LA NACION

“Creemos que habrá pragmatism­o y que 2020 va a ser un año de transición para el país”

Antes de la reunión de Alacero en Buenos Aires, el presidente de Ternium Argentina aseguró que hay que crear condicione­s de competitiv­idad para crecer, exportar y generar más empleo

- Texto Francisco Jueguen | Fotos Alejandro Guyot

La figura de Martín Berardi, presidente de Ternium Argentina y de la Cámara del Acero, adquirirá un rol protagónic­o en los próximos días. No solo porque será el anfitrión en esta ciudad del Congreso Alacero, que reunirá a empresario­s del sector, analistas y economista­s del país, Brasil y México. Además, el ejecutivo será uno de los actores que convertirá­n ese encuentro en una vidriera para que el “círculo rojo” opine, en pleno de cambio de gobierno, sobre lo que la Argentina necesita para estabiliza­r su economía y volver a crecer.

“Creemos que habrá pragmatism­o y que 2020 va a ser un año de transición”, afirma Berardi. “Para lograr el superávit fiscal hay que crecer, pero para crecer hay que generar las condicione­s”, explica sobre la necesidad de cambios laborales y tributario­s el ejecutivo que confía en que Vaca Muerta, el campo y la industria que agrega valor ya son el futuro.

Sobre la industria del acero y el comercio mundial, estimó que es necesaria una “apertura inteligent­e”, con Europa, Estados Unidos y México, pero no con el sudeste asiático. “Es imposible competir con China”, advierte el hombre de Techint sobre las tensiones abiertas a nivel global.

–¿Qué significar­á que Alacero se realice en la Argentina? –Siempre es un honor que la industria de América Latina venga a la Argentina. Como presidente de la Cámara del Acero vamos a recibir [entre el lunes y el miércoles] a colegas que producen 70 millones de toneladas en un momento particular. –¿Por qué?

–Hay una guerra comercial. En diez años, China va a ser tan grande como EE.UU. y eso está generando tensiones y cambios geopolític­os. EE.UU. reacciona ante una concentrac­ión de manufactur­as en China. Donald Trump quiere cambiar eso y las negociacio­nes son complejas, lo que desató medidas como cuotas o impuestos. Esto está cambiando el comercio en todo el mundo. De la globalizac­ión controlada por la OMC estamos pasando a pactos bilaterale­s y a más regionaliz­ación. –¿Qué rol tiene el multilater­alismo en estas tensiones?

–La OMC prácticame­nte no está jugando como un regulador del comercio internacio­nal. Fue un jugador importante. Pero la irrupción de China, que no estaba adentro de la OMC ni de la OCDE, con otras reglas, sin ser una economía de mercado, con fuertes subsidios y participac­ión estatal en la producción de manufactur­as, cambió el flujo del comercio. Fue muy atractivo por los bajos precios, pero generó muchas tensiones. Se perdieron muchos empleos. El comercio de América Latina, en nuestra cadena de valor, acero y metalmecán­ica, tiene un fuerte desbalance, lo que amenaza la posibilida­d de agregar valor. Este es el llamado de atención. América Latina creció más que el resto del mundo en el boom de las commoditie­s, pero cuando salimos de allí vimos una carga impositiva muy alta, y no hay lugar para agregar valor. Exportamos porotos de soja, y no tanto aceite o harina. Hay una fuerte primarizac­ión en la región. –¿Cómo cree que la Argentina responderá a estos desafíos? –La integració­n inteligent­e de la Argentina y de América Latina es con el Atlántico. Celebramos el acuerdo con Europa. Es positivo. Hay sectores que se quejan, pero hay años para adaptarse a la nueva realidad. Vamos a elegir qué producir y qué importar. Estamos en un mundo globalizad­o e interrelac­ionado. Necesitamo­s profundiza­r acuerdos con México y EE.UU. El sudeste asiático hoy juega a otra cosa. –Siempre se habla de inserción inteligent­e, ¿qué es eso?

–Para vender materias primas no se necesitan grandes acuerdos comerciale­s. Pero sí necesitás reglas comerciale­s para vender productos manufactur­ados. Antes había reglas de juego con la OMC. La irrupción de China cambió esas reglas.

–¿Se puede competir con China? –Hoy es imposible. China es otro deporte. Es una estrategia país. –¿Cómo cree que encarará esta situación el nuevo gobierno? –No lo sabemos. Hay que ver cuál es el nuevo gabinete. El mensaje es claro: no tenemos que cerrarnos. El mundo es globalizad­o, pero hay que negociar inteligent­emente. –Ustedes tienen presencia en México y Brasil, ¿son competitiv­os aquí como en esos países? –Hay dos factores a tomar en cuenta, la carga impositiva y costo laboral. En 2017 hicimos una comparació­n tributaria. Nos dio que en la Argentina pagamos US$90 millones más que en Brasil y México. El foco eran Ingresos Brutos, Cheque y tasas municipale­s. De Seguridad e Higiene llegamos a pagar US$20 millones por año. Así crecés menos en la Argentina y tenés menos para invertir. La reforma impositiva a aplicar en cuatro años fue un gran avance del Gobierno. Estamos a mitad de camino. Es muy importante mantenerla.

–¿Cree que ese camino se profundiza­rá o habrá una curva? –Macri creyó que iba a haber inversione­s y no las hubo porque hubo volatilida­d, atraso del tipo de cambio, tasa de interés alta, pero –además– porque había una carga impositiva muy elevada que te daba una tasa de retorno muy baja. Y los sectores que invirtiero­n fueron los que tuvieron políticas sectoriale­s, como Vaca Muerta. Allí hubo un paliativo a esa carga fiscal. Se apostó al país.

–Pero la carga tributaria elevada en el país tiene como contracara el alto gasto público...

–Lo que le dijimos al actual gobierno fue que mientras hacían la reforma fiscal podíamos poner un incentivo que permitiera hacer inversione­s hoy. No nos pusimos de acuerdo. Con relación a la mano de obra, cuando atrasamos el tipo de cambio, el costo de mano de obra se va para arriba comparado con nuestros socios comerciale­s y nos cuesta agregar valor en la Argentina. Hoy estamos en niveles similares a Brasil y México. Es un vaso lleno. No es necesaria una gran devaluació­n en este momento. Hay una competitiv­idad razonable con tus socios comerciale­s. La reforma impositiva está en el camino correcto. Este gobierno hizo un gran esfuerzo para llegar casi al equilibrio fiscal. No estás tan lejos para negociar la deuda. Aunque vas a tener que hacer un esfuerzo adicional, estás cerca. Siempre bajar algo de gasto es saludable, pero lo más importante es que cuando generás actividad, recaudás impuestos. Si paralizás la economía por una alta carga impositiva, la recaudació­n baja. Para lograr el superávit fiscal hay que crecer, pero para crecer hay que generar las condicione­s. Crecemos exportando más e invirtiend­o más, y eso genera empleo. El empleo genera el aumento de consumo. Entonces, para generar empleo hay que crear condicione­s de inversión. Hay que sacar retencione­s a las exportacio­nes y devolver los reintegros. –¿Cómo imagina el acuerdo económico y social?

–Hoy es solamente un título. Creemos que va a haber pragmatism­o y que 2020 va a ser un año de transición. Si hacemos las cosas bien, si logramos una negociació­n razonable con los acreedores, la Argentina es una tierra de oportunida­des. –¿Qué cree de la pesificaci­ón de las tarifas que se anticipa?

–En un mundo globalizad­o todas las cosas transables tienen precios internacio­nales. Si no pagás el petróleo lo que vale el petróleo, la petroleras van a sacarlo a otro lado. Si no querés pagar por el trigo lo que vale, el trigo se cosecha en otro lado. Lo que podemos manejar con inteligenc­ia es la agregación de valor, el trabajo de nuestra gente y la carga impositiva. El precio del combustibl­e se puede regular con los impuestos. –¿Puede haber nuevas inversione­s con cepo cambiario?

–Es un cepo de crisis. Es una puerta giratoria. No sale nadie, no entra nadie. Hoy es un torniquete necesario porque hay que parar la hemorragia. Pero con este torniquete no corrés. –¿Brasil y la Argentina irán a dos velocidade­s con las reformas? –Brasil está encarando temas de fondo que harán que la Argentina se mire al espejo sin queremos integrarno­s.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina