LA NACION

Un póquer de clásicos, con regresos conocidos y una visita rutilante: Roberto Bolle

danza. El Ballet Estable suma funciones y estrena una nueva Carmen; vuelven Marianela Núñez, Herman Cornejo y Misty Copeland

- Constanza Bertolini

Cinco espectácul­os con 64 funciones en la sala –es decir, sin contar presentaci­ones fuera de sede ni posibles giras– se cargan en la cuenta de la temporada 2020 del Ballet Estable del Teatro Colón. La expresión matemática no es caprichosa ni colorida a la hora de ver cómo se planta la compañía frente al año entrante. La suma marca otro pequeño crecimient­o en la cantidad de presentaci­ones que se le destina a la compañía de danza más importante del país; un piso que fue subiendo paso a paso después de 2016 (aquel año fueron solo 22) a la par de un éxito de taquilla que pareciera ser el mejor aval para negociar el lugar del ballet en la casa. Lejos todavía del techo internacio­nal de una opera house, el logro es, no obstante, señal de terreno ganado y capital para una mayor ambición artística.

La temporada juega sobre seguro, sin grandes riesgos. El foco de la programaci­ón que presentó Paloma Herrera , quien irá por su cuarto año como directora del cuerpo estable, se centra en un clásico poker de ases con versiones del siglo XX –Giselle, La fille mal gardée, Manon y La bayadera– y un programa contemporá­neo que es lo más cercano a ese as en la manga al que vale apostar.

Aunque el capítulo de los invitados ocupa un lugar importante, los roles principale­s en las noches de estreno de cada título continuará­n a cargo de los bailarines de la casa.

Si bien el año en la sala comenzará en abril, lo primero que hay que destacar es la visita de Roberto

Bolle, cotizadada estrella del ballet, una de esas figuritas difíciles para completar el álbum (más aún el suyo, que está en las preciadas últimas páginas). El italiano tiene la agenda más complicada que un

rockstar: solamente este año cuatro productore­s diferentes confiaron las dificultad­es de poder traerlo a América Latina. Con la rusa Polina Semiónova bailará la obra maestra de Macmillan, que repondrán Karl Burnett y Patricia Ruanne, del 4 al 13 de septiembre.

A propósito, hace apenas semanas, Bolle hizo este título con la argentina Marianela Núñez, en Londres, para delirio de los balletóman­os que pudieron disfrutar de dos de los artistas más relevantes que tiene la escena hoy. No vendrán juntos, pero sí estarán ambos, porque Núñez volverá al Colón con su partenaire en el Royal Ballet, Vadim Muntagirov (para presentarl­o quizá baste con decir que él ganó el último Benois de la Danse, lo que lo convierte en el mejor bailarín del mundo hoy a los ojos de Moscú). Vendrán en diciembre a hacer

La Bayadera de Makarova, un clásico que se vio hace no tanto (2016) y que, meses atrás, en Covent Garden, puso a la misma Núñez alternativ­amente en los dos roles principale­s.

Repatriar a Marianela –tal vez la más exquisita artista de ballet que haya actualment­e– no es, sin embargo, una sorpresa. Tampoco lo sería el regreso por tercera temporada consecutiv­a de Herman Cornejo, el argentino del American Ballet, excepto porque estrenará una categoría estelar: la de “bailarín invitado residente”. Esto le da no solo al

Ballet Estable una “nueva” figura de nivel extraordin­ario para sus filas sino que, de esta manera, Cornejo habrá cumplido un objetivo personal: pasar más tiempo en el teatro donde se formó, integrándo­se al elenco, mientras continúa celebrando sus 20 años en Nueva York.

Se verá a Cornejo, entonces, en dos títulos además de Bayadera: primero, en abril, como Albrecht, en la

Giselle de Gustavo Mollajoli, cuya programaci­ón puede leerse como un homenaje a un año de su fallecimie­nto. Luego, hará La fille mal gardée, en julio (la comedia de Ashton se dará, además, en el ciclo Colón en familia), título en el cual sorprende un pronto regreso que no llegó a imprimirse en el cuadernill­o anual de la temporada: el de Misty Copeland. Será una suerte de revancha para el público que se quedó sin verla y también para la figura americana, que este año vino a Buenos Aires para debutar en el Colón, pero canceló su participac­ión a último momento.

Cuando en marzo pasado le preguntába­mos a Paloma Herrera para cuándo el proyecto de comisionar la creación de una obra nueva, la directora enumeraba una serie de condicione­s que ahora se vuelven determinan­tes para entender en qué momento está el Ballet Estable. “Hay que conocer bien la compañía, tener al coreógrafo apropiado, una idea, la música”. La ocasión llegará en octubre cuando se estrene una nueva versión de Carmen de Bizet, según Alejandro Cervera. Compartirá programa con “el trabajo más espontáneo” del genial Jiri Kylián,

Sinfoniett­a, la cuota contemporá­nea reservada para 2020.

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Dutoit, figura central del Festival Beethoven
 ??  ?? Dudamel con la Mahler Chamber Orchestra
Dudamel con la Mahler Chamber Orchestra
 ??  ?? El contrateno­r francés Philippe Jaroussky
El contrateno­r francés Philippe Jaroussky
 ??  ?? Roberto Bolle, la gran estrella
Roberto Bolle, la gran estrella
 ??  ?? Marianela Núñez y Vadim Muntagirov, del Royal Ballet de Londres, harán La Bayadera
Marianela Núñez y Vadim Muntagirov, del Royal Ballet de Londres, harán La Bayadera

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