El fenómeno al que todos admiran
Lejos de ser fugaz, el eterno Luis Scola es leyenda y sigue brillando entre elogios de todos
Tiene 39 años y encabeza el seleccionado argentino semifinalista en el Mundial de básquetbol. No está de relleno en el plantel: brilla en el juego, marca récords y lidera a los jóvenes con el ejemplo. Mucho antes de China 2019, se internó en su campo para entrenarse por su cuenta. Sus compañeros, y decenas de miles de aficionados, le piden públicamente que continúe en el equipo nacional hasta los Juegos Olímpicos Tokio 2020. Los rivales lo respetan y lo elogian. Luis Scola es más que el capitán, el máximo goleador histórico de la Argentina y campeón olímpico de 2004: es, para todos, una leyenda.
DONGGUAN, China.– Siempre un gesto adusto. Como si estuviese contrariado. Se desarma esa idea cuando se lo ve interactuar con gente local. Saluda amablemente y a cada paso escucha un “nihao, nihao”, la forma en la que se saluda por estas tierras. Lentes oscuros y una tranquilidad que no hace pensar que una leyenda del básquetbol se mezcla con los simples mortales. Luis Scola, el mejor jugador de la selección argentina de la historia, no se nubla por nada, vive la clasificación para las semifinales con la calma de quien sabe cuánto potencial tiene en sus manos.
Gherson, un chico de 14 años que vive aquí, no puede contener su emoción por saber que en cualquier momento puede aparecer el capitán de la Argentina por el Kande International, el búnker del conjunto nacional. Camina a paso apurado y repite una frase sin parar: “Sī kē lā shì yīgè chuánqí”. Quiere por todos los medios que se entienda lo que está diciendo, insiste, no se detiene. Un teléfono lo ayuda en la tarea: “Scola es una leyenda”. Y todos lo consideran así. Por ejemplo, los jugadores de Francia, antes del duelo con Estados Unidos, cruzaron saludos con Scola y se advertía ese respeto en cada uno de esos intercambios.
“Scola es el líder emocional de Argentina y tal vez una de las leyendas más grandes de todos los tiempos en el básquetbol”. La frase es de Aleksandr Djordjevic, el director técnico de Serbia, que lo sufrió en la noche en la que el capitán se convirtió en el basquetbolista que más partidos, 39, jugó en la historia de la Copa del Mundo, una competencia nacida en Argentina 1950. El capitán argentino superó los 38 de Jerome Mincy, el ala-pivote de Puerto Rico que participó en cinco mundiales: España 1986, Argentina 1990, Canadá 1994, Grecia 1998 y Estados Unidos 2002. Como en una sucesión, aquella competencia de 2002 fue la primera de Scola; la siguieron Japón 2006, Turquía 2010, España 2014 y China 2019, en el que sigue escribiendo capítulos fantásticos.
Él no se detiene. Pueden sus compañeros relajarse, como sucedió después de la memorable victoria sobre Serbia. La mayoría almorzó en el hotel y por la tarde salió a despejarse. Algo de shopping para Nicolás Brussino, Luca Vildoza, Máximo Fjellerup… Una salida de compras para Facundo Campazzo y Nicolás Laprovittola. Descanso para Patricio Garino y Gabriel Deck, aunque sin demasiada siesta: “Apenas 40 minutos. Con esto de la alimentación no estás pesado y duermes poco”, cuenta Tortuga Deck.
Pero para el capitán, nada de salidas. En el almuerzo ya estaba pensando en los posibles rivales. Charló de las alternativas con sus compañeros, cruzó algún comentario con parte del staff técnico. Nada cambió para Scola, aun al día siguiente al gran golpe argentino en la Copa del Mundo.
No hay número estadístico que lo saque de eje, porque con la clasificación para las semifinales, Scola se aseguró jugar al menos dos partidos más: la propia semifinal y la final o el partido por el tercer puesto. Al cierre del torneo, su marca se quedará en 41 encuentros mundialistas. Un registro impresionante. Pero más allá de las de las cuestiones que quedarán en los archivos, hay un deseo creciendo a cada segundo en el plantel: que el capitán acepte participar en los Juegos Olímpicos Tokio 2020.
“En el primer partido, contra Corea del Sur, cuando pensé que este podía ser el último mundial de Luis, que quizá no jugaría más al básquet después de este torneo, me dije «no puede ser, no puede ser que este crack se retire en esta competencia». Y si quedábamos afuera de los Juegos Olímpicos íbamos a sentirnos un poco culpables. Pero cuando le ganamos a Polonia, se vivió esa sensación de alivio y comenzó ese murmullo de «che, que Luis juegue un año más». Siento realmente muchas ganas de que Luis juegue un año más con nosotros porque está impecable, porque nos apoyamos mucho en él en la ofensiva y por todo lo que presenta. Merece todo lo que está pasando. Disfrutamos todos los días tenerlo”, dice Vildoza, uno de los jóvenes del plantel argentino.
El base de Baskonia dijo que el grupo disfrutaba los éxitos tanto por sí como por su líder. Y el otro cabecilla del plantel, Campazzo, muy activo en Twitter para sus 283.000 seguidores, directamente hizo masivo un pedido: “RT para que Scola vaya a tokio...”. El cordobés consiguió lo que pretendía: 52.600 retuiteos hasta la tarde de ayer, además de 31.200 “me gusta”. De todos modos, no parece ser necesario el clamor popular: con mayor o menor contundencia, Luis dio a entender en entrevistas que seguiría en el seleccionado si se lograba la clasificación olímpica. Y ese objetivo ya está entre los que cumplió la Argentina en China 2019.
A los 39 años el nombre de Luis está grabado a fuego. Los excompañeros lo elevan hasta el Olimpo y quienes comparten equipo ahora con él lo siguen sin dudar ni un segundo su guía. Sucede que Scola se preparó como nunca para esta competencia y sumó horas y horas de entrenamiento en su campo en Castelli, provincia de Buenos Aires, junto a Marcelo López, su preparador físico, que también es parte del grupo de trabajo en la selección. Por eso uno y otro se abrazaron tras la victoria contra Serbia: ambos saben cuánto hicieron para lograr que el ala-pivote estuviera intacto, como si el calendario no lo hubiera atrapado.
El capitán argentino ya tiene 680 puntos mundialistas en la mano. Es el segundo anotador de la historia, detrás del brasileño Oscar Schmidt y sus 906, pero también impacta que a su edad haya anotado 107 tantos en seis partidos en China 2019, a una media de 17,83 unidades por juego, más 7,3 rebotes. “Es una máquina. Parece salido de otro planeta”, dijo Manu Ginóbili luego del triunfo argentino sobre los balcánicos.
En la tarde posterior al logro fue a cenar con sus compañeros. Se trató de la segunda reunión del equipo durante el certamen. La primera tuvo lugar en Wuhan, la primera ciudad que visitó el plantel, y fue organizada por el propio Scola. Ahora también promovió el encuentro de todos los integrantes del grupo.
Una leyenda pasa por esta ciudad. Luis Scola, el capitán eterno. El talento que nació en Floresta, se crio en Martín Coronado, conquistó el mundo y no tiene fecha de vencimiento.