Tensiones en la bancada peronista y malestar de los gobernadores por la sucesión de Rossi
Lejos de generar consenso, la designación de Máximo Kirchner desató una fuerte controversia interna Los mandatarios provinciales recuerdan que en los festejos electorales quedaron fuera del escenario
La salida de Agustín Rossi de la Cámara de Diputados –es casi segura su designación como ministro de Defensa del gobierno de Alberto Fernández– desata por estas horas una fuerte controversia por su sucesión en la jefatura del bloque del Frente de Todos.
En voz baja, gobernadores del peronismo y sus lugartenientes en la Cámara baja han hecho trascender su malestar ante la posibilidad de que Máximo Kirchner comande la bancada.
Los gobernadores del peronismo conforman un sostén político clave del futuro presidente, y si bien durante la campaña electoral algunos ensayaron acercamientos a la expresidenta Cristina Kirchner –de la que habían estado distanciados durante los últimos cuatro años–, otros prefieren mantener su distancia. Estos no quieren saber nada con que su hijo Máximo, líder de La Cámpora, presida un único bloque del Frente de Todos en la Cámara de Diputados. Con Cristina como presidenta del Senado, el Congreso se convertiría en un reducto privado de los Kirchner, advierten.
“La salida del Chivo Rossi es una pésima noticia para todos. Él proviene del kirchnerismo, pero logró ganarse el respeto de todos. Esperemos que quien sea su sucesor sea fruto de un acuerdo entre Alberto y los gobernadores”, confía un diputado peronista, esperanzado aún con que la influencia de Cristina Kirchner y de La Cámpora no alcance a la Cámara baja.
Grieta visible
La tensión entre algunos gobernadores peronistas y la expresidenta no se atemperó con el triunfo de Fernández el 27 de octubre. Los mandatarios provinciales no olvidan el desplante de Cristina Kirchner en la noche de los festejos, cuando no pudieron compartir el escenario con el flamante presidente electo. Al día siguiente se cobraron la revancha: en el acto de asunción del gobernador de Tucumán, Juan Manzur, ningún kirchnerista se hizo presente.
La grieta, finalmente, se formalizó en el Senado: ayer, el vocero del bloque del PJ, el cordobés Carlos Caserio, blanqueó que en la Cámara alta habrá dos bloques, uno que responderá a Fernández y el otro que tendrá como referente a la expresidenta.
“Yo tengo un profundo respeto por Cristina. Pero no somos dirigentes que hemos trabajado bajo la tutela o jefatura política de Cristina. Venimos de las provincias y la jefatura está expresada en los gobernadores”, sintetizó Caserio.
En la Cámara de Diputados, los representantes de los gobernadores son partidarios de que, a partir del 10 de diciembre, se conforme un interbloque del Frente de Todos, en el que confluyan sus distintas vertientes, el kirchnerismo, el PJ y el Frente Renovador.
A Sergio Massa, futuro presidente de la Cámara y lugarteniente de Fernández, no lo entusiasma demasiado la idea; se inclina más bien por la creación de una única bancada cuya conducción recaiga en Máximo Kirchner.
El exintendente de Tigre forjó una excelente relación con el hijo de la expresidenta y considera que es el candidato más apto para controlar la tropa kirchnerista. “De la relación con los diputados peronistas y los gobernadores se va a ocupar Sergio”, confían en el entorno de Massa.
Está visto que el futuro presidente de la Cámara de Diputados pretende ejercer un protagonismo político que vaya más allá del simple manejo administrativo del cuerpo. Su intención es convertirse en el negociador por excelencia de la agenda parlamentaria del gobierno de Fernández con los gobernadores y la oposición. Massa nunca sepultó sus ambiciones presidenciales y hará de este enclave en la Cámara baja la plataforma para su proyección política. La incógnita todavía a develar es si los mandatarios provinciales aceptan a Massa como su interlocutor.
Mientras tanto, Rossi prepara su despedida de la Cámara baja. Su regreso al Ministerio de Defensa, cargo que ocupó entre 2013 y 2015, no lo seduce demasiado, pero no podía rehuir de un pedido del presidente electo. A manera de consuelo, se llevó de Fernández el compromiso de una ley para mejorar el presupuesto para el equipamiento de las Fuerzas Armadas. El proyecto tuvo ayer dictamen de comisión y será la carta con la que pretende ingresar por la puerta grande del Edificio Libertador.