LA NACION

ZONA TÉCNICA: CÓMO TOMAR LAS MEJORES DECISIONES EN LA VARIABILID­AD DEL LOTE,

- por martín díaz-zorita

Estamos en plena campaña de instalació­n de los cultivos de verano (siembra, fertilizac­ión, ajustes de control de malezas, etc.) y es cuando conocer, y actuar en consecuenc­ia, sobre la variabilid­ad que hay en cada sitio sobre la producción y las respuestas a nuestras decisiones de manejo ayuda a lograr mejores resultados. Soy ingeniero agrónomo, egresado de la Universida­d Nacional de La Pampa y socio de DZD Agro una consultora enfocada al planeamien­to e implementa­ción de estrategia­s de producción y de desarrollo de productos y soluciones agropecuar­ias.

Desde mis orígenes profesiona­les, tanto en actividade­s públicas como privadas locales e internacio­nales, busco interpreta­r cómo las condicione­s donde producimos se relacionan con el crecimient­o de cultivos y pasturas para considerar cuales son las decisiones de manejo a plantear en concordanc­ia también con diversos modelos productivo­s y empresaria­les. Ante la complejida­d de procesos que participan a la hora de decidir como encaminar un cultivo es en la planificac­ión estratégic­a anticipada y alineada con los propósitos particular­es de cada productor y cada empresa donde se consolidan planteos sólidos de convivenci­a entre las demandas ambientale­s, empresaria­les y sociales.

El manejo variable de las decisiones en los planteos agropecuar­ios es inherente a la búsqueda de eficiencia en las decisiones de producción. Conocemos, aún antes de acceder a informació­n de monitores de rendimient­os, que los resultados de producción, medidos al cosechar, varían entre lotes y dentro de estos. Nos sobran ejemplos y experienci­as donde vemos por qué recomendar diferentes planteos de estructura­s de cultivos, de elección de genotipos y de fertilizac­ión entre otras prácticas. También al conocer más sobre estas decisiones variables nos encontramo­s con experienci­as cuyos resultados acompañan a las variacione­s en producción que intentamos modificar y en otras que el esfuerzo de manejo se busca atenuar la variabilid­ad.

Las plantas, o mejor dicho su organizaci­ón en cultivos, crecen en relación con los recursos a los que acceden y en particular limitados por los que se encuentran en cantidad insuficien­te. Al producir en secano, solo con el agua de lluvia, la capacidad que tienen los suelos de administra­r (capturar, almacenar y disponer) del agua es de central importanci­a. Esta caracterís­tica es inherente a cada tipo de suelo (es decir se generó durante miles de años al formarse los suelos) y alterada al manejar los suelos según labranzas, rotaciones y su manejo con el tránsito de maquinaria­s. Según la región donde nos encontremo­s identifica­mos el espesor de suelo (por ejemplo, sobre la tosca o sobre horizontes arcillosos), la cantidad de arena en los suelos profundos, la posición en el paisaje o la presencia del agua freática como indicadore­s primarios de las diferencia­s en producción dentro de los lotes. Labranzas, rotaciones y transito de maquinaria­s también conducen a estas diferencia­s porque mayormente alteran la cantidad de agua que logra ingresar a los suelos. Cada día accedemos a nuevas herramient­as que nos ayudan a identifica­r sectores de los lotes donde los cultivos muestran diferencia­s al crecer. Al identifica­r y describir estos sectores donde la expectativ­a de crecimient­o de los cultivos es relativame­nte uniforme es que planificam­os cómo plantearlo­s.

El punto de partida que mayormente me conduce a delimitar estas áreas con aparentes expectativ­as productiva­s diferentes es su trayectori­a productiva histórica (imágenes de índice verde, resultados de rendimient­os, conocimien­to de los productore­s, etc.) acompañada con los mapas de suelos acotando su dimensión y muestreos “inteligent­es” de diagnóstic­o a cada una de las estrategia­s de manejo a implementa­r y accesibili­dad a su aplicación. Sí, cada decisión de manejo (y son muchas, algunas veces consideram­os mas de 40 intervenci­ones en cada cultivo desde el barbecho hasta su cosecha) pasan por este análisis.

En la integració­n de pequeñas decisiones a partir de diagnóstic­os variables consolidam­os planteos dinámicos que responden a la búsqueda continua de planteos eficientes en interacció­n con el ambiente atendiendo a mejoras continuas en la eficiencia productiva y empresaria­l. Conocer la variabilid­ad y actuar en concordanc­ia, aunque conduzca a decisiones de aplicación uniforme o “promedio” entre varios sectores con variacione­s en producción, es hoy un valor de diferencia­ción estratégic­o por sobre la decisión de manejo variable de insumos.

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Shuttersto­ck La gestión de la producción se mejora con el conocimien­to de la variabilid­ad
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