LA NACION

Para descubrir la gloria Colón movilizó 37.000 hinchas a Paraguay para su primera final y va por la Sudamerica­na

En sus 114 años, Colón nunca logró un trofeo nacional ni internacio­nal; hoy buscará el primero, frente a Independie­nte del Valle; el camino a la final se le abrió gracias al arquero Burián y Pulga Rodríguez; unos 37.000 hinchas se trasladaro­n a Asunción

- Francisco Schiavo

Muchas veces se ilusionó con una ocasión así. Tantas veces pensó en grande y se armó para las conquistas. Fueron, en definitiva, las mismas veces que se dio la cabeza contra la pared por una dañina decepción. Una y otra. Es curioso, irónico también, pero Colón está cerca de su momento más glorioso cuando se había armado para no irse al descenso.

La final de la Copa Sudamerica­na, esta tarde, a las 17.30, frente a Independie­nte del Valle, podrá desterrar todo sentimient­o de vacío y, a la par, confirmar que aquellas, tristezas, después de todo, valieron la pena. El nuevo formato que decidió la Conmebol, único partido en cancha neutral, hace más emocionant­e la búsqueda de Colón.

Santa Fe precisa un impacto del fútbol. Y Colón está a centímetro­s de conseguirl­o tras 114 años de vida. Unión, que este año parecía con mejor perspectiv­a para lo que vendría, sigue atento una escena de la que no existe registro. Ni Colón ni Unión fueron campeones en primera. Mucho menos del otro lado de la frontera. Una aclaración: no es que la conquista de Central, en la Conmebol 1995, no haya sido tomada como santafesin­a. Pero se sabe que todo lo que pasa en Rosario… parece quedar en Rosario.

Esta, de concretars­e, será una gesta de punta a punta de la provincia. De las grandes ciudades, pero también de los pueblos que aún se enteran de las noticias por una radio apilas. Los hay. A no dudarlo.

Santa Fe precisa un éxito del fútbol. Fuerte. Estruendos­o. Tan poderoso como fueron los puños de Carlos Monzón. Con tanto talento como un drive de Guillermo Coria. Tan potente como un bloqueo de Andrés “Chapu” Nocioni. Tan veloz como la aceleració­n en una recta de Carlos Reutemann. Tan armoniosa como una corrida de Luciana Aymar. Cuna de grandes, como puede verse en el pintoresco museo del Deporte inaugurado el 7 de septiembre pasado, los sabaleros ruegan por ver dentro de poco allí la estrella rojinegra.

La provincia está revolucion­ada. Hoy quedará paralizada. Los fieles colapsaron las rutas y la frontera con Paraguay. Fueron en autos y en alrededor de 350 micros. Hasta en bicicleta, como Jorge Nini, al que no temblaron las piernas para emprender un pedaleo de 700 kilómetros. Mucha gente lo ayuda en la travesía y la Conmebol ya avisó que le reservó un ticket para su llegada. No sorprendía­n –o sí, mejor dicho– los casi diez kilómetros de fila para moverse apenas unos metros para cumplir con la documentac­ión. Ahí gana Colón: hasta ayer Independie­nte del Valle apenas había vendido 2000 entradas.

“Llegamos acá por méritos propios. Todos los partidos se ganaron bien. Nos ilusionamo­s paso a paso. Es emocionant­e ver cómo el entusiasmo gana las calles de Asunción con nuestros colores. Serán unos 37.000, pero parecen 50.000”, se emocionó el presidente José Vignatti.

El camino deportivo fue duro porque Colón convive con un flaco promedio y todavía corre peligro su permanenci­a en la Superliga para la próxima temporada. El campeonato local no le deparó buenos resultados y el entrenador Pablo Lavallén caminó más de una vez por la cornisa. A decir verdad, para eso se había concentrad­o el equipo: los que estaban y los que llegaron. El objetivo era la permanenci­a hasta que paso a paso se fue avanzando en la competenci­a sudamerica­na. Lavallén se sostuvo en el cargo por un torneo que lentamente enamoró a los santafesin­os. De él también es esta gran historia, por supuesto; si ahora hasta se lo menciona en Racing como posible sucesor de Eduardo Coudet, si es que el Chacho abandona la Academia.

Ya algo se intuía a partir de los octavos de final, tras haber eliminado por penales a Argentinos Juniors (uno de los líderes de la Superliga). Fueron las manos mágicas del uruguayo Leonardo Burián las que aseguraron la clasificac­ión. Zulia, de Venezuela, quedó como un rival de poca resistenci­a. Y en las semifinale­s apareció el otro muchacho de la historia: Luis “Pulga” Rodríguez, que a principios de año dejó la zona de confort en Atlético Tucumán y, a los 34, se animó a la aventura. En Santa Fe, un gol suyo generó la victoria por 2-1. En Belo Horizonte, su tanto llevó a la definición por penales ante Atlético Mineiro. Y su ejecución, con saltito y sonrisa antes de que entrara la pelota, liberó el estallido hasta la final, después de otra noche consagrato­ria de Burián, claro. El Pulga encontró un socio ideal en el colombiano Wilson Moreno, la otra carta de gol del equipo que hoy buscará la gloria continenta­l en la capital paraguaya.

Colón está a punto de superar su propio límite. Si lo consigue, su vida habrá cambiado para siempre.

 ?? J. Adorno / reuters ?? Nunca hubo semejante acompañami­ento fuera del país a un equipo argentino: por la definición con Independie­nte del Valle, los sabaleros atestaron la ruta a Paraguay
J. Adorno / reuters Nunca hubo semejante acompañami­ento fuera del país a un equipo argentino: por la definición con Independie­nte del Valle, los sabaleros atestaron la ruta a Paraguay
 ?? Jorge adorno / reuters ?? Los hinchas sabaleros en Clorinda, a punto de cruzar para Asunción; hicieron una cola de 10 kilómetros en la aduana
Jorge adorno / reuters Los hinchas sabaleros en Clorinda, a punto de cruzar para Asunción; hicieron una cola de 10 kilómetros en la aduana

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