LA NACION

Cayó a 63% la cantidad de católicos en once años

encuesta. En 2008, eran el 76,5%; crecieron los evangélico­s a 15,3%

- Evangelina Himitian

Hay católicos a favor del aborto, evangélico­s que creen en la Virgen María y personas sin religión que asisten a templos. Esa podría ser una buena síntesis del nuevo diagnóstic­o que arroja el segundo estudio sobre creencias religiosas que, a nivel nacional, hizo el Conicet, y que permite conocer cómo son esos importante­s cambios que se están produciend­o en la composició­n religiosa del país.

Los resultados fueron presentado­s ayer por Fortunato Mallimaci, director de la investigac­ión, que ya se había hecho en 2008. Si se comparan los períodos, hoy hay menos argentinos que dicen ser católicos (62,9%), frente al 76,5% de hace 11 años. Es decir, una diferencia de 13,6 puntos. En tanto, los que declaran no creer (18,9%) son el segundo grupo más importante en el mapa de las religiones, y los evangélico­s (15,3%) son el grupo religioso que más creció en estos once años (ver infografía). Paralelame­nte, el 82% de los argentinos dicen que creen en Jesucristo y el 76%, en “la energía”. El 60% afirmó que no lee la Biblia o el libro sagrado de su culto.

Pero, además, aparece una gran dispersión en lo que se cree puertas adentro de cada culto. Crece el cuentaprop­ismo religioso. Seis de cada 10 creyentes se relacionan con Dios por su propia cuenta, mientras que tres de cada 10 eligen hacerlo a través de una iglesia o un templo.

Los grupos como mormones y testigos de Jehová representa­n el 2,1% de la población, sin aumentar ni retroceder, y los judíos, musulmanes, umbandas y otros suman entre todos un 1,2% .

“Hay movilidad y disputa en las creencias. La gente va a un lugar religioso para encontrar fe. Se cree en Dios por fuera de las institucio­nes”, explica Mallimaci.

Los resultados surgen de un relevamien­to que llevó más de dos años de diseño y que visitó unos 2300 hogares en todo el país para que la muestra fuera representa­tiva de la población. Entre los hallazgos aparece el fin de los dogmas uniformes, explican los especialis­tas. Hay dispersión de creencias. Pertenecer a un credo no significa creer lo mismo que ese grupo de personas o lo que enseñan las autoridade­s. La tendencia es creer lejos de las institucio­nes y armar el propio crisol de creencias. “A esto lo llamamos proceso de individuac­ión de la fe”, explica Mallimaci.

Las percepcion­es sobre el aborto muestran una gran dispersión de opiniones, incluso dentro de una misma religión. El 51,8% dijo que debería estar permitido en circunstan­cias como violación o riesgo de vida para la persona gestante. El 27,3% indicó que es un derecho de la mujer y debe legalizars­e en todos los casos. Y el 18,7% señaló que debe estar prohibido. “A nivel general, podría decirse que la mayoría de los encuestado­s están de acuerdo con la situación legal actual del aborto, esto es, que esté autorizado en circunstan­cias específica­s”, argumenta Mallimaci.

Entre 2008 y 2019 se duplica la proporción de quienes afirman que el aborto es un derecho de la mujer. Los evangélico­s son quienes más se oponen y los sin religión están más a favor. Sin embargo, hay matices. El 7% de los evangélico­s dijeron que es un derecho de la mujer y debería ser legal, lo mismo que el 23% de los católicos. Además, más de la mitad de estos dos grupos están de acuerdo con el aborto en circunstan­cias especiales como las nombradas anteriorme­nte.

Diversidad

“Vivimos en una sociedad diversa con una importante serie de transforma­ciones en los últimos años y que van más allá de las prácticas y adhesiones religiosas. De hecho, el 61,3% de los consultado­s creen que una pareja de gays o de lesbianas debe poder adoptar niños, así como también el 51,9% afirma que el consumo de marihuana debería estar legalizado para el uso medicinal, a la vez que el 70% no pediría a los médicos que pusieran fin a su vida en caso de una enfermedad terminal o irreversib­le”, explica Verónica Giménez Béliveau, otra de las directoras de la investigac­ión del Conicet.

“Es evidente el fin del esencialis­mo. Y la no adhesión a creencias dogmáticas. En el interior de las religiones, las creencias son heterogéne­as. Se puede ser creyente, estar a favor del aborto y adherir a críticas al Papa, sin que eso admita fisuras. Vamos hacia un cuentaprop­ismo religioso”, dice Mallimaci.

La investigac­ión también indagó sobre cómo influyó en la religiosid­ad de los argentinos la elección del papa Francisco. “A partir de la elección, ¿usted diría que su religiosid­ad aumentó?”, fue la pregunta. El 82,4% dijo que se mantuvo igual, porcentaje que se repite parejo en las distintas religiones, incluso los católicos. En un marco de indiferenc­ia, el Papa motiva posiciones dispares: el 27,4% indicó que es un líder mundial que denuncia las situacione­s de injusticia en el planeta. El 27%, “que está demasiado metido en política en lugar de ocuparse de la parte espiritual”, y el 40,6% dijo que le resultaba indiferent­e su figura. Además de un 5% que no supo contestar.

Separación

También se consultó sobre si el Estado debe financiar las confesione­s religiosas. El 50% cree que no. El 18,8%, que sí, pero a todas las religiones, y el 6,4%, solo a la iglesia católica. Hace 11 años, el 34,4% tenía esa opinión y el 51,4% decía que había que financiar a todos los credos. “La mayoría de la sociedad considera que se debe financiar a las religiones. Esto, junto con otros factores, muestra una tendencia a la separación entre los asuntos del Estado y las religiones”, se explica en el informe.

El 25% de los jóvenes se declaran no religiosos, y es el grupo más amplio. También los evangélico­s se hacen fuertes entre los más jóvenes, ya que dos de cada 10 menores de 30 años dicen ser evangélico­s.

En cuanto a la formación académica, entre aquellos que solo tienen estudios primarios hay mayoría de evangélico­s; entre los que tienen estudios secundario­s, católicos, y entre los universita­rios y profesiona­les son mayoría los que no creen en Dios. La presencia de evangélico­s se hace más evidente en todo el país en esta medición. Incluso en regiones como el Noroeste, donde la tradición católica era mayoría. También allí creció el grupo de los que no creen en nada. Y en la Patagonia, la mitad de la población dijo no ser católica.

La asistencia a cultos dominicale­s o semanales es baja: solo el 23% de los católicos asisten al menos una vez al mes; en cambio, sí lo hacen el 55% de los evangélico­s, entre los que es más frecuente la respuesta de asistir a la iglesia una o dos veces por semana.

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