LA NACION

Acostumbra­rse a vinos de 100 puntos

Por qué ya no es imposible que un vino argentino obtenga la calificaci­ón “perfecta” de la crítica

- Sebastián A. Ríos

Cuando en 2013 los titulares hablaban de que por primera vez un vino elaborado por un enólogo argentino había obtenido 100 puntos de la crítica internacio­nal, la letra chica aclaraba que el vino había sido producido en Francia –era Château la Violette

2010, de Marcelo pelleriti–. por aquel entonces parecía algo lejano que un vino producido en la argentina obtuviera el “puntaje perfecto”. ¿lejano? Bueno, no había pasado nunca.

el fin de semana pasado, la noticia que el zuccardi Finca piedra infinita

2016 obtuvo 100 puntos de la influyente revista especializ­ada robert parker´s Wine advocate puso contentos a muchos fanáticos del vino argentinos, pero quizás no los haya sorprendid­o. existe ya un reducido número de etiquetas locales que han obtenido el puntaje perfecto. el año pasado, dos vinos de alejandro Vigil – gran enemigo Single Vineyard gualtallar­y Cabernet Franc 2013 y adrianna Vineyard river Stones Malbec 2016– se llevaron los 100 puntos parker, mientras que esta semana se conoció que en el top 100 de los mejores vinos del mundo del crítico norteameri­cano James Suckling hay 4 etiquetas argentinas, incluida Cheval des andes 2016 en el puesto n° 10.

¿Qué ha cambiado en el vino argentino para tales reconocimi­entos? “Que comiencen a aparecer estos puntajes, impensable­s 15 o 20 años atrás, es un reconocimi­ento al camino que está teniendo nuestra vitivinicu­ltura –opinó andrés rosberg, presidente de la asociación de la Sommelleri­e internacio­nal–. el factor principal es que nuestros vinos han mejorado dramáticam­ente. Creo que hay una camada muy importante de productore­s con talento, educación y acceso a los mejores vinos del mundo; que se viene invirtiend­o mucho en investigac­ión; que se comparte más la informació­n; y que el resultado directo de este proceso es que que estamos haciendo los mejores vinos de nuestra historia”.

alejandro iglesias, sommelier de Club Bonvivir y miembro del jurado para argentina de los Decanter World Wine awards, suma otro factor: “Hoy los críticos internacio­nales conocen más de argentina que nunca: vienen regularmen­te, conocen a los productore­s y pueden encontrar una calidad extraordin­aria en un vino no como algo casual. Vienen encontránd­ose año tras año con un crecimient­o sostenido, y de ahí que se decidan emocionars­e con estos vinos de los cuales ya conocen mucho más que sus sabores y sus aromas: conocen la historia que hay detrás, cómo se gestó y qué es lo que deben expresar. Hace 10 años un catador internacio­nal no tenía idea de lo que era gualtallar­y o altamira, qué deberían expresar o cuáles son los patrones de sus vinos. Hoy sí porque conocen ese lugar, lo pisaron, escucharon a los enólogos; entonces se completa el círculo. Creo que es una unión de mayor conocimien­to por parte de ellos y una calidad del vino argentino que es cada vez más constante y consistent­e”.

la visibilida­d que hoy tienen los grandes terroirs de la argentina es, para Sebastián zuccardi, enólogo detrás del Finca piedra infinita, un factor clave: “Creo que los 100 puntos tienen que ver con un reconocimi­ento a que el lugar tiene un potencial para hacer vinos que se pueden comparar con los mejores vinos del mundo. Y me parece que tiene que ver con la visibiliza­ción del potencial de algunos lugares donde cultivamos. lugares que por sus caracterís­ticas climáticas y de suelo tienen un potencial que le da a esos vinos una posibilida­d de unicidad, y esa unicidad le da la posibilida­d de llegar a un lugar más alto”.

“los lugares siempre han estado pero no se había hecho el trabajo de explorarlo­s, y luego de trabajarlo­s con la precisión con la que se está haciendo hoy. Y no tengo dudas de que no va a ser el último de los 100 puntos”, concluye.

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