Justicia en la niebla
Uno de los interrogantes que se ciernen sobre esta argentina que no pierde el hábito de autodestruirse afecta al futuro de las causas por corrupción ventiladas durante los últimos años. ¿Seguirán su curso normal o terminarán abandonadas en un cajón?
Buen número de estas causas tiene por delante recursos pendientes, juicios orales con centenares de testigos y otras particularidades propias del proceso penal. ¿Qué hará al respecto la Justicia Federal ante el escenario probable de un triunfo del Frente de Todos en las próximas elecciones presidenciales y, por lo tanto, una nueva mayoría en ambas cámaras legislativas y en un consejo de la Magistratura politizado? ¿avanzará con razonabilidad y respetando la defensa en juicio? ¿O el celo puesto en varias de estas causas en trámite se transformará de la noche a la mañana en dilación? ¿Liberará a algunos detenidos con prisión preventiva, a tenor de lo establecido por una convención americana de Derechos Humanos que se aplica selectivamente (no a militares ancianos, por ejemplo)? no lo sabemos. Sin embargo, el modesto historial argentino en materia de condenas por delitos contra la administración pública no permite cifrar demasiadas esperanzas en el porvenir. La desconfianza que gran parte de nuestra sociedad experimenta sobre el sistema judicial debería acelerar en los propios magistrados un proceso de autoexamen tendiente a revertir esa imagen. Lo que se requiere no es un cambio cosmético, sino una incisión profunda que permita advertir el origen de la enfermedad y dé lugar a su cura. Viejas mañas corporativas y privilegios fiscales y previsionales son parte de una realidad que tarde o temprano habrá que empeñarse en revertir. Pero, ante todo, urge terminar con un verdadero estigma, que afecta al corazón de la división de poderes: el “tiempismo” judicial, es decir, la tendencia de algunos jueces y fiscales, especialmente del fuero federal, a inclinar su accionar atendiendo razones políticas y no estrictamente jurídicas, según los vientos electorales soplen en una dirección u otra.