de un oficial de la Gestapo (Rutger Hauer) y una periodista norteamericana (Miranda Richardson) destapa un secreto atroz que podría resultar en el derrumbe del régimen. En Bastardos sin gloria (2009), Quentin Tarantino da una vuelta de tuerca sobre la historia alternativa de la Segunda Guerra Mundial: solo al final del film se revela que estamos en un mundo paralelo en el que, a tono con la cinefilia de su realizador, Hitler es asesinado en un cine por una proyeccionista judía.
Una variante de la historia en la que los nazis ganan la segunda guerra es la que pone a la Unión Soviética triunfando sobre los Estados Unidos. Acerca de esto trata Red Dawn (John Milius, 1984): el bloque del este invade Norteamérica y fuerza a los hermanos interpretados por Patrick Swyaze y Charlie Sheen a liderar la resistencia. Como castristas de derecha y fanáticos de las armas de fuego, se ocultan en la selva y comienzan una guerra de guerrillas para repeler a los invasores comunistas. La película tuvo una remake reciente (con Liam Hemsworth), en la que los soviéticos son reemplazados por coreanos del norte.
La tercera variante recurrente acerca del un triunfo de un régimen que históricamente fue derrotado es la que ubica al sur como ganador de la guerra civil norteamericana y, en consecuencia, plantea la continuación de la esclavitud. Este escenario era habitual en la vieja serie de Tv El túnel del tiempo (1964) y reaparece en la parodia Abraham Lincoln, cazador de vampiros. También es el tema central del mockumentary The Confederates States of America, una película que, se dice, puede ser inconveniente para “niños y sirvientes” y muestra un mundo en el que existen productos como un brazalete electrónico para rastrear a esclavos fugados y presentadoras de televisión que enseñan a redecorar la propia plantación. La vuelta de tuerca es que algunos de los elementos ultrarracistas que pueblan el film no son invenciones sino que existen en nuestra realidad.
Si bien Qué bello es vivir (Frank Capra, 1946) no fue el primer relato acerca de una realidad alternativa, por décadas fue el más célebre. Fuertemente inspirada por Dickens, esta es la historia de un hombre común que debió postergar sus sueños y contempla el suicidio, hasta que un ángel le muestra cómo habría sido el mundo si no hubiera nacido: un lugar mucho más cruel, en el que la ausencia de sus buenas acciones desató una cadena de espantos sobre el pueblo de Bedford Falls (que en el mundo paralelo se llama Pottersville en honor al plutócrata que se apropió de todo). Para muchos, inversamente al optimismo del film, el edénico Bedford Falls es el mundo tal como es representado en el cine de Capra, mientras que el infernal Pottersville es el mundo real, en el que debemos vivir al salir del cine.
La película que desplazó a Qué bello es vivir como el relato de historia alternativa más celebre fue, claro, Volver al futuro (Robert Zemeckis, 1985) en la que un adolescente norteamericano es transportado a la década del 50 y, entre otra cosas, inventa el rock & roll. En la segunda parte, como consecuencia de cambios en el pasado, el presente de la película (1985) se ve completamente alterado (el villano Biff es uno de los hombres más ricos del país) y Marty McFly (Michael Fox) debe volver al pasado para restituir el orden que conoce.
En La invención de la mentira (Ricky Gervais, 2009) lo que altera la realidad no es un cambio histórico, sino que jamas apareció una idea habitual en nuestro mundo: nos muestra un plano en el que a nadie se le había ocurrido mentir. Gervais lleva este premisa hasta las últimas consecuencias y presenta una realidad en la que no existe la ficción: los programas televisivos de más éxito consisten en narradores relatando a cámara siempre los mismos acontecimientos de la historia. Cuando el personaje que encarna está al límite de su mala suerte, su cerebro produce una sinapsis insospechada y logra enunciar algo que escapa a su comprensión, la primera mentira, que cambia radicalmente su vida.
El hechizo del tiempo (Harold Ramis, 1993) y Al filo del mañana (Doug Liman, 2014) parten de la misma premisa: un hombre vive todas las variaciones posibles de un mismo día. Una es una fantasía romántica y el eterno retorno del mismo día jamás se explica, mientras que otra es la historia de una invasión extraterrestre y todo se explica por la inexplicable tecnología alienígena. En ambas, los protagonistas (Bill Murray y Tom Cruise, respectivamente) reviven infinitamente lo mismo, salvo que son los únicos capaces de recordar sus vidas alternativas y aprender en el proceso, cosa que, finalmente, los libera del bucle en el que se encuentran. Y es que de esto se tratan las realidades alternativas: son una forma de aprendizaje para que podemos entender mejor las condiciones reales de la nuestra.
En La invención de la mentira,
las personas viven en un universo en el que no existe el engaño