LA NACION

La Iglesia y la ONU llaman al diálogo mientras escala la crisis en Bolivia

El opositor Luis Camacho insiste en su desafío de entregar personalme­nte la carta de renuncia a Evo

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LA PAZ.– Las protestas se dejaban sentir nuevamente ayer en nueve de las diez mayores ciudades en Bolivia, casi tres semanas después de las discutidas elecciones, mientras la ONU y la Iglesia llamaron a las partes a contener la creciente espiral de violencia.

En medio del caos de marchas, cortes y barricadas, la atención se trasladó a la insistenci­a del líder opositor Luis Camacho por entregarle una carta de renuncia al presidente Evo Morales, a quien le exige dar un paso al costado por las irregulari­dades de los comicios del 20 de octubre.

Camacho declaró que no cederá hasta entregarle la carta de renuncia para que la firme y se negó a dejarla en una ventanilla del palacio presidenci­al, a pesar de que el gobierno descartó que vaya a ser recibido. “No nos vamos a mover hasta que podamos hacer entrega efectiva de la carta”, dijo Camacho en conferenci­a de prensa en La Paz.

Sin revelar día y hora, dijo que le llevará la carta a Evo acompañada de una Biblia “para que Dios vuelva al palacio” de gobierno, aduciendo que fue sacado por el mandatario izquierdis­ta cuando llegó al poder en 2006. Y agregó, en otro desafío, que la carta será entregada en el viejo Palacio Quemado, la casa de gobierno desde 1845, y no en la vecina Casa Grande del Pueblo, una torre de 29 pisos inaugurada en 2018, donde Morales tiene su despacho.

La misión de la ONU en Bolivia expresó por su parte “su absoluto rechazo a cualquier forma de violencia” e hizo “un llamado inexorable al diálogo como única vía para evitar más muertes y recuperar la paz”,

La declaració­n aludía a las tres muertes sucedidas desde el estallido de la crisis, la tercera de las cuales se dio en los incidentes de anteayer en Cochabamba, que dejaron además 90 heridos. La semana pasada otros dos opositores murieron en Santa Cruz en choques similares.

Al pedido de calma se sumó la Iglesia Católica, que a través del arzobispo de Santa Cruz, Sergio Gualberti, instó a las partes a “apostar por el diálogo y la concertaci­ón para buscar soluciones pacíficas”.

En un mensaje en su cuenta de Twitter, Evo expresó su “profundo pesar” por la muerte del manifestan­te Limbert Guzmán en Cochabamba,

“víctima inocente de la violencia promovida por grupos políticos que alientan el odio racial entre hermanos bolivianos”.

El vicepresid­ente Álvaro García pidió a su vez que se suspendan las movilizaci­ones hasta que concluya la auditoría electoral que realiza un equipo de la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA). “Después veremos si hubo o no fraude”, dijo a la prensa. Se espera que el informe esté concluido el lunes o martes.

El candidato opositor Carlos Mesa, que lidera junto con Camacho las denuncias contra Evo, dijo a través de su cuenta de Twitter que Limbert Guzmán había sido “asesinado” por simpatizan­tes del presidente y acusó al gobierno de instigar la violencia.

Escarnio

Otro grave incidente tuvo como blanco a la alcaldesa Patricia Arce, de la localidad de Vinto, que fue rapada, bañada en pintura roja y obligada a caminar descalza por las calles de ese poblado de la región central de Cochabamba.

Arce debió ser rescatada por la policía en la tarde del miércoles, después de haber permanecid­o más de una hora en manos de una turba enardecida, que la sometió a un escarnio público. Leal partidaria del presidente, fue sacada por la fuerza de su despacho y el edificio municipal fue incendiado. El grupo de opositores la obligó a caminar descalza casi cinco kilómetros. Imágenes de televisión la mostraron en el suelo, con el cabello cortado y bañada desde la cabeza a los pies con pintura roja.

Ante la brutal escalada de la violencia y de la retórica de los dos sectores, los obispos bolivianos iniciaron gestiones preliminar­es con las autoridade­s para establecer un diálogo. “Ya se ha tomado contacto con el gobierno, estamos esperando la respuesta”, dijo el arzobispo de Sucre, Jesús Juárez.

Evo Morales llegó debilitado a las elecciones del 20 de octubre por escándalos de corrupción, acusacione­s de autoritari­smo y su empeño en presentars­e a estos comicios en busca de su cuarto mandato consecutiv­o.

Un referéndum de 2016 le negó esa posibilida­d, pero Evo fue finalmente habilitado por una polémica resolución judicial.

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