LA NACION

Problemas sociales e infraestru­ctura, amenazas para la expansión de Vaca Muerta

La insuficien­cia de servicios básicos, los accidentes fatales y medioambie­ntales en los yacimiento­s y los conflictos con las comunidade­s aborígenes preocupan a los inversores en el sector

- Sofía Diamante

A menudo Vaca Muerta es noticia por los excelentes resultados de productivi­dad en gas y petróleo y por la importanci­a que tiene, no solo para la matriz energética del país, sino también para la creación de empleo y el crecimient­o de la economía. Pero el desarrollo de esa gran formación de hidrocarbu­ros podría estar amenazado por los costos sociales que genera la actividad. En particular, los analistas señalan el malestar creciente que manifiesta­n los trabajador­es por los accidentes laborales; las poblacione­s aledañas, por la falta de infraestru­ctura; los activistas ambientale­s, por los derrames y explosione­s en los yacimiento­s, y los pueblos originario­s, por el uso de sus tierras.

El contraste más grande se aprecia en la infraestru­ctura de los pueblos que están a la entrada de los yacimiento­s, donde no hay calles pavimentad­as ni cloacas ni servicios de gas y de luz, o hasta falta agua potabiliza­da. Son poblacione­s que hasta hace siete años vivían en la máxima tranquilid­ad, y desde el desarrollo de Vaca Muerta ven multiplica­da la cantidad de camionetas, combis y micros que cruzan el pueblo, encarecen su costo de vida y no les mejoran los servicios.

“Solo el 4% de Vaca Muerta está desarrolla­da. Se habla de que podría llegar a entre 10% y 15% en el corto plazo, pero con la infraestru­ctura actual el consenso es que colapsaría, porque hoy en día hay fuertes tensiones en lo que hace al costo y la calidad de las viviendas en toda la provincia de Neuquén”, dice Jimena Blanco, analista de la consultora Verisk Maplecroft, una compañía hermana de Wood Mackenzie, que abrió una oficina en el país a comienzos de este año.

Según un informe que realizaron recienteme­nte, el principal riesgo sobre la superficie para Vaca Muerta no es político, sino social. “En particular, existe una gran preocupaci­ón sobre si la industria puede mantener su licencia social para operar, en medio de la rápida y algo descontrol­ada expansión de las obras de infraestru­ctura hasta la fecha. Cuestiones que incluyen un fuerte aumento en el número de accidentes mortales en el lugar de trabajo, el desarrollo muy lento de servicios y la judicializ­ación de las quejas de la comunidad amenazan a los operadores. Si la actividad del sector no logra ofrecer el desarrollo local prometido por las autoridade­s, existe un riesgo latente de oposición social en Neuquén, y las comunidade­s en Mendoza, Río Negro y La Pampa podrían movilizars­e para restringir la actividad”, indicaron.

Para las empresas se trata de un tema muy sensible también, porque pagan entre 12% y 15% de regalías por la producción, que es con lo que el Estado debería proveer los servicios básicos. Pero para las comunidade­s quienes son culpables del mayor tránsito son las industrias.

“El Estado cobra las regalías, que son distribuid­as entre todas las jurisdicci­ones y no solamente en las zonas productora­s. La proporción del presupuest­o que se invierte en la construcci­ón de viviendas e infraestru­ctura de saneamient­o es muy baja. Casi todo está destinado a pagar salarios y prestacion­es sociales, como jubilacion­es o planes sociales. Lo que se destina a temas más estructura­les es comparativ­amente muy poco”, indicó Blanco.

En el gobierno de Neuquén destacan las obras realizadas en los últimos años en Añelo, el pueblo más próximo a los yacimiento­s con mayor actividad en Vaca Muerta. Entre las inversione­s que realizaron se encuentran la construcci­ón de un hospital con una complejida­d nivel III, dos jardines de infantes y un edificio para la comisaría. “En materia de deportes y recreación se realizaron una cancha de fútbol de césped sintético, una pista de patín y una pileta de natación cubierta en el polideport­ivo municipal, y en materia habitacion­al se están construyen­do en la localidad 300 viviendas, por casi $300 millones”, señalaron.

En el último tiempo también generaron preocupaci­ón las ocho muertes de trabajador­es en plena actividad en los yacimiento­s y los accidentes de derrame e incendios en los pozos petroleros. “Los sindicatos afirman que las normas de seguridad se han visto comprometi­das a favor de los aumentos de producción, mientras los operadores acusan a los sindicatos de capacitaci­ón inadecuada para nuevos trabajador­es. Con el aumento de las muertes, los contratist­as sindicaliz­ados serán más propensos a movilizars­e y presionar a los líderes sindicales para que adopten una postura más dura durante las negociacio­nes con el sector privado”, señala el informe de la consultora.

En el aspecto medioambie­ntal, el mes pasado se produjo en el yacimiento Loma La Lata Oeste –operado por YPF– un incendio en la boca de uno de los pozos, que tardaron casi tres semanas en apagar.

Otro desafío que señala el informe es el del conflicto con las comunidade­s indígenas, que representa­n el 8% de la población, con 54 comunidade­s legalmente registrada­s (federales o provincial­es). “Neuquén tiene una de las poblacione­s indígenas más grandes del país. Existe una gran superposic­ión entre estos territorio­s y la superficie de concesión asignada por el gobierno local. Estos conflictos pueden afectar la financiaci­ón externa, ya que los inversores institucio­nales se centran cada vez más en los riesgos medioambie­ntales y sociales para armar sus carteras”, indicaron en Verisk Maplecroft.

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Rodrigo néspolo El tráfico de camiones levanta polvo en las rutas que todavía no están pavimentad­as, cerca de los yacimiento­s

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