LA NACION

Johnson y Corbyn quedaron a mano en un debate sin precedente

Ese virtual empate, sin embargo, favoreció al actual primer ministro, cuyo Partido Conservado­r lidera los sondeos con el 45% de apoyos para el 12 de diciembre

- Luisa Corradini CORRESPONS­AL EN FRANCIA

PARÍS.– Aunque Boris Johnson parece haber superado a su adversario Jeremy Corbyn por dos puntos, no es seguro que alguno de ellos haya ganado ayer el debate televisado que debería convertirl­o, el 12 de diciembre, en el futuro primer ministro de Gran Bretaña.

“Boris Johnson no cometió errores. Jeremy Corbyn tampoco logró imponerse. Me animaría a decir que nada cambió”, analizó el politólogo Philip Turtle.

Un “nada cambió” que, sin embargo, había sido precedido pocas horas antes por la dramática publicació­n de una encuesta del instituto Kantar, que mostraba que, con el 45% de intencione­s de voto

–18 puntos más que el laborismo de Corbyn–, el Partido Conservado­r, del actual primer ministro británico, debería obtener un holgado triunfo en los próximos comicios.

“Teniendo en cuenta el casi empate del debate, se podría decir que estamos ante un fracaso de Jeremy Corbyn”, precisa Turtle.

Fue la primera vez en la historia de Gran Bretaña que dos candidatos a primer ministro debatieron frente a frente en televisión durante una campaña. Poco antes, la Justicia había desestimad­o la demanda de las líderes de los liberales demócratas y del Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés), Jo Swinson y Nicola Sturgeon, que solicitaro­n ser incluidas en el programa.

Según los jueces, ITV, cadena privada de televisión que organizó la transmisió­n, no tenía obligación de respetar las reglas que rigen para el servicio público.

Durante la primera parte de ese cara a cara de 60 minutos dedicado a la salida británica de la Unión Europea (UE), Johnson acusó a Corbyn de su “absurda” manía de “obstaculiz­ar” el camino hacia el Brexit. El primer ministro insistió en su intención de “dejar el bloque de una vez por todas” y advirtió que lo único que el laborismo tiene para ofrecer es “tergiversa­ción y postergaci­ón, parálisis y división” con más referéndum­s.

“Nadie sabe además de qué lado está el señor Corbyn. ¿Es pro o antiBrexit?”, preguntó una y otra vez.

Corbyn respondió que, por el contrario, su partido ofrecerá la posibilida­d de “un auténtico cambio” a los británicos. El laborismo negociará un nuevo acuerdo, con un referéndum organizado en los seis meses posteriore­s a los comicios y cuyos resultados serán respetados al pie de la letra. “El pueblo británico podrá tomar una genuina decisión, que nosotros aplicaremo­s”, insistió.

La segunda media hora de debate debía estar consagrada a aquellos temas de política interior que interesan a los británicos, como salud pública, inversión y mercado laboral. Pero los asesores del premier parecen haberle aconsejado insistir en el Brexit. Mucho más expresivo que su adversario, Johnson volvió sobre la cuestión una y otra vez, al punto de hacerse llamar la atención en varias ocasiones por los moderadore­s.

Al término de la emisión, una encuesta publicada por YouGov confirmó la primera impresión de un casi empate entre ambos hombres: Boris Johnson, 51%, y Jeremy Corbyn, 49%.

De ese modo, las esperanzas de Johnson de conservar las llaves de Downing Street después del 12 de diciembre parecieron confirmars­e. Sobre todo después de que, por la tarde, se conocieron los resultados de una primera encuesta que le otorgaba al Partido Conservado­r 18 puntos de ventaja sobre el Laborista. Según el instituto Kantar, con el 45% de los votos, los tories dejan muy atrás a sus adversario­s laboristas, que solo obtendrían el 27%. Un masivo apoyo que aseguraría al actual premier una mayoría en el Parlamento.

Ese sondeo demuestra asimismo que el sensible avance de los conservado­res se debe al desmoronam­iento del apoyo al eurófobo Nigel Farage. El ultraderec­hista líder del Brexit Party perdió brutalment­e la adhesión popular después de que anunció su intención de no presentar candidatos en 317 circunscri­pciones controlada­s por los tories. Una magra cifra del 2% de intencione­s de voto permite pensar que el fanático pro-Brexit tendría escasas posibilida­des de pesar en la decisión de las urnas el mes que viene.

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