LA NACION

La cuna política de todos los últimos gobernador­es peronistas

Busti, Urribarri y Bordet son de Concordia; las dificultad­es de la oposición para imponerse

- De los Santos Germán

CONCORDIA.–“ACÁ nadie puede hacerse el distraído”. La frase se replica entre los habitantes de Concordia como un antídoto a los argumentos que se usan para explicar la pobreza, en una ciudad que es considerad­a la capital provincial del PJ, y donde en 2017 logró ganar Cambiemos pero dos años después el derrumbe electoral del presidente Mauricio Macri también irradió esta zona, donde se impuso el actual intendente Enrique Cresto.

El linaje peronista de Concordia es extenso: el peronismo gobierna esta ciudad desde 1983. Pero además aportó tres gobernador­es, como Jorge Busti, quien estuvo durante 12 años al frente de la gobernació­n; Sergio Urribarri, que encabezó dos mandatos y Jorge Bordet, que resultó reelecto con el 57 por ciento de los votos este año al vencer al radical Atilio Benedetti.

Más allá de los vaivenes económicos de las últimas tres décadas, el peronismo no logró esmerilar la pobreza estructura­l de una ciudad que tiene una fuerte influencia política a nivel provincial, en una región productiva que no consigue irradiar su riqueza hacia una periferia desplazada, que eclosionó en 2013 con saqueos que convirtier­on a esta ciudad en un escenario de guerra entre vecinos, tras el acuartelam­iento de la policía.

Para Bordet, quien es un emergente político de Concordia, con lazos estrechos con el candidato del Frente de Todos Alberto Fernández, es necesario hacer un análisis profundo de la pobreza, que -según el gobernador- “comienza cuando se construye la represa de Salto Grande donde vienen a Concordia 7.000 trabajador­es. Después de que la represa se termina la mayor parte de esos trabajador­es se quedaron en la ciudad”, sostuvo Bordet en diálogo con la nacion. La represa se terminó de construir hace 35 años.

El gobernador consideró que “se formó un cinturón muy grande de pobreza a principios de los 80, y después fueron cerrando fábricas importante­s como Pindapoy y el ferrocarri­l Urquiza, que tenía la gerencia en Concordia, que provocó que quedaran 2.000 trabajador­es en la calle. A esto se suma que cierra el frigorífic­o Yuquerí que empleaba a 1.500 personas”.

Para el gobernador Bordet “hay una sucesión de hechos que van explicando cómo socialment­e se compone la pobreza en Concordia. Lo cierto es que es una ciudad que cuando hay una crisis la golpea hasta el fondo porque no hay empleo público, es todo empleo privado”.

El mandatario entrerrian­o razonó que “también cuando hay una época de reactivaci­ón económica la ciudad crece y crece sostenidam­ente. El problema que tiene hoy Concordia es que si bien la desocupaci­ón está dentro de la media nacional, los salarios son muy bajos y temporario­s. La mayor parte se emplea en la cosecha para citrus y para arándanos, que ahora están en la época pico”.

Del otro lado, el excandidat­o a intendente de Cambiemos, Roberto Niez, quien es presidente de la Delegación Argentina ante la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, un puesto clave en la región, analizó que “Concordia tiene una pobreza estructura­l desde hace décadas que es del 30 por ciento. Esto no es nuevo, pero no logramos desde la política ponernos de acuerdo cómo enfrentar este problema que cada vez se agrava más, con la ayuda de las adicciones a las drogas”.

Niez, quien perdió las últimas dos elecciones a intendente frente al peronista Enrique Cresto, quien fue reelecto este año, admitió que a partir de 2016 se generó un nuevo problema en los sectores de la mano de obra para la recolecció­n de arándanos y los cítricos, luego de que el Ministerio de Desarrollo Social decidiera que si un cosechero cobraba un plan social debía darlo de baja durante la cosecha, que abarca entre 50 y 60 días. Lo que ocurrió después es que tardaron meses en volver a incluirlos en la asignación a los cosecheros. De esa manera mucha gente decidió abandonar la cosecha y quedarse con la asignación.

Juan Domingo Gallo, concejal electo del PJ, plantea que para atacar la pobreza se necesitan fondos. “Concordia tiene que recuperar los fondos del excedente de la represa que históricam­ente fueron equiparabl­es al presupuest­o de la Municipali­dad de esta ciudad. Esto es justo para la ciudad donde se construyó una represa que generó muchísimo daño en el medio ambiente”.

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