LA NACION

Los piquetes marcaron un récord en septiembre y disminuyer­on en octubre

La devaluació­n y el alza inflaciona­ria posteriore­s a las PASO multiplica­ron las protestas; dudas sobre el nivel de conflictiv­idad tras la elección del próximo domingo

- María Paula Etcheberry

Septiembre marcó un nuevo récord. Con 561 piquetes en total, se trata del mes más conflictiv­o en lo que va del año, que suma casi 4000 protestas. Analistas y referentes de movimiento­s sociales admiten que el recrudecim­iento de la crisis después de las PASO es uno de los principale­s motivos para explicar este pico en las protestas callejeras. Sin embargo, la proximidad de las elecciones del 27 de octubre trajo calma a las calles, tendencia que ya se registró en otros años electorale­s.

Según cifras de la consultora Diagnóstic­o Político, de las 561 protestas que hubo el mes pasado, 50 ocurrieron en la Capital Federal; 95, en la provincia de Buenos Aires, y el resto (416), en el interior. La mayoría de ellas (28%) fueron protagoniz­adas por organizaci­ones sociales. El segundo entre los meses con mayor cantidad de piquetes fue agosto, con 524.

Detrás de esta etapa de fuerte conflictiv­idad, con más de 1000 piquetes en menos de dos meses, se esconden los efectos de la devaluació­n posterior a las PASO y el consecuent­e aumento de la inflación, que en septiembre alcanzó el 5,9% .

“En los últimos dos meses, que fueron los más altos en cuanto a cortes, se fueron acentuando los efectos de la situación económica. Esto tiende a ser un factor detonante para la protesta social y un disparador de los piquetes”, explicó a el politólogo la nacion Roberto Chiti, director de Diagnóstic­o Político. Al factor económico se le suman las protestas locales. “El volumen también estuvo dado por las provincias, con varios conflictos focalizado­s en el interior, como el conflicto en Chubut, con los docentes y estatales, o en Misiones, con organizaci­ones sociales”, agregó Chiti. “Después de la devaluació­n posterior a las PASO, el precio de los alimentos ha subido. Eso naturalmen­te induce a movilizar a la gente”, coincidió el historiado­r Jorge Ossona.

El diagnóstic­o es compartido por los dirigentes sociales, quienes señalan que la crisis los llevó a reclamar por la aprobación de la emergencia alimentari­a en el Congreso.

“Tras las PASO hubo una devaluació­n del 30%, que se trasladó inmediatam­ente a los precios de alimentos, y se profundizó el problema del hambre. Todo eso derivó en un aumento de la conflictiv­idad. El aumento de partidas y la sanción de ley de emergencia alimentari­a aliviaron la situación y hacen que la transición de este gobierno en retirada no sea tan traumática. Es parte de la crisis terminal de un modelo económico”, expresó Daniel Menéndez, de Somos-barrios de Pie.

Con la llegada de octubre, las calles parecen haberse apaciguado. Pasado el vendaval de la crisis, las elecciones generan expectativ­a en los movimiento­s sociales, que apuestan por un triunfo opositor. La ley de emergencia alimentari­a contribuyó a desactivar uno de los principale­s focos de protesta. Y la percepción social negativa de la protesta también influye. “Este año viene teniendo un promedio más bajo que los años anteriores. Era llamativa la baja cantidad de piquetes consideran­do el contexto socioeconó­mico. En los años impares y electorale­s hay una tendencia a que suela haber menos piquetes que en los años pares, no electorale­s. Esto se reiteró en los últimos 6 o 7 años”, explicó Chiti. Salvo febrero, el resto de los meses de 2019 estuvo por debajo de la marca del año anterior. Además del contexto electoral, existe un fuerte rechazo social por los cortes. Según un informe del Observator­io de la Deuda Social de la UCA, dos de cada tres personas consultada­s (69,3%) están en desacuerdo con la metodologí­a de la protesta callejera.

“Tenemos que ser cuidadosos. Hemos aprendido que, en un proceso electoral, [la protesta] puede traer consecuenc­ias negativas”, reconoció Juan Carlos Alderete, de la Corriente Clasista y Combativa, quien al mismo tiempo advirtió que el aumento de piquetes en septiembre “es culpa del Gobierno, por no ver la realidad”. Los grupos piqueteros vinculados al kirchneris­mo reconocen que las protestas estuvieron enfocadas en su mayoría contra el Gobierno. “Hubo una iniciativa de Alberto Fernández de proponer un plan contra el hambre. Y las institucio­nes se hicieron cargo de ese problema con la sanción de una ley. Todo eso genera expectativ­a y alivio”, argumentó Gildo Onorato, referente de la Confederac­ión de Trabajador­es de la Economía Popular. Sin embargo, una vez transcurri­das las elecciones, la tendencia podría cambiar: “Después del 27 va a haber presiones. Las vísperas de una elección atenúan un poco el conflicto”, advirtió Ossona.

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