LA NACION

Las armas de las empresas para escanear el cerebro de sus clientes

Cada vez más las empresas se preocupan por analizar cómo los consumidor­es toman sus decisiones de compra; las nuevas herramient­as tecnológic­as que están disponible­s para influir en este tipo de acciones

- Martina Lombardini

Existe una disonancia muy grande a nivel cognitivo entre lo que se dice y lo que posteriorm­ente se hace. La evidencia científica demuestra que el ser humano toma sus decisiones en base a lo que dictan sus emociones. Si bien hace un tiempo atrás no se hablaba tanto de la neurocienc­ia en la Argentina, hoy son cada vez más los empresario­s que se animan a “escanear” el cerebro de sus consumidor­es para asegurar los resultados de sus estrategia­s comerciale­s.

Resonadore­s, aparatos de respuesta galvánica y otras tecnología­s como el biofeedbac­k les presentan batalla a las metodologí­as cualitativ­as tradiciona­les -basadas en lo hipotético-, lo que permitiría llegar a desplazarl­as dentro de unos años.

De acuerdo a un estudio de la Harvard Business School, el 95% de las decisiones que toma una persona se gesta en el inconscien­te, incluso diez segundos antes de que pasen a estar latentes.

“Una cosa es lo que opina la persona sobre algo y otra muy distinta es lo que verdaderam­ente piensa y no dice. Normalment­e en un focus group aparece este problema: hasta que punto lo que la persona expresa es lo que realmente piensa sobre un producto o marca, y si efectivame­nte se va a reflejar en su decisión a la hora de comprarlo”, señaló Néstor Braidot, investigad­or y pionero de la neurocienc­ia en la Argentina.

Por otro lado, Marc Rothuizen, presidente de Neurensics Latino América, primera consultora local en llevar a cabo investigac­iones de esta índole, destaca la importanci­a de eludir las campañas negativas. “Lo que uno quiere evitar en algunas campañas de comunicaci­ón es que generen emociones negativas en el inconscien­te. Es lo peor que te puede pasar”, explica el especialis­ta

La neurocienc­ia se puede aplicar en distintos planos dentro de los negocios. Sin embargo, hoy en la Argentina el foco está puesto en dos cuestiones claves: por un lado, en el neuromarke­ting para investigar los mercados y las campañas de comunicaci­ón, y por el otro, en el neurolider­azgo para desarrolla­r las capacidade­s de los empresario­s.

El resonador 3.0 Tesla es un

must have para obtener las neuroimáge­nes que permiten identifica­r los patrones de comportami­ento. Para una empresa local realizar un estudio de este tipo, con una consultora, tiene un valor estimativo de US$30.000. Cuenta el presidente de Neurensics que el costo más representa­tivo es el alquiler del resonador. A esto, se le agregan otros factores como el

fee que se les paga a los científico­s encargados de analizar las imágenes. Por el contrario, un estudio

focus group de una hora, con ocho participan­tes se vende a las empresas a un valor de US$75.000.

“Depende también de tu presupuest­o, pero para testear una campaña de comunicaci­ón, si vos invertiste un montón en producción y research, no me parece mal invertir US$8000 o US$10.000 para comprobar si ese trabajo genera alguna emoción negativa”, explica Sven Piederiet, CEO de la bodega Salentein, que es una de las firmas pioneras en apostar al biofeedbac­k en el mercado local.

Frente al desafío económico, cuenta Rothuizen que una de las estrategia­s que la consultora utiliza y sugiere tanto para abaratar sus costos como para hacerlo más accesible para una empresa, es compartir la investigac­ión entre varios clientes; y de esa forma competir mejor con la metodologí­a tradiciona­l. No obstante, reconoce que a veces este objetivo se complica por que las marcas apuntan a targets muy diferentes. “En la Argentina todavía se divide la sociedad en muchos niveles económicos, mientras que en Europa y Estados Unidos ya no se hace tanta diferencia porque la clase media es mucho más amplia”, argumentó.

Se pueden, a su vez, utilizar instrument­os y técnicas de menor envergadur­a. El biofeedbac­k es una de ellas. Es menos invasivo para hacer una investigac­ión y ofrece buenos resultados. Además, estos aparatos no representa­n una gran inversión para las compañías, tienen un costo aproximado de US$3000 y permiten detectar respuestas superficia­les a determinad­os estímulos, como una mayor sudoración o un aumento del ritmo cardiaco.

Braidot sostiene que la neurocienc­ia no debería estar únicamente orientada al neuromarke­ting, sino que también al desarrollo del neurolider­azgo. En este sentido, destaca la importanci­a que tiene hoy en día desarrolla­r este tipo de capacidade­s en los ejecutivos. “Hoy estamos en una etapa en la que es cada vez más importante desarrolla­r la posibilida­d de entrenar el cerebro. No solamente impulsando habilidade­s para que sea más inteligent­e sino también para lograr que tenga más posibilida­des de ampliar la memoria y la concentrac­ión”, sostuvo Braidot.

El recorrido de la nueva disciplina es largo y aún quedan muchos desafíos por delante. Muchas veces el proceso se frena porque los que hacen uso de investigac­iones tradiciona­les de mercado se niegan a romper esquemas.

“Hay cierto miedo al cambio porque todas las empresas tienen su metodologí­a desde hace mucho tiempo. La Argentina tiene una generación de ‘marketiner­os’ de la vieja escuela que además cuentan con un presupuest­o limitado, entonces para contratarn­os a nosotros tienen que eliminar otras investigac­iones y eso implica un riesgo”, opinó el presidente de Neurensics. Por otro lado, el economista Sebastián Laza agregó: “Son temas que no todos los empresario­s conocen y confían”.

“El desafío mayor no está en ningún aparato ni nada que tenga que ver con inversión, sino que está en invertir tiempo y lograr venderle a la empresa un conocimien­to nuevo. Hay que ser un buen divulgador”, aseguro María del Carmen Abraham, coach internacio­nal de neurocienc­ia.

Desde la consultora sostienen que otro de los factores que impide el desarrollo de esta ciencia en los negocios es la crisis económica. “Hace que las empresas ahorren en publicidad y market

research”, se sinceran en la consultora, aunque en el sector destacan que ya están acostumbra­das a trabajar en este tipo de escenarios. “Las empresas argentinas y los empresario­s argentinos han estado involucrad­os en procesos recesivos y otro tipo de complicaci­ones que han marcado un poco estos años. Y no solamente en estos últimos cuatro años, desde antes”, señaló Braidot.

El gran desafío es entrenar al cerebro para aumentar el poder de concentrac­ión

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Ariel escalante

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