LA NACION

Visita al misterioso castillo de los cátaros

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El libro Los Cátaros fue la motivación para visitar el castillo de Peyrepertu­se construido en la Edad Media en una región en el sur de Francia llamada Languedoc.

Los cátaros conformaro­n un movimiento religioso que contó con la protección de los señores feudales y fue perseguido por la iglesia católica por tener ideas diferentes y principalm­ente por oponerse a las riquezas de esta institució­n que los denominó herejes.

La localidad francesa de Aude es llamada País Cátaro porque es allí donde se encuentran ruinas de distintas construcci­ones de este movimiento. Elegimos para visitar el castillo de Peyrepertu­se informados que era el más grande y con mejor estado de conservaci­ón.

Nuestra visita fue un sábado de otoño en el mes de septiembre. Una ruta tranquila y montañosa nos llevó hacia el castillo.

Habíamos alquilado un auto en Barcelona y fuimos por la costa visitando pueblos hasta Cadaqués, de allí seguimos hacia Carcassone donde estuvimos dos noches . En ese trayecto ( Cadaqués-carcassone) paramos a visitar Peyrepertu­se. Luego continuamo­s por otros pueblos como Albi, Cordes sur Ciel, La Couvertoir­ade (pueblo de los templarios), entre muchos otros.

La espesa vegetación mostraba árboles vestidos con colores amarillos, rojizos, naranjas y ocres… una fiesta para la vista. De repente, en lo alto de una de las montañas divisamos las ruinas. Inaccesibl­e. Esa fue la palabra que me vino a la mente al ver la imponente silueta mimetizada en la roca. El camino serpentean­te nos condujo hacia arriba donde encontramo­s el estacionam­iento y el edificio donde abonar la entrada.

El cielo comenzó a nublarse anunciando lluvias, no obstante decidimos comenzar nuestra aventura. un letrero indicaba por donde acceder, tomamos un sendero húmedo y escarpado y luego de 20 minutos de caminata en subida llegamos al castillo.

Situado a 800 metros sobre el nivel del mar, con fuertes pendientes, tiene una posición estratégic­a, excelente para vigilar sus alrededore­s. La construcci­ón fue feudo de Guillermo de Peyrepertu­se contra los en la herejes época y de luego las cruzadas un elemento esencial de defensa del reino de Francia frente a Aragón. Consta de tres partes: el castillo viejo, el recinto mediano y en el punto más alto el castillo de Sant Jordi al que se puede acceder por una empinada escalera llamada Escalera de San Luis. Una vez en lo alto pudimos apreciar, no solo esta imponente muestra de arquitectu­ra sino también contemplar y disfrutar, a pesar de la falta de sol, una espléndida vista de las colinas y el colorido follaje otoñal de los alrededore­s. A medida que avanzaba nuestra visita las nubes eran cada vez más espesas y empezaron a descender, el lugar se cubrió de niebla. El castillo brumoso dio un aire misterioso al lugar. Fue imposible apartarse de la increíble sensación de estar viviendo en el siglo X, en alerta hacia el avance del enemigo. Costaba dejar ese lugar mágico, abrumador, pero la lluvia cada vez más intensa, invitó a comenzar a descender por caminos resbaladiz­os e inseguros. Nuestra visita terminó pero nos dejó la increíble sensación de haber vivido por unos minutos en la Edad Media.

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 ??  ?? Bettina Masucci Tiene 58 años, vive en San Isidro, es ama de casa y artesana
Bettina Masucci Tiene 58 años, vive en San Isidro, es ama de casa y artesana

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