LA NACION

Un testimonio demoledor complica más a Trump

El embajador ante la UE lo implicó en forma directa en el Ucraniagat­e

- Rafael Mathus Ruiz CORRESPONS­AL EN EE.UU.

WASHINGTON (De nuestro correspons­al).– El Ucraniagat­e acorrala cada vez más a Donald Trump. Un testigo clave, el embajador norteameri­cano ante la Unión Europea, Gordon Sondland, lo acercó al juicio político al revelar ante el Congreso que actuó “bajo la dirección expresa del presidente”, y que “todos estaban al tanto” de las presiones a Ucrania para lanzar investigac­iones en beneficio de la reelección de Trump.

WASHINGTON.– Un testigo clave del Ucraniagat­e, el embajador de Estados Unidos ante la Unión Europea, Gordon Sondland, llevó el escándalo hasta el Salón Oval de la Casa Blanca al testificar bajo juramento ante el Congreso que actuó “bajo la dirección expresa del presidente” y que “todos estaban al tanto” sobre las presiones a Ucrania para poner en marcha investigac­iones con fines políticos que apuntaban a beneficiar la reelección del presidente Donald Trump.

“Seguimos las órdenes del presidente”, afirmó Sondland.

El demoledor testimonio dejó a las puertas de un juicio político a Trump, que volvió a proclamar su inocencia. Sondland implicó aún más al magnate en el escándalo, pero además testificó que, a su juicio, un paquete de asistencia militar crítica para Ucrania de casi 400 millones de dólares fue utilizado como

“moneda de cambio” –quid pro quo, en la jerga de la investigac­ión– para conseguir los objetivos de Trump, apuntaland­o de esa forma la acusación de los demócratas que los llevó a abrir una investigac­ión para llevar al presidente a un juicio político.

Sondland dijo que el secretario de Energía, Rick Perry; el enviado de Trump para Ucrania, Kurt Volker, y éltuvieron­quetrabaja­rconelabog­ado personal de Trump, Rudy Giuliani, por órdenes expresas de Trump, a pesar de que no querían hacerlo.

Giuliani, un hombre de extrema confianza de Trump, se metió en la relación bilateral con Ucrania para cumplir un deseo de Trump: que el gobierno de Volodimir Zelensky pusiera en marcha dos investigac­iones con claros fines políticos, una para deslegitim­ar el escándalo Rusiagate, la injerencia del Kremlin en la elección de 2016, a la que Trump siempre vio como un desafío a la legitimida­d de su presidenci­a, y otra contra Joe Biden, uno de sus potenciale­s rivales políticos en la elección presidenci­al del año próximo.

“El secretario [de Energía, Rick] Perry, el embajador [Kurt] Volker y yo trabajamos con el señor Rudy Giuliani en asuntos de Ucrania bajo la dirección expresa del presidente de los Estados Unidos. No queríamos trabajar con el señor Giuliani. En pocas palabras, estábamos jugando la mano que nos repartiero­n”, testificó Sondland, ante el Comité de Inteligenc­ia de la Cámara de Representa­ntes.

“Todos entendimos que si nos negábamos a trabajar con Giuliani, perderíamo­s una oportunida­d importante para cimentar relaciones entre Estados Unidos y Ucrania. Seguimos las órdenes del presidente”, agregó Sondland. Él era el testigo más esperado en la maratón de funcionari­os que desfilaron esta semana por las audiencias públicas en el Congreso de la investigac­ión que abrieron los demócratas para iniciar un juicio político contra Trump. Fue un testimonio demoledor, que tumbó varios de los pilares de la defensa que Trump, la Casa Blanca y los republican­os habían montado desde que estalló el escándalo.

Sondland dijo que las investigac­iones, exigidas por Giuliani, eran una “moneda de cambio” para darle luz verde a una visita de Zelensky a la Casa Blanca, y testificó que “presumió” que el bloqueo al paquete de asistencia militar también ocurrió por el mismo motivo.

Además de decir que actuó “bajo la dirección expresa del presidente”, Sondland mencionó a varios funcionari­os de alto rango del gobierno de Trump, incluidos el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el jefe de Gabinete, Mick Mulvaney, y afirmó que todos estaban al tanto de las presiones a Ucrania para favorecer a Trump. “Todos estaban al tanto. No era un secreto”, afirmó.

Y Sondland testificó que, a su juicio, el gobierno de Trump utilizó un paquete de asistencia militar por casi 400 millones de dólares y una visita a la Casa Blanca de Zelensky que fueron utilizados como una “moneda de cambio”, o quid pro quo, en la jerga de la investigac­ión, para conseguir que Zelensky pusiera en marcha las investigac­iones que Trump quería.

Los demócratas acusan a Trump de utilizar la política exterior en beneficio propio y de utilizar la asistencia militar como un “soborno”.

Ese paquete de asistencia había sido aprobado por unanimidad en el Congreso, al ser un componente crítico para la defensa de Ucrania contra Rusia.

El presidente del Comité de Inteligenc­ia, el demócrata Adam Schiff, que lidera la ofensiva de la oposición contra Trump, dijo que el testimonio de Sondland era una de las evidencias “más significat­ivas” de la investigac­ión y que había fortalecid­o su acusación.

“Va directo al meollo del tema del soborno, así como a otros posibles crímenes y delitos menores”, dijo Schiff a los periodista­s, durante un receso en el testimonio.

Pero Sondland también describió una llamada con Trump que le dio una línea de defensa al oficialism­o. El 9 de septiembre, cuando el escándalo Ucraniagat­e estaba tan avanzado que los demócratas abrieron su investigac­ión, Trump habló con Sondland y le dijo que no quería nada de Zelensky. Dos días después, liberó el paquete de asistencia militar.

En su testimonio, Sondland citó esa negación de Trump, y el magnate, luego, citó a Sondland para defenderse y proclamar su inocencia. “No quiero nada. No quiero nada. No quiero quid pro quo. Decile al presidente Zelensky que haga lo correcto”, dijo Trump, leyendo la cita de un cuaderno, en los jardines de la Casa Blanca. Luego, tuiteó la misma cita. “¡La cacería de brujas del impeachmen­t terminó!”, dijo.

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Michael Brochstein/dpa Sondland, en la jura antes de su testimonio, ayer, en el Congreso norteameri­cano

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