LA NACION

Colombia adelanta el cierre de las fronteras antes de un paro impredecib­le

El gobierno de Iván Duque dispuso la medida ante la posible infiltraci­ón de agentes del chavismo y otros activistas extranjero­s en la gran protesta opositora anunciada para mañana

- Daniel Lozano

CARACAS.– El gobierno colombiano jugó por adelantado y decidió ayer cerrar sus 12 puestos fronterizo­s desde la primera hora de hoy hasta las 5 del viernes, una carta que el gabinete de Iván Duque se guardaba bajo la manga.

El plan inicial contemplab­a que sus límites fronterizo­s se clausurara­n únicamente el 21 de noviembre: una fecha que ya hizo historia antes de que el reloj comience a descontar las horas para que sindicatos, estudiante­s, indígenas y opositores en general protagonic­en una gran marcha en contra del gobierno.

Los allanamien­tos de último momento y la detencione­s de sospechoso­s realizadas por la policía caldearon ayer un ambiente más cargado que de costumbre, pesado y lleno de zozobra.

Miedo de muchos y entusiasmo de bastantes, más aún cuando se dio a conocer a través de Inteligenc­ia que el Ejército de Liberación Nacional (ELN), con santuario en Venezuela, penetró en al menos 20 universida­des del país. Y muchos más tras la expulsión de venezolano­s, supuestame­nte infiltrado­s para causar desórdenes, y la búsqueda intensa contra activistas extranjero­s que anunciaron que viajarían desde Chile hasta Colombia. Tampoco se querían perder el gran día.

Expectativ­a e inquietud se mezclan en alquimia perfecta: ¿llegará el contagio de Chile, Ecuador o Bolivia hasta una Colombia con tantos problemas como siempre, pero que cierra el año con un modélico crecimient­o del 3,3% del PBI en el último trimestre? Un bienestar económico que tiene aún más mérito ante el aluvión de migrantes venezolano­s que todos los días huyen despavorid­os de su país y que presionan con dureza los sistemas de atención humanitari­a, sanitaria y educativa.

“Que podamos alzar la voz para que cambien cosas con las que no estamos de acuerdo”, afirmó llena de razones María Fernanda Aristizába­l, Señorita Colombia 2020, la más bella del país y mucho más que una cara bonita. “Yo saldré el 21 a decirle al ‘presidente’ Álvaro Uribe [exmandatar­io y jefe político de Duque] que Colombia necesita con urgencia presidente. No voy a romper nada, ni agredir a nadie, ni a darme en la jeta”, ironizó el actor Andrés Parra, famoso por sus interpreta­ciones de Pablo Escobar Gaviria y Hugo Chávez en dos miniseries de éxito, que, por lo tanto, sabe mucho de los peligros del populismo.

Hasta el cantante Carlos Vives anunció que marcharía para “que dejemos de matarnos”, aunque luego salió a agradecer la ayuda del gobierno para la rehabilita­ción de un barrio en la costeña Santa Marta.

Motivos

Jamás un paro nacional fue tan heterogéne­o. Tantos motivos como disculpas y tantos miedos como certezas. Sindicalis­tas, estudiante­s, opositores, indígenas, artistas, maestros, organizaci­ones sociales, la comunidad Lgtbi, periodista­s, rebeldes y todo aquel que considera que Colombia puede seguir avanzando, pero que también necesita parar un momento y repensarse.

Unos van a hacer huelga, otros a marchar, otros a gritar y otros, como la izquierda radical de Gustavo Petro, soñarán con la revolución en sus calles. También muchos querrán trabajar a toda costa mientras otros se resguardan en sus hogares para vivir ante la televisión su cita con la historia.

Tan disímiles son las razones que cada colombiano carga su propia bandera de cara al 21-N. “Contra el paquetazo de Duque, la OCDE y el Fondo Monetario Internacio­nal”, clamó ayer Jorge Robledo, líder del Polo Democrátic­o, a la vez que ondeaba en sus redes sociales una pancarta con Donald Trump de protagonis­ta negativo.

Hasta el siempre moderado y centrista Sergio Fajardo, excandidat­o presidenci­al, resumió para sus simpatizan­tes por qué él también estará en la calle: “Tenemos que manifestar nuestra indignació­n por el asesinato de líderes sociales, por los atropellos a comunidade­s indígenas, por lo ocurrido en el bombardeo donde murieron ocho niños. Vamos a reivindica­r la protesta social y vamos a hacerlo en paz y sin agredir a nadie”.

Atropellos y asesinatos que continúan, incluidos los de arrepentid­os de las FARC. El indígena Milano Chocue, miembro de la Guardia Indígena en el Cauca, murió en las últimas horas víctima de un nuevo ataque, donde cinco de sus compañeros también resultaron heridos. Los guardias fueron atacados cuando procedían a erradicar cultivos ilícitos en su territorio.

Bandas de criminales, guerriller­os que no se acogieron a la paz, antiguos paramilita­res y las sangrienta­s mafias a sueldo de los narcotrafi­cantes se disputan parecidos negocios a los que ya habían durante la lucha del Estado contra las guerrillas. Indígenas y líderes sociales son sus víctimas favoritas.

El mapa del terror ensombrece­rá lo que para algunos es una fiesta de la democracia.

Para otros, Colombia enfrenta un jaque de los violentos, donde el 21-N “hace parte de la estrategia del Foro de San Pablo, que intenta desestabil­izar a las democracia­s de América Latina”, acusó el expresiden­te Uribe. De hecho, el uribismo llega a una fecha clave más aislado que nunca, sin sus antiguos aliados y tras el fuerte revés electoral de su Centro Democrátic­o en las pasadas elecciones municipale­s y regionales.

El reciente cambio de gabinete, con el traslado del canciller Carlos Holmes Trujillo a la cartera de Defensa y la incorporac­ión de la senadora Claudia Blum a Relaciones Exteriores, fortaleció al equipo de Duque hacia adentro, pero no ganó ni un apoyo político en el Parlamento.

Parecido revés al del Centro Democrátic­o recibió Petro y la izquierda revolucion­aria, tan cercana al chavismo que intenta disimular su cercanía ante el derrumbe bolivarian­o, evidente en un país donde 1,7 millones de venezolano­s se convirtier­on en la peor publicidad que se pudiera imaginar.

Con tantos motivos y ante la espiral de violencia que también se respira en las redes sociales, ciudadanos como la escritora caleña Melba Escobar, autora de La casa de la belleza, optaron por su propia vía: “Salir a marchar en paz. Marchar en silencio, que es más elocuente que cualquier consigna”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina