Cerca del psicodrama, muy lejos del cine
(ee. uu., 2019) dirección: Kenny Leon. guión: Christopher Demos-brown. elenco: Kerry Washington, Steven Pasquale, Jeremy Jordan, Eugene Lee. disponible en: Netflix.
American Son simula ser un largometraje para televisión. Lo que vemos aquí es otra cosa, bien distinta y bien distante de todo lo que tenga que ver con el lenguaje propio de una película o una serie. Estamos ante un psicodrama, un ejercicio de catarsis interpretativa en la que aparecen impuestos a la fuerza, uno tras otro, varios temas “importantes”, de esos que agitan conciencias y forman parte de los debates más candentes entre la opinión pública. La trama es una mera excusa, en este caso ligada a un hecho policial: una mujer y su esposo quieren saber qué pasó con el hijo de ambos, desaparecido en confusas circunstancias que, de a poco, empiezan a clarificarse por la intervención de la policía. Los detalles argumentales son lo de menos, porque lo que importa es ir cargando de la manera más oportunista temas de debate. En este caso, cuáles son los múltiples rostros que tiene la discriminación (racial, sexual, generacional) y qué pasa cuando la autoridad es cuestionada.
Los cuatro intérpretes de este relato que transcurre en tiempo real y un único escenario (un destacamento policial de Miami durante una lluviosa madrugada) tratan de representar de la manera más competente el guión que se pone a disposición de ellos. Ellos nunca salen de allí, lo que deja a la vista el carácter de teatro filmado que envuelve a todo el proyecto. Pero eso no es lo peor: en el guión sobran motivos, razones y explicaciones casi básicas que llevarían naturalmente a cualquiera de ellos a salir de allí y encontrar afuera las explicaciones ausentes. Pero nadie lo hace, porque la única manera de que aparezcan los temas “importantes” es aprisionar el relato entre cuatro paredes, sin importar el desafío a la lógica más elemental.
Basta un ejemplo: el matrimonio desesperado por obtener noticias de su hijo, que le exige imperativamente a un policial salir a la calle para encontrarlo, en vez de hacer lo propio no encuentra mejor idea que iniciar un mutuo pase de facturas por sus fracasos matrimoniales. Así ocurre con todo lo demás: los calculados estallidos temperamentales, las vueltas de tuerca “inesperadas” que resultan inverosímiles, las “revelaciones” que cada personaje guarda hasta que llega el momento premeditado para descargarlas, las sobreexplicaciones que inundan el tramo final. American Son no sirve más que como herramienta de ayuda para alguna escuela de actuación teatral.