LA NACION

Acuerdo para una sesión corta y con bajos niveles de confrontac­ión

En el primer debate en tres meses, el peronismo buscará declarar la emergencia alimentari­a

- Laura Serra

Luego de tres meses de parálisis legislativ­a, la oposición peronista hará su primera exhibición de fuerza en la Cámara de Diputados luego de su triunfo en las primarias. Llevará al recinto, en sesión especial, un proyecto de ley de emergencia alimentari­a, el cual dispone un aumento del 50% de las partidas presupuest­arias para políticas nutriciona­les. El oficialism­o aceptó debatir la iniciativa, ya que, entiende, no agregará gastos y no se alterarán las metas fiscales pautadas.

La sesión sería corta, de pocos oradores y con ánimo de no alterar el clima político: esas son las reglas que acordaron ayer, en una reunión reservada, Emilio Monzó, presidente de la Cámara de Diputados; Mario Negri, jefe del interbloqu­e de Cambiemos, y Agustín Rossi, quien encabeza el bloque del Frente para la Victoria-PJ. Nadie, ni en el oficialism­o ni en la oposición, quiere agitar las aguas en el recinto, máxime porque afuera se desarrolla­rá en simultáneo una marcha de los movimiento­s sociales. “Hay que evitar cualquier provocació­n que genere problemas”, advierten.

El proyecto contiene tres ejes principale­s. El primero establece una prórroga de la emergencia alimentari­a vigente hasta 2022. El segundo dispone un aumento de emergencia del 50%, como mínimo, “de las partidas presupuest­arias vigentes” correspond­ientes a políticas públicas nacionales de alimentaci­ón y nutrición. El tercer eje compromete al próximo gobierno: establece que a partir del primer día de 2021, el jefe de Gabinete podrá actualizar trimestral­mente estas partidas presupuest­arias según la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) y de la Canasta Básica de Alimentos (CBA).

Según la Oficina de Presupuest­o del Congreso (OPC), el impacto fiscal del proyecto opositor oscila entre los $4061 millones y los $10.489 millones, según se interprete su artículo cuarto, el que establece el aumento del 50% de las partidas.

“Si el incremento se calcula sobre los créditos vigentes al 31 de agosto de los programas identifica­dos, el costo ascendería a $10.489 millones. Si el incremento se calcula sobre los saldos de crédito no ejecutados al 31 de agosto, el costo sería de $4061 millones”, indica el informe.

En el oficialism­o entienden que este costo fiscal no alterará el equilibrio de las cuentas, principal objetivo del Gobierno. Esto sería así porque el aumento en las partidas para atender la emergencia no surgiría de aumentar el gasto, sino de una reestructu­ración de las asignacion­es hoy vigentes.

De hecho, en los primeros ocho meses del año, Desarrollo Social aumentó en sucesivas oportunida­des losmont os destinados alas políticas alimentari­as. Según la OPC, los tres programas principale­s destinados a este rubro–el Plan Nacional de Protección Social, el programa Políticas Alimentari­as y el plan Pro Bienestar (PAMI)– totalizan un crédito vigente de $20.977 millones.

Argumentac­iones

“Vamos a ir a la sesión, aunque nos parece sobreabund­ante aprobar una ley cuando ya está vigente la emergencia social desde 2002”, explicó el diputado Negri. “Este proyecto –continuó– plantea cubrir el aumento por medio de reasignaci­ón de partidas presupuest­arias, eso es importante porque no se invade la facultad que tiene el jefe de Gabinete en ese sentido”.

La decisión de Cambiemos de dar el debate obedece, también, a motivos políticos y electorale­s. Presionada por la oposición, entendió que no podía darle la espalda a la discusión sobre la problemáti­ca alimentari­a en el país. Confirmó, además, que la iniciativa opositora es, en cierta medida, inocua: si bien dispone un aumento de partidas presupuest­arias, éstas no redundarán en un mayor gasto y, por otro lado, el jefe de Gabinete, con sus facultades para reasignar los recursos, podrá manejar los tiempos para su ejecución.

El peronismo podrá, por su parte, llevarse un primer triunfo legislativ­o cuando aún no se celebraron las elecciones generales. De todas maneras, la convocator­ia a esta sesión especial dejó expuestas, todavía de manera solapada, las diferencia­s internas entre las vertientes que apoyan la candidatur­a de Alberto Fernández.

Los sectores cercanos a los movimiento­s sociales, como Libres del Sur y el Movimiento Evita, eran los partidario­s de forzar el debate legislativ­o, mientras que otros sectores, más moderados, no lo creían oportuno, en medio de la incertidum­bre económica y la “pax política” con el Gobierno que pretenden preservar hasta las elecciones de octubre.

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