LA NACION

Es el cardenal italiano Ruini, un outsider reformista

El alto prelado italiano, un conservado­r de 88 años, fue presidente de la Conferenci­a Episcopal de su país hace 16 años

- Elisabetta Piqué CORRESPONS­AL EN ItALIA

ROMA.– Habemus nuevo adversario papal. No son tiempos fáciles para el papa Francisco. Al escándalo financiero que estalló el mes pasado, que ha sacudido como nunca la curia romana –bajo investigac­ión del Vaticano–, la consecuent­e salida poco clara de su ex ángel de la guarda y los habituales ataques por parte de medios católicos norteameri­canos ultraconse­rvadores, se ha sumado un nuevo enemigo.

Se trata del cardenal italiano Camillo Ruini, personaje de lo más influyente en la Iglesia italiana, muy poderoso porque fue durante 16 años presidente de la Conferenci­a Episcopal Italiana (CEI), al frente de la cual se caracteriz­ó por su intervenci­ón directa en asuntos políticos italianos.

Miembro del ala conservado­ra que quedó descolocad­a después de la elección de Jorge Bergoglio, Ruini, un outsider demasiado reformista, concedió el domingo pasado una entrevista al medio Corriere della Sera que fue interpreta­da como una señal, muy sutil, en la que declaró la guerra.

En forma muy fina y diplomátie­l ca, típicament­e clerical e italiana, si bien el purpurado definió a Francisco “mi papa, al que le debo respeto, obediencia y amor”, también le lanzó un guante. ¿Por qué? Porque le dio un virtual “apoyo” a Matteo Salvini, una figura antitética al Papa, al llamar a la Iglesia Católica local a abrir un diálogo con él, que es el líder de la ultraderec­hista y xenófoba Liga, el partido en este momento más fuerte en Italia. Y que, de haber otra crisis y nuevas elecciones, nadie duda de que triunfaría.

Como ministro del Interior del anterior gobierno de coalición con Movimiento Cinco Estrellas –que colapsó en agosto pasado–, Salvini fue una especie de antipapa.

En los 14 meses que estuvo en el poder, hizo todo lo contrario a su prédica al cerrarle los puertos a los migrantes, endurecer la política inmigrator­ia e incentivar con su retórica inflamada el racismo contra extranjero­s y gitanos, en virtud de su soberanism­o populista y de su caballito de batalla “los italianos primero”. Salvini actuó de forma poco evangélica, empuñando al mismo tiempo el rosario y la Biblia en actos públicos, causando gran escozor en ambientes católicos y convirtién­dose en el primer ministro “de facto” del anterior gobierno, Salvini nunca fue recibido en audiencia por el Papa.

“No comparto la imagen totalmente negativa de Salvini que es propuesta en algunos ambientes”, dijo Ruini en su sorprenden­te entrevista con el Corriere. “Pienso que Salvini tiene notables perspectiv­as frente a sí, aunque necesita madurar bajo varios aspectos. El diálogo con él, por lo tanto, me parece obligado”, agregó. Al ser consultado por el uso del rosario del “capitán”, Ruini minimizó: “Aunque puede parecer un gesto instrument­al y herir nuestra sensibilid­ad, si bien poco feliz, puede ser una forma de afirmar el rol de la fe en el espacio público”.

Ruini tampoco tuvo problemas en hablar sobre el reciente sínodo amazónico, en el que se le propuso al Papa ordenar diáconos casados para suplir la carencia de curas en zonas remotas, una medida que los sectores ultraconse­rvadores temen que pueda degenerar en el fin de la ley del celibato . “Para mí es un error. Espero y rezo para que el Papa no confirme esta decisión”, dijo el cardenal, de 88 años.

El ataque solapado de Ruini cayó como una bomba en distintos ámbitos católicos y pareció marcar un salto cualitativ­o en lo que tiene que ver con maniobras de oposición a Francisco. “La entrevista es un primer ataque en gran estilo a la visión política del papa Francisco con respecto al soberanism­o iliberal y clerical”, aseguró el prestigios­o vaticanist­a Marco Politi en un artículo en Il Fatto Quotidiano en el que destacó que Ruini, lejos de ser un “cardenal cualquiera jubilado”, sigue siendo una figura muy poderosa y escuchada.

“No hay que subestimar de ningún modo su decisión de salir de forma tan pesada en contra de las líneas guía ideales de papa Bergoglio en cuanto al soberanism­o, que incita la xenofobia y manipula los símbolos religiosos”, advirtió Politi, que consideró que en otras épocas hubiera sido totalmente “impensable” que un expresiden­te de la CEI se posicionar­a de esta forma contra el Papa.

“Con esta entrevista pensada y calculada hasta en las comas, el cardenal que le susurra a Salvini se propone como convergenc­ia de todos los que por ahora van por su cuenta en contra del Obispo de Roma”, advirtió, por otro lado, el sacerdote Paolo Farinella.

En su blog personal, Farinella recordó que siendo presidente de la CEI, Ruini no dudó en respaldar al expremier Silvio Berlusconi y a la derecha, para que el Parlamento frenara leyes en favor del matrimonio homosexual o la procreació­n asistida. Además, no tardó en definir al anciano cardenal, también apodado “don Camilo”, como a un “individuo más peligroso que cualquier otro que ataca directamen­te al Papa”.

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Reuters El Papa, con obispos, en el Vaticano

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