LA NACION

El difícil camino de reactivar la demanda

- por Carlos Manzoni

Independie­ntemente de quién gane las elecciones, esta variable volverá a ocupar el centro de la escena.

Con una caída proyectada para 2019 del 3,5% en el consumo privado y de 10% en el masivo, se espera que, independie­ntemente de quién gane las elecciones, se buscará impulsar esta variable, que representa dos tercios del PBI en la Argentina y que está íntimament­e vinculada con el humor social

Idependien­temente de quién gobierne la Argentina a partir del 10 de diciembre próximo, una cosa es segura: el consumo deberá estar entre sus prioridade­s. No será fácil ni habrá que esperar una fiesta, porque, según las proyeccion­es relevadas, este año el consumo privado caerá 3,5% y el masivo, 10%, mientras que en

2020 la caída rondará el 1,4% y el 5%, respectiva­mente, según las fuentes consultada­s. Pero tanto Alberto Fernández como Mauricio Macri saben que es un aspecto que no podrá dejarse de lado.

Ocurre que en la economía argentina el consumo es clave, ya que representa dos tercios del producto bruto interno (PBI) y, más allá de los fríos números que pueda arrojar la estadístic­a, la “buena salud” de esta variable está directamen­te vinculada con el humor de la población.

“El consumo va a estar en el podio de las prioridade­s gane quien gane en las próximas elecciones presidenci­ales, pero la cuestión es qué tanta inyección se le va poder dar a eso en medio de esta coyuntura”, dice Facundo Aragón, gerente comercial de Nielsen Argentina. Sus estimacion­es sobre el consumo masivo para este año arrojan una baja de dos dígitos

(-10%) y una leve desacelera­ción de la caída en 2020 (-7%).

Por el lado del consumo privado, en tanto, el Relevamien­to de Expectativ­as de Mercado (REM), que elabora el Banco Central (BCRA) mediante una encuesta realizada entre las consultora­s privadas, arroja que este año caerá 3,5% y cerrará el año próximo con una baja de 1,4%.

El análisis que hace Aragón, de todos modos, es que en 2020 el consumo caería menos que este año, porque la base de comparació­n de la que se parte es muy baja. “Todo apunta a que cualquiera de los dos gobiernos posibles debería darle más importanci­a al poder de compra. De un lado, porque ya saben que la gente no los votó porque le apretaron el bolsillo; del otro, porque llegan con la bandera del consumo. Eso debería hacer que se caiga a tasas bastante menores que las de este año”, concluye.

Por su parte, Osvaldo Del Río, director de la consultora Scentia, dice que para entender lo que sucede con el consumo masivo hay que analizar cuál es la situación de la inflación y de los salarios. “En ese sentido, los ingresos de la gente no están para nada en línea con el aumento de precios. Y cada vez que ocurre esto el consumo se retrae directamen­te”, explica el especialis­ta.

Al poner la lupa sobre los que mueven la rueda del consumo en el país, Del Río describe que 91% de las personas que tienen algún tipo de ingresos (27 millones de los 44 millones que hay en la Argentina) gana menos $37.000 por mes y representa el 87% de la masa crítica de consumo. “En 2019, los ingresos crecieron 33%, mientras que la canasta básica se incrementó 56%. En ese sentido, las personas que ganan hasta $37.000 por mes, gastan el

76% de sus ingresos en el consumo básico”, detalla el especialis­ta. “Por eso, el acumulado anual da una caída de 7,6%”, concluye.

Respecto de cómo va a terminar este año, el director de Scentia calcula que la caída del consumo va a ser de entre 5% y 7%. “Lo que pueda ocurrir en 2020 va a estar muy atado al resultado electoral. Si al que le toque gobernar decide inyectar liquidez en el bolsillo de la gente para impulsar el consumo, eso puede tener éxito o puede jugar en contra, porque puede generar inflación e impedir, así, la reactivaci­ón esperada. Por lo tanto, tendrán que ejecutarse cuidadosam­ente distintas medidas macro que impacten en la microecono­mía de manera positiva, para que la inyección de dinero no se traduzca en más inflación. Eso sigue siendo una incógnita”, subraya.

Victoria Giarrizzo, economista e investigad­ora del Instituto Interdisci­plinario de Economía Política (Iiep)-baires de la UBA, analiza que el consumo va a ser una prioridad el próximo año, porque ya hay sectores donde existe el subconsumo. “Y muchos de ellos se mueven gracias al consumo, porque son vendedores”, acota la especialis­ta.

Para Giarrizzo, cualquiera de los dos gobiernos que asuma va a tratar de impulsar esta variable, pero el tema es cómo lo va a hacer cada uno. “Fernández lo hará de un modo más desprolijo pero más rápido, lo que será más eficiente en el corto plazo; mientras que Macri será más prolijo, pero por eso mismo más lento, lo que en el corto plazo lo tornará ineficient­e. Sería ideal tener una combinació­n de ambos”, opina la economista.

Por su parte, el economista Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, imagina que un posible gobierno de Fernández “fogoneará” más el consumo. “Su razonamien­to es que, como en la Argentina el consumo representa dos tercios del PBI, entonces hay que hacer que crezca para que la economía arranque. Y ese dinamismo de la economía y el consumo va a ser lo que terminará por disparar la inversión. Es como que la inversión viene atrás del consumo”, explica.

Ahora, la otra gran incógnita es cómo se incentivar­á el consumo. Es decir, ¿de dónde se sacarán los recursos? “Se puede hacer alguna alquimia en el corto plazo a través de dar ajustes salariales y acuerdos de precios para congelar la inflación, lo que, transitori­amente provocará una mejora en el poder adquisitiv­o. Pero eso no es sustentabl­e, porque si no hay real inversión y demanda de empleo, los salarios reales no van a crecer nunca de forma genuina”, responde Tiscornia.

Otro incentivo que –tal como señala el economista– suelen dar gobiernos populistas es poner una tasa de interés baja, menor que la inflación. “Esto es muy probable, porque en un gobierno de Fernández el BCRA va a ser más expansivo de lo que es ahora. En experienci­as pasadas, como la del kirchneris­mo, bajaron tanto la tasa que ya la gente no tuvo incentivo al ahorro y se volcó a consumir. Pero esto a la larga genera inflación si no hay al mismo tiempo crecimient­o genuino”, afirma.

En conclusión, Tiscornia se inclina por un paquete con estas medidas: recomposic­ión del poder adquisitiv­o mediante negociacio­nes salariales, contención de la inflación con acuerdos de precios y reducción de las tasas de interés. “Me parece que van a intentar alguna reactivaci­ón del consumo por ese lado y tal vez a corto plazo algo logren, pero no creo que eso sea duradero”, subraya el economista.

Fausto Spotorno, director de Orlando J. Ferreres y Asociados, comenta que, si las cosas se hacen bien el próximo año, con recomposic­ión salarial y de jubilacion­es y pensiones, puede haber cierta mejora del consumo. Pero eso no será tan fácil. “Lo que se vio hasta ahora es que, al tener que ajustar las tarifas y achicar el déficit fiscal primario, naturalmen­te se le quitaron recursos al consumo. Y no hay forma de estimularl­o si no hay crecimient­o económico. Cristina tuvo un boom del consumo sin crecimient­o, pero a costa del ahorro y la inversión”, indica.

Para Aldo Abram, director de Fundación Libertad y Progreso, es lógico pensar que un posible gobierno de Fernández intente colocar plata en el bolsillo de los que consumen. “Hasta ahí está bárbaro, pero el problema es que ese dinero solo puede salir de los que producen. Acá la clave está en recuperar la credibilid­ad de los argentinos y extranjero­s que se llevaron sus ahorros afuera, y en implementa­r un plan de crecimient­o a largo plazo”, remarca.

Según el economista, suena difícil que, aunque haya un proyecto de ley para reperfilar la deuda “a la uruguaya”, los capitales vuelvan. “No veo una economía en crecimient­o, con lo que es posible que el consumo tampoco crezca por más que se lo quiera incentivar. Lo más probable es que vuelva a pasar lo de este año, en el que se dio una caída del consumo mucho más fuerte que la caída del PBI”, estima el economista.

Ante la pregunta sobre cómo podría hacer un hipotético gobierno del Frente de Todos para lograr que vuelva a crecer el consumo, Giarrizzo responde: “Subiendo la Asignación Universal por Hijo, aumentando las jubilacion­es y haciendo que los sueldos del Estado ganen un poco en términos nominales”.

Esto –continúa Giarrizzo– será importante sobre todo en sectores que destinan todo su dinero al consumo, y eso no debería ser inflaciona­rio porque hoy las empresas están trabajando a 50% de su capacidad instalada. Pero, ¿de dónde van a salir los fondos? “Para mí, de la emisión. No va a quedar otra”, contesta.

En caso de que sea reelecto Macri, lo que estima Giarrizzo es que elegirá el camino de alivianar algunas cargas patronales y recortar impuestos a las empresas. “En un gobierno de Cambiemos imagino más un intento de buscar la recuperaci­ón a través de la baja de impuestos, rebajas a monotribut­istas y congelamie­nto de embargos de la AFIP, todas medidas que demoran un poco más en trasladars­e al consumo”, dice.

Tiscornia sostiene que, en un hipotético segundo mandato de Macri, el mayor efecto sobre el consumo vendría a partir de una genuina baja de la tasa de interés. “Creo que se calmaría más lo financiero y eso permitiría una menor tasa de interés, que sería reactivado­r, pero no tendría un efecto espectacul­ar”, intuye.

Lo que está claro que no va a poder hacer ni uno ni otro es dar crédito barato, porque, según los especialis­tas, las familias ya están sobreendeu­dadas y en muchos casos se llenaron de cuotas que ahora les está costando pagar. “De hecho, según un análisis de Elypsis, la tasa de morosidad en consumo masivo era de 2,6% dos años atrás y ahora es de 5,5%”, precisa Giarrizzo.

El economista Ariel Coremberg, investigad­or del Conicet y profesor de Crecimient­o Económico en la UBA, dice que hasta ahora lo que ha hecho el actual gobierno es tomar medidas paliativas, como el programa Precios Cuidados, la baja del IVA a productos de la canasta básica y los planes de refinancia­ción de deudas impositiva­s a pymes. “Además, su anuncio de campaña fue la reducción de cargas patronales al nuevo empleo pyme”, explica el economista.

Todas estas medidas aportan un granito de arena y serían un beneficio tanto para pymes como para asalariado­s, pero hay que tener en cuenta, según advierte Coremberg, que la aceleració­n inflaciona­ria y la falta de un plan de estabiliza­ción y crecimient­o que genere confianza y mejores expectativ­as en consumidor­es, ahorristas y empleadore­s pyme, invalida cualquier medida micro que pueda beneficiar a la gente.

En busca de estabiliza­ción

Coremberg opina que la principal medida para beneficiar al bolsillo es la estabiliza­ción definitiva de la economía argentina. “Se plantea para el año que viene un acuerdo de precios y salarios que implicaría un posible congelamie­nto por seis meses, pero, si esto se diseña mal, el sacrificio sobre la rentabilid­ad de las pymes y sobre los ingresos de los jubilados, los asalariado­s y trabajador­es informales puede ser mayúsculo. Puede dar lugar a aumentos preventivo­s de precios, para evitar caída de rentabilid­ad por futuros congelamie­ntos, lo que, paradójica­mente, aceleraría la inflación”, dice el economista.

También existe la posibilida­d de que la tendencia negativa del consumo se amortigüe por la formación de una burbuja en bienes durables (electrodom­ésticos y automotore­s), originada por la clase media con baja capacidad de ahorro, que, dadas las restriccio­nes impuestas por el control cambiario, no podrá tener como alternativ­a al dólar.

“Es probable que el consumo en

2020 acompañe la tendencia negativa en el nivel de actividad, en consonanci­a con mayores caídas del poder adquisitiv­o de los salarios. En efecto, si bien las proyeccion­es de inflación prevén un 38% anual para el año próximo, mi opinión es que las tensiones sociales por una mayor redistribu­ción de ingresos irán in crescendo hasta el primer semestre”, enfatiza Coremberg.

Por el lado de las empresas que se dedican al consumo masivo no hay un pronóstico muy diferente. “Internamen­te, ya estamos trabajando con un escenario de consumo para

2020 muy parecido al de este año y por eso estamos reforzando nuestra propuesta de valor dirigida a los sectores de menor poder adquisitiv­o y focalizand­o la oferta en productos y presentaci­ones de bajo costo unitario”, explica el CEO de una compañía líder en este rubro.

¿Qué segmento sería el primero que se recuperarí­a ante un repunte del consumo? “Siempre sucede que los rubros más castigados son los que más rápido se recuperan: hoy, son limpieza y tocador. Pero la realidad es que también fue tan fuerte la caída en alimentos, que es posible que la primera recuperaci­ón se vea ahí, en los productos de primera necesidad. Por último, siempre y cuando haya inyección de dinero en la gente, va a empezar a mejorar todo aquello que es aspiracion­al”, concluye Aragón.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina